El hotel del mesonero

Hablar de C¨¢ndido en Segovia es hablar de judiones, lechones y lechazos. Su peculiar despiece del cochinillo con el borde de un plato, as¨ª como su histrionismo oficialista, le vali¨® el t¨ªtulo de Mesonero Mayor de Castilla, que exhibi¨® hasta su muerte, en 1992. Como escribi¨® Feliciano Fidalgo en este peri¨®dico, ¡°por C¨¢ndido pas¨® toda la sociolog¨ªa de la era franquista, con Orson Welles y Hemingway a la cabeza¡±. Su busto preside hoy los soportales de la plaza del Azoguejo, junto al mes¨®n que rivaliza en popularidad tur¨ªstica con el Acueducto. Porque, no nos enga?emos, casi nadie se acuerda del emperador romano que lo construy¨®, pero todos conocen de sobra a C¨¢ndido. La cocina espa?ola ha tenido sus nombres propios mucho antes del descubrimiento de la gastronom¨ªa molecular.

Su hijo, Alberto C¨¢ndido L¨®pez, ha extendido el negocio m¨¢s all¨¢ de los fogones. M¨¢s all¨¢ incluso del centro orbital de la ciudad, en direcci¨®n a La Granja. En 2006 abri¨® un hotel de 107 habitaciones con el fin de aposentar a los estragados del restaurante e incluso a los que suspiran por celebrar sus nupcias en casa del famoso mesonero. Y, ahora, el nieto, C¨¢ndido L¨®pez, sue?a tambi¨¦n con la expansi¨®n internacional de la firma en vista del predicamento de que goza la casa madre entre los turistas extranjeros.

El complejo hotelero es un remedo ca?¨ª entre el castillo natal del fundador ¡ªCoca¡ª y un aristocr¨¢tico palacio segoviano. Cuelgan del techo deslumbrantes ara?as, junto a escayolas y doseles en las camas. El mobiliario luce tapicer¨ªas con perifollos de ¨¦poca. Diversos motivos bot¨¢nicos engalanan la moqueta de las habitaciones, como las borlas que fruncen los largos y plisados cortinajes. Amantes del minimalismo en boga, abstenerse.Los puntales de la estancia, propuesta decorativa aparte, se encuentran en un servicio absolutamente profesionalizado. Humano y comprensivo, especialmente con la clientela menuda. Resolutivo al menor inconveniente. No en vano, muchos de los empleados hicieron escuela con los subalternos de C¨¢ndido en sus d¨ªas de gloria: Tom¨¢s Urrialde, Mariano de Pedro, Eduardo Garc¨ªa.La leyenda contin¨²a.

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