Cant¨¢brico, all¨¢ vamos
La salvaje Oleiros, la monta?osa San Juli¨¢n o la infinita Mer¨®n. Claves para descubrir 15 playas del norte que seducen a surferos, familias y amantes de la naturaleza
Nada como la can¨ªcula para exprimir las posibilidades arenosas que ofrece el Cant¨¢brico. Mil kil¨®metros de litoral con una de las hidrodin¨¢micas m¨¢s agitadas del mundo ¡ªde ¡°mar displicente y sa?udo¡± lo tild¨® P¨¦rez Gald¨®s¡ª. Sus olas invitan al jugueteo y a domarlas sobre tablas. Exuberantes y verdes brillan los prados que combinan, con diversa fisonom¨ªa acantilada, con el azul, a veces inm¨®vil, a menudo con el bru?ido de una l¨¢mina de acero. El tiempo se mide aqu¨ª en funci¨®n de las mareas. Revisitamos 15 playas cant¨¢bricas, bellas y poco conocidas, que viven un verano feliz tras las peores tempestades invernales que se recuerdan.
LUGO
01 Marejaditas estivales
Esteiro (Xove)
Playa bell¨ªsima, glauca y de notable biodiversidad a la que poco le falt¨® para macrourbanizarse. Gracias a un golpe de suerte, los chal¨¦s quedaron en nada, al tiempo que Esteiro fue catalogada en la Red Natura 2000 como zona de inter¨¦s paisaj¨ªstico. El azar, no obstante, fue esquivo el pasado mes de enero, cuando un temporal atac¨® el talud dunar de cuatro metros de altura.
Lo mejor es acceder por la carretera costera, r¨²stica, que orla el arenal de Area (Viveiro), y disfrutar de la terraza del restaurante Nito. En Esteiro, los servicios est¨¢n garantizados (posee una bandera azul), y un campo ha sido habilitado como aparcamiento gratuito. Su zona de ba?o muestra estas fechas un oleaje moderado, aprovechado por la Escuela Gallega de Surf para adiestrar a principiantes. Con las marejaditas estivales se imparten cursos de perfeccionamiento. La escuela dispone de casas en Xove a modo de surfcamp. Adem¨¢s, el cercano pueblo de Viveiro (a menos de 10 kil¨®metros; unos 15 minutos en coche) vive esta semana sus fiestas patronales.
02 Caribe gallego
Xilloi (O Vicedo)
A Xilloi se recomienda acceder por el vial se?alizado seg¨²n se viene de Viveiro. De esta manera, el arenal realza su belleza conforme descendemos a esta afortunada playa de la r¨ªa de O Vicedo. De sus aguas seguras y poco profundas nadie discute, de la mirada di¨¢fana sobre el cabo de Estaca de Bares, tampoco.
Tiene algo de caribe?a por su arena blanca, como de talco. La playa est¨¢ protegida del viento de noreste (presente los d¨ªas playeros) y dotada con pasarelas para que nadie pise las protegidas dunas. Xilloi acaba de integrarse en el sendero PR-G-156 Costa de O Vicedo, cuyo tramo hasta encarar la isla Coelleira (en torno a unos 25 minutos) encierra gran belleza.
Al filo del chiringuito Los ?rboles, un armador (que ahora ostenta el cargo de alcalde) construy¨® su casa a imagen y semejanza del puente de un buque. Para una paella se puede acudir al restaurante Los Cruces (982 59 02 73), y para pernoctar proponemos Casa Lamelas.
ASTURIAS
03 Lapas y surf
Verdicio (Goz¨®n)
La fachada oriental del cabo de Pe?as recibe los embates impetuosos del Atl¨¢ntico, salvo durante las calmas agoste?as. De ah¨ª que en esta trinidad de playas, de entre las mejor conservadas de Asturias, haya d¨ªas para el ba?o ¡ªcuidado con los escalones¡ª y jornadas para apuntarse a un curso de surf de fin de semana con Baluverxa. Tenrero es el sector arenoso m¨¢s cercano al cabo y en ¨¦l el viento y la mirada resbalan por dunas ling¨¹iformes y remontantes, amasadas con nardos mar¨ªtimos y lechuguillas dulces; mont¨ªculos que se vuelven incandescentes al atardecer. Tras un puntal se oculta la playa de Carniciega; y dando un rodeo con el coche, las naturistas Aguilera y Aguilerina.
Una raci¨®n de ll¨¢mpares (lapas) en Casa Oliva es un bocado exquisito, al igual que el pastel de puerros que sirven en Casa Belarmino.
