Las playas de Paco Rabal
Aguilas, de unos 35.000 habitantes, posee una de las bah¨ªas urbanas m¨¢s hermosas de la costa mediterr¨¢nea espa?ola. Perfecta para unos d¨ªas de descanso invernal
Aguilas, de unos 35.000 habitantes, posee una de las bah¨ªas urbanas m¨¢s hermosas de la costa mediterr¨¢nea espa?ola. Situada en el extremo este de la Regi¨®n de Murcia, a unos cien kil¨®metros de la capital, est¨¢ pr¨®xima a la provincia de Almer¨ªa. Resulta apetecible para unas vacaciones estivales, pero tambi¨¦n para disfrutar de unos d¨ªas de descanso durante el invierno. Eso sin olvidar sus carnavales, casi tan extravagantes como la procesi¨®n b¨ªblica que se celebra en Lorca en Semana Santa: lejos de la truculencia de los salzillos,el dolor o lo siniestro, esta fiesta derrocha un sentido del espect¨¢culo que habr¨ªa hecho las delicias de Sam Bronston.
9.00?En horario de ma?ana
El disfrute de las playas aguile?as parece ineludible. La temperatura media es de unos 22 grados, y las aguas destacan por su transparencia y calidez. Adem¨¢s de las playas urbanas de Levante (1)?y Poniente (2), multitud de calas recortan la costa en torno a ?guilas: La Carolina o Calarreona, hacia Almer¨ªa; hacia la mole verde y marr¨®n del cabo Cope, la playa Amarilla, que se separa de la costa cuando sube la marea y s¨®lo es accesible en una barquita que sale del puerto de ?guilas; la playa del Arroz, Calabardina y, m¨¢s all¨¢ del cabo, pasando la torre vig¨ªa de Cope (del siglo XVI), la playa del Sombrerico o el Pocico del Animal¡ En el perfil de la costa, por los caprichos geol¨®gicos de la erosi¨®n, se esculpen escolleras y rocas que parecen animales mitol¨®gicos, des¨¦rticos icebergs, velas petrificadas de barcos fantasma, pecios que, como las llaves del matarile, reposan en el fondo del mar. Calas rocosas o de arena fina reciben un mar azul cobalto, limpio, tal como demuestran sus praderas de posidonias y su riqu¨ªsima vida submarina. ?guilas es una de las zonas preferidas por los buceadores y existen centros que imparten cursos. El Club N¨¢utico (3)?y el Puerto Deportivo Juan Montiel (4)?ofrecen al viajero la posibilidad de avistar cet¨¢ceos o de hacer windsurf o pirag¨¹ismo.
Si usted no es de playa, puede visitar la lonja y asistir a la subasta de pescado, subir al castillo de San Juan de las ?guilas?(5), desde donde se tiene una vista magn¨ªfica de la ciudad ¡ªincluyendo sus dos pintorescos molinos con las aspas cubiertas de lona¡ª, o visitar alguno de los museos: el del Carnaval?(6), el Arqueol¨®gico?(7), el del Ferrocarril?(8), situado en la elegante estaci¨®n, o el Centro de Interpretaci¨®n del Mar, con su barco de pesca y su acuario. La finalidad del centro es subrayar la importancia del mar para la econom¨ªa, la cultura y la forma de vida de ?guilas. Si es s¨¢bado, conviene ir al mercadillo: zapatos, vestidos, menaje, frutas, verduras, de t¨®.
12.00?A mediod¨ªa
En las inmediaciones del puerto pesquero, que nos recuerda el esplendor comercial de una zona rica en minerales y esparto, y tambi¨¦n en su paseo mar¨ªtimo, el viajero puede disfrutar de terrazas donde sirven excelentes aperitivos: pulpo seco, letones, musina y las ineludibles hueva y mojama acompa?adas de almendritas fritas. El Bar Felipe?(9) es una opci¨®n agradable por su vista privilegiada del puerto, la bah¨ªa aguile?a y la Punta del Aguilica, al otro extremo de la ciudad, una roca en forma de pico de ?guila a la que se accede por un paseo desde el que se contemplan unas bell¨ªsimas puestas de sol. Antes de que llegue ese momento hay que comer; la restauraci¨®n en ?guilas y sus alrededores es variada, de calidad y a unos precios muy asequibles: el arroz abanda, la gamba roja o el calamar de la Casa del Mar?(10); el arroz a la piedra ¡ªen cada raci¨®n, el comensal encontrar¨¢ su correspondiente pedrusco¡ª y los mariscos de Las Brisas; los pescados fresqu¨ªsimos ¡ªgallopedro, lecha, rape, at¨²n de ij¨¢¡ª y la ensaladilla que Juanfran sirve en Bartolo; paellas, chirretes y quisquillas fritas, el chanquete al ajillo del Calabardina¡?La siesta es obligada.
