Mora silvestre

Tuvo la bodega de Emilio Moro inicios fulgurantes, cuando sus vinos asombraban por el limpio impacto frutal que confundi¨® a m¨¢s de una nariz experta. Llovieron los premios, pero luego vino cierto estancamiento. Cuando comenz¨® una carrera hacia la potencia, ellos no se movieron de donde estaban, fieles a la filosof¨ªa de la bodega, buscando siempre la elegancia frente a las concentraciones de moda. Pero supieron evolucionar, y a lo grande. Nueva bodega y cambio de direcci¨®n encarnado en los hijos Javier y Jos¨¦.

Lo dem¨¢s es lo de siempre: un excelente vi?edo situado en las zonas de mayor calidad de Ribera del Duero. Y de tales uvas, tales vinos. Con soberbios ejemplos como los tintos de pago Malleolus de Valderramiro y Sanchomart¨ªn. Su calidad eclips¨® el vino fundacional, pilar de la bodega, que lleva el nombre del fundador, el genial Emilio Moro.

Y ahora parece que han querido recuperar el prestigio del emblema de la casa con un precio m¨¢s asequible y una elaboraci¨®n m¨¢s cuidada y exigente, que se manifiesta en su nariz plet¨®rica a mora silvestre muy madura, bien engarzada en la madera; en la patina de especias, caf¨¦ y tostados; en la viveza de su frescor bals¨¢mico que alienta el intenso gusto afrutado. Vino potente pero elegante, con buena estructura y expresi¨®n t¨¢nica, dulce y jugosa. Un dise?o muy actual para un paladar con mucho futuro.