04 Alumbrado por 100 velas
Toranda (Niembro, Llanes)
Torimbia, playa que act¨²a como ep¨ªtome y referencia de la Espa?a verde, ha opacado a su vecina Toranda. Subiendo al alto de Torimbia, y dando la espalda a esta, aparece todo un poema pict¨®rico en verde que cae morosamente hasta el mar. Estamos ante 300 metros de arena dorada. Los violentos temporales invernales la engrosaron a costa de cuatro metros de prados. El pe?asco de la derecha es anterior; se desprendi¨® en 2008.
Fij¨¢ndose en lo abierto de su traza, sorprende lo segura que es esta playa, gracias al efecto protector de los castros (islotes). Toranda es familiar y cuenta con un prau que sirve como zona de aparcamiento (1 euro). Su faz aparece en la pel¨ªcula El orfanato compartiendo plano con un faro de guardarrop¨ªa.
En el bar La Arena esperan paellas y, adem¨¢s, los viernes y algunos s¨¢bados conciertos que organizan bajo la luz de cien velas. Hoy rinden tributo a Sabina y el pr¨®ximo s¨¢bado 23 acude el cantante y actor Carlos Mesa.
05 El goce de la exploraci¨®n
Oleiros (Cudillero)
Esta gran concha virgen, surcada por el arroyo de La Tejera, convida a gozar de la naturaleza. Desde la playa se vislumbran, entre pinares, las puntas custodias y acantiladas de Malperro y Austera. Oleiros es de natural pedregosa salvo el sector de la izquierda, que s¨ª es arenoso. Tambi¨¦n el fondo conserva bancos de arena. Ante la contingencia de perder pie por un escal¨®n (no ir con ni?os), jam¨¢s habr¨¢ que alarmarse en aguas tan protegidas. A la derecha, los naturistas se acuestan apartados de miradas inquisitoriales.
Para llegar hasta Oleiros hay que tomar la salida de Lamu?o en la A-8. Despu¨¦s, seguir hacia Salamir y aparcar en el ¨¢rea recreativa Monte Valsera. Restan 700 metros a pie, as¨ª como un centenar de escalones labrados en el terreno (conviene equiparse con calzado resistente). A 5 kil¨®metros, en La Casa Vieja del Sastre, espera, por ejemplo, una merluza en salsa de pimientos.
06 Ba?o y ¡®sidravisita¡¯
La ?ora (Quintueles, Villaviciosa)
Las Mari?as cuentan con un gran sector acantilado que se ve fracturado por tres peque?os cursos de agua ¡ªEspa?a, Mer¨®n y La ?ora¡ª que forman a su vez arenales apetitosos.
El descenso a La ?ora combina pastizales con una l¨ªnea de costa sin casi alteraciones, que comienza al otro lado del arroyo que delimita Villaviciosa de Gij¨®n. La ?ora, de planta triangular, es punto de atracci¨®n de desertores de la gijonesa playa de San Lorenzo. Esta temporada se presenta gr¨¢vida de arena, y en ella siempre hay que desconfiar de las corrientes. Para fotografiarla, acudir al mirador del lago gijon¨¦s. Y para la mejor puesta de sol, al bar El Polainu.
Tomar la salida 371 de la autov¨ªa y aprovechar para hacer una sidravisita al Llagar Casta?¨®n. El 24 de agosto, festividad de San Bartolom¨¦, los vecinos de Quintueles salen ataviados de mari?anos y reparten pinchos durante el desfile de carrozas.
07 Dos australianos del 68
Los Campos (Tapia de Casariego)
?rase una vez dos australianos que disfrutaron, en 1968, de esta playa surfera, que tanto empatizaba con su estilo de vida. M¨¢s tarde, los hermanos Peter y Robert Gulley echaron a suertes si prosegu¨ªan o no el viaje. De esa moneda al aire deriv¨® la introducci¨®n del surf en el oeste astur y un monumento recuerda a Peter Gulley, ya fallecido. El bar Goanna esconde una oficiosa embajada de Australia. En la playa de los Campos desagua el r¨ªo Anguileiro y en ella se celebran pruebas del campeonato del mundo de surf (posee un ¨¢rea de autocaravanas). Tan vasta resulta en bajamar que uno se agota antes de mojarse. Con marea llena se trocea en los Campos, El Murall¨®n (ojo al chiringuito chill out Las Gaviotas), As Furadas y Ribeir¨ªa. Desde esta bandera azul, las puestas de sol se viven como un abrazo.