17.00?Por la tarde
La plaza de Espa?a?(11)?cuenta con el ex¨®tico remanso de un jard¨ªn central. De ella parten las bulliciosas y a menudo embotelladas arterias de ?guilas. Buganvillas, palmeras e inmensos ficus centenarios, procedentes de Brasil, confieren al lugar un aspecto de burbuja secreta y sombreada. All¨ª encontramos una fuente, La Pava de la Balsa, porque por el pico del ave ¡ª?pava?, ?cisne?, ?qu¨¦ especie ornitol¨®gica?¡ª mana el chorro. La fachada neomud¨¦jar del ayuntamiento no desentona con el exotismo y la exuberancia de la vegetaci¨®n. En las terrazas se degustan helados, granizados o una de esas cervecitas que, en un sitio como ?guilas, siempre apetecen y sientan bien. Igual que los precios descendentes de modas Mena, que inicia la semana con todo a 10 euros y va bajando d¨ªa a d¨ªa: se encuentran prendas bonitas y otras no, de ¨¦sas que aportan psicodelia cal¨¦ a nuestro fondo de armario. La plaza de Espa?a se abre, en direcci¨®n al mar, a la de Robles Vives y a la de Alfonso Esc¨¢mez, creando un espacio urbano despejado donde se ubica el casino?(12) y la Casa de la Cultura Francisco Rabal?(13), dedicada al extraordinario actor de Nazar¨ªn, Viridiana y Los santos inocentes, que naci¨® aqu¨ª en 1926.
Tambi¨¦n en horario vespertino, el viajero puede darse un ba?o en la playa del Hornillo?(14), uno de los lugares que mejor testimonian la condici¨®n ecl¨¦ctica de ?guilas. Y su historia: desde all¨ª se divisa la isla del Fraile, un islote habitado desde ¨¦poca romana donde quedan restos romanos, ¨¢nforas del siglo IV y cer¨¢mica sigillata gris. All¨ª se fabricaba el garum, la famosa salsa de la Antig¨¹edad. Si alg¨²n lugar del mundo pudiera ser la isla misteriosa de Verne, ¨¦se ser¨ªa la isla del Fraile. Aunque en miniatura. Tambi¨¦n desde Hornillo arranca la impresionante estructura de un antiguo cargadero de mineral, construido por la Compa?¨ªa Brit¨¢nica de Ferrocarriles del Sureste a fines del siglo XIX, declarado bien de inter¨¦s cultural. En este rinc¨®n, la s¨ªntesis de distintas ¨¦pocas culmina en el Rinc¨®n de Casuco?(15), luminosa y curvil¨ªnea escalera de mosaicos que recuerda al parque G¨¹ell y fue elaborada artesanalmente por Juan Mart¨ªnez, Casuco. Cuando uno baja o sube por estas escaleras ha de pensar dos veces d¨®nde est¨¢.
21.00?Noche aguile?a
El Pimiento?(16) es una taberna tradicional donde se degustan delicias aguile?as menos ¡°marineras¡±: morcillas, choricicos, persistentes patatas con ajo. Con la tripa llena, la posibilidad de plan nocturno es variada: podemos ir a ver una pel¨ªcula en los multicines del Hornillo, o asistir a uno de los espect¨¢culos musicales o teatrales que se celebran en el Auditorio Infanta Elena?(17), edificio de formas limpias cuyas fachadas blanqu¨ªsimas de formas c¨®ncavas tal vez representen la reconstrucci¨®n minimalista de la ola. El auditorio, obra del estudio de Fabrizio Barozzi y Alberto Veiga, ha supuesto una mejora urban¨ªstica del extremo oeste de la bah¨ªa de Levante. Si lo que nos apetece es salir de copas, resultan estimulantes el chill out sobre la playa del Samoa?(18) o los coloristas jardines del Tuareg?(19). Aunque un escritor de ?guilas me ha soplado que los nativos suelen acabar la noche en el bar del casino.
??Marta Sanz es autora de la novela La lecci¨®n de anatom¨ªa, reeditada en 2014 en una nueva versi¨®n por Anagrama.
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