Naranjada al despertar

Japo?ol. O sea, un japo muy espa?ol. Porque a veces el cocinero Pedro Salas no resiste la tentaci¨®n de confeccionar men¨²s ex¨®ticos como ¨¦ste en el restaurante Aqua y sorprender a la clientela aposentada en el hotel Luz Castell¨®n, donde ejerce de titular m¨¢ximo de su cocina. El temperamento mediterr¨¢neo lo pone su ¨¢lter ego, Eva Roqueta, cuya trayectoria al frente de hoteles personales en el litoral valenciano a?ade esa calidez humana que le falta al edificio, pegado a la estaci¨®n de ferrocarril y muy cerca de El Corte Ingl¨¦s. Japo?ol de ra¨ªz, con e?e y dos lunares rojos del sol naciente. Treinta euros de vell¨®n y oshibori, aunque cabe acogerse al medio men¨² de siete platos y postre por solo 22 euros.

Tataki de pez mantequilla en adobo. Futomaki de calamares en cebeta...?Qui¨¦n le pone freno a este mestizaje de sabores y no dobla la curvatura de la recepci¨®n para sentarse a cenar! La propia directora oficia a veces de cicerone por el amplio y luminoso vest¨ªbulo. Otras veces son los empleados de recepci¨®n quienes salen al encuentro del viajero con su sexto sentido: enamorarlo y retenerlo a comer, a dormir, a compartir sof¨¢. El hotel se vuelve as¨ª de lo m¨¢s apetecible para viajantes de comercio y hombres de empresas. O futbolistas de primera divisi¨®n que vienen a jugar cada 15 d¨ªas contra el Villarreal: Messi, Cristiano Ronaldo y, pronto, James Rodr¨ªguez. Discreci¨®n no falta. Comodidades, tampoco. Las habitaciones ofrecen bastante amplitud y un sentido utilitario del espacio apreciables, sin excederse mucho en detalles personales, es verdad.

De tama?o XXL, las camas invitan a tumbarse, incluso a mecerse ricamente entre s¨¢banas. Las mesillas de noche soportan algo m¨¢s que el neceser. Las ba?eras, algo caducas, pronto se tendr¨¢n que reconvertir en duchas conforme a las tendencias universales. Quedar¨ªa para una posterior renovaci¨®n el aislamiento ac¨²stico de aquellos dormitorios que miran a la estaci¨®n del tren.Para los diez a?os que tienen ya sus instalaciones, el hotel se conserva mucho mejor de lo esperado. Ayuda el sobrio minimalismo escogido para su decoraci¨®n interior, as¨ª como el dise?o abierto de los espacios, capaz de modificarse ambientalmente seg¨²n las horas del d¨ªa. El mismo restaurante se convierte, a la ma?ana siguiente, en un sal¨®n ordenado de desayunos presidido por una exprimidora de naranjas que hace golosina la boca al despertar.

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