08 Mareas mutantes
Vega (Ribadesella)
Seg¨²n tomamos el desv¨ªo en la N-632, la naturaleza ha esculpido pin¨¢culos de fant¨¢sticas formas en el desfiladero de las hoces de Entrepe?as, declarado, junto con la playa de Vega, monumento natural. Una vez en el aparcamiento (2,50 euros) nos topamos con el m¨¢s dilatado arenal de los contornos. Su eslora de 1,4 kil¨®metros, sus limpias aguas, su blancuzco sistema de dunas, su calidad natural, en definitiva, despiertan encendidas adhesiones.
En la zona acotada para el ba?o, equipada con pasarelas, es vital obedecer las indicaciones del socorrista: estamos en un arenal desguarnecido ante el Cant¨¢brico y la orograf¨ªa muta con las mareas. Durante los d¨ªas de mar agitada, los surfistas hacen de sus olas un destino preferente. Quienes se quedan a la puesta de sol ver¨¢n c¨®mo Lastres se viste de p¨²rpura. Queda un reducto naturista en la zona occidental.
CANTABRIA
09 El banco que enamora
Los Tranquilos (Ribamont¨¢n al Mar)
En marea baja, la l¨ªnea arenosa de El Puntal, Somo y Loredo toca a su fin en este par de recoletos arenales con enfilaciones rocosas a modo de rayas delimitadoras. Su toponimia no es balad¨ª. Adem¨¢s, parece que el Ayuntamiento lo tuviera todo dispuesto para ofrecer desde el banco colocado junto a la rotonda una excelente fotograf¨ªa de la isla de Santa Marina, c¨¦lebre entre el p¨²blico surfista por la altura del oleaje y responsable de tranquilizar las corrientes. Cuando el disco solar se hunde y los ¨²ltimos rayos juegan con la bah¨ªa santanderina, es f¨¢cil entender su atractivo. Hay escalinata de acceso. En el campin Derby de Loredo se celebran tanto las lunas nuevas como las llenas. Es buena idea caminar por el acantilado hasta la playa de Langre, otro de los iconos playeros espa?oles.
10 A ojo de buitre
San Juli¨¢n (Liendo)
Salida 162 de la A-8; pasada la gasolinera de Liendo, tomar el segundo desv¨ªo a mano derecha. As¨ª llegamos al aparcamiento situado en la cima de un acantilado que solo puede ser calificado como fascinante. A naciente limita la vista el Solpico, cima del macizo de Candina y h¨¢bitat de una de las raras colonias costeras de buitre leonado que a¨²n perviven en Europa. La belleza es directamente proporcional a la pendiente de acceso a la playa, por la que se recomienda transitar sin pesos y con calzado r¨ªgido. Una vez en la arena de grano grueso, la sensaci¨®n de inmersi¨®n natural es completa; eso s¨ª, la pleamar reduce notablemente la superficie. San Juli¨¢n suple con su belleza k¨¢rstica la falta de infraestructuras (conviene llevarse una bolsa de basura). A media tarde, las sombras cambian la faz playera. Est¨¢ prohibido bajar con perros. Para picotear algo, se ofrecen hamburguesas y bocadillos en el restaurante Ambig¨².
11 Arenas certificadas
Mer¨®n (San Vicente de la Barquera)
Entre la r¨ªa de San Vicente y el cabo de Oyambre asienta sus hechuras una playa kilom¨¦trica dividida en diferentes sectores y diferente nomenclatura. El m¨¢s extenso ¡ªde 2,5 kil¨®metros¡ª es Mer¨®n, todo un regalo del parque natural de Oyambre, donde uno puede ba?arse sin perder de vista los Picos de Europa. Lleva la Q de Calidad Tur¨ªstica y el certificado de la ISO 14001, y cuenta con espaciosos aparcamientos (3 euros).
El ba?o entra?a riesgos, pero ah¨ª est¨¢ uno de los servicios de salvamento y socorrismo m¨¢s eficientes de Cantabria. Todo invita a reflexivos paseos, no en vano su arena es m¨¢s agradable de pisar que la de Oyambre. A m¨¢s de uno le pasar¨¢ inadvertido en la orilla un antojo geomorfol¨®gico que representa la figura de¡ ?un zapato? Que sea id¨®neo para la iniciaci¨®n en el surf obedece tanto a su amplitud como a las variadas orientaciones de su oleaje. Buena Onda es de confianza.
