La estaci¨®n de los gigantes
Los jardines de Aranjuez, una escapada en tren de cercan¨ªas para disfrutar de la inspiraci¨®n oto?al en Madrid
A Felipe II le llevaban los demonios porque, cada vez que se ausentaba de Aranjuez, sus jardineros plantaban melones y ortalezas y ¨¦l quer¨ªa parques como los que hab¨ªa visto en Flandes, llenos de ¨¢rboles bellos e in¨²tiles. Al final gan¨® Aranjuez, que se qued¨® con lo mejor de ambos mundos. Por un lado, la huerta popular, que en primavera se pone a tope de esp¨¢rragos y fresones. Y por otro, los jardines regios, poblados por gigantes de hoja caduca, muchos de ellos de m¨¢s de 200 a?os, que en oto?o resplandecen de majestuosidad y colorido. Parad¨®jicamente, los reyes siempre ven¨ªan en primavera. Quiz¨¢ el oto?o, tan simb¨®lico, les recordaba que nada dura eternamente.
Para que los monarcas fuesen a gusto al real sitio se hizo, en parte, el tren Madrid-Aranjuez, uno de los primeros de Espa?a (1851). Ten¨ªa cuatro clases, llegaba hasta la puerta del palacio y sus ¨²ltimas v¨ªas, seg¨²n una leyenda dif¨ªcil de creer, eran de plata. Hoy el Cercan¨ªas nos deja a 800 metros del palacio, que tampoco es mucho, y ese paseo de 10 minutos se hace siguiendo (ya que v¨ªas no hay, y menos de plata) el oro oto?al de los pl¨¢tanos del camino de la estaci¨®n. Adem¨¢s de pl¨¢tanos, hay un olmo enorme, de seis metros de talle, que ha sobrevivido a la grafiosis, la peste negra de su especie.
Rodeando el palacio se accede al jard¨ªn del Parterre, de estilo franc¨¦s, que se comunica a trav¨¦s de dos puentes con el de la Isla, de inspiraci¨®n italoflamenca. Ambos albergan ¨¢rboles monumentales (magnolios, madro?os, palmeras de Chile¡), pero son parquecitos al lado del jard¨ªn del Pr¨ªncipe, que es el siguiente que se ve paseando Tajo arriba y uno de los mayores de Europa, con siete kil¨®metros de per¨ªmetro. Fue Carlos IV, siendo a¨²n pr¨ªncipe, quien orden¨® formar en 1772 este magno jard¨ªn, y Pablo Boutelou quien plant¨® sus ¨¢rboles hoy dos veces centenarios: inmensos pl¨¢tanos, tilos, casta?os de Indias, liquid¨¢mbares, ahuehuetes, pacanas, caquis de Virginia¡
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Desde Madrid hay m¨¢s de 50 Cercan¨ªas al d¨ªa con destino a Aranjuez. El viaje desde Atocha dura 44 minutos, 38 si es en un tren Civis. Existe una oferta de Renfe (www.renfe.com) que, adem¨¢s del tren, comprende la visita a los principales monumentos de Aranjuez (12 euros), y otra que incluye un recorrido guiado en bicicleta por el real sitio (15 euros).
? Turismo de Aranjuez (918 91 04 27; www.turismoenaranjuez.com).
Hay que ser muy mal fot¨®grafo, un aut¨¦ntico manta, para no sacar bonito en oto?o el Pabell¨®n Chinesco. A la orilla del estanque hay un ahuehuete de 46 metros de altura y 235 a?os. Pueden parecer muchos, pero son dos telediarios comparados con los 2.000 a?os que ha vivido un famoso cong¨