12 Bajando 158 escalones
Matale?as (Santander)
Un sendero litoral parte del hotel Chiqui de El Sardinero circundando la caleta de Molinucos y el campo de golf. Es la forma m¨¢s seductora de descubrir la playa de Matale?as ¡ªlajas grises y aguas verdosas¡ª, que tanto nos recuerda con sus 158 escalones lo accidentado de la costa c¨¢ntabra. A su amparo se enhebran tamarindos, lo mismo que helechos. Matale?as es un escondrijo escasamente masificado, donde por vez primera se exhibieron atrevidos biquinis. Para una raci¨®n de rabas, una opci¨®n es la terraza del restaurante Golf Matale?as. Antes del ba?o se pueden ver los remodelados jardines de Pereda y, despu¨¦s, un buen plan consiste en acercarse al faro de cabo Mayor, donde surgen fulgurantes los cuadros del pintor del mar y de los faros, el santanderino Eduardo Sanz, fallecido en 2013.
PA?S VASCO
13 Balnearia y con cobertura
Gorliz (Bizkaia)
Gorliz y Plentzia atesoran una concha que, al atardecer, constituye una serena rendici¨®n a la luz. En el sector gorliztarra ¡ªla primera playa vasca que ostent¨® la Q de Calidad Tur¨ªstica¡ª prima la rehabilitaci¨®n dunar, que busca recuperar su aspecto m¨¢s natural, pretur¨ªstico. Ajeno a la remodelaci¨®n, el asador Hondartzape (946 77 00 40; lunes cerrado) es conocido por la alta calidad (y precios) de sus pescados.
El pasado sirve de marco, en el Sanatorio Marino Helioterap¨¦utico (1919), para rememorar el tratamiento contra la tuberculosis ¨®sea infantil mediante ba?os de sol y yodo. Hoy aloja un hospital. El p¨²blico playero, en perfecto estado de salud, no busca necesariamente reposo: cuenta con wifi gratuito (la clave, en la oficina de turismo), por no hablar del albergue de Troka Abentura, de donde parten pirag¨¹istas y buceadores. Bien har¨¢ el senderista en ir a las dunas petrificadas de Astondo, punto de partida de la ruta a los restos del fort¨ªn de Azkorriaga (siglo XVIII) y al faro.
14 Inspiraci¨®n urbana
Karraspio (Mendexa, Bizkaia)
Hubo un tiempo en que algunos turistas ten¨ªan que irse de Lekeitio al no poder aparcar. Hoy, los tres aparcamientos exteriores acabaron con tal suplicio. Adem¨¢s existe un servicio de autocares que traslada cada hora (los d¨ªas soleados) a los ba?istas con sombrillas y carritos a la playa urbana de Karraspio. Entre la isla de San Nicol¨¢s, algo deforestada, y unos declives de verdes contrastados, tan en pendiente que las vacas parecen atornilladas al pastizal, salta a la vista el tramo de paseo mar¨ªtimo rehabilitado tras los destrozos invernales.
En Karraspio abre la Escuela de Surf Dzingua, y los platos combinados del bar Pach¨®n satisfacen las necesidades gastron¨®micas. Y no puede ser m¨¢s playero el hotel Metrokua. Detr¨¢s se esconde Villa Itsaso.
FRANCIA
15 La playa de Hendaya
Hendaya (Francia)
El barco que sale del puerto deportivo de Hondarribia (Fuenterrab¨ªa) y que salva la bah¨ªa de Txingudi nos traslada en cinco minutos al Pa¨ªs Vasco franc¨¦s y a la playa de Hendaya. En coche se tardar¨ªa media hora. En la traves¨ªa mar¨ªtima (1,80 euros) se produce un fen¨®meno de ¨®smosis playero-gastron¨®mico. Mientras los franceses acuden al barrio antiguo a devorar pintxos, los guipuzcoanos corren a disfrutar de la playa de Hendaya, abierta al mar. En ella caben ba?istas, gentes a caballo, surfistas y, si caminas hasta las Dos Gemelas, nadadores sin cortapisa textil.
De se?orial hay que calificar la zona de chal¨¦s, 80 adosados que pespuntean la playa cerca del centro de talasoterapia. Los acompa?a el casino Croisi¨¨re de 1884, hoy residencial. Abolengo rodeado de ruido: en ocasiones, los aviones del aeropuerto de San Sebasti¨¢n se hacen audibles machaconamente. Con un poco de suerte, el d¨ªa de nuestra visita quiz¨¢s no toque.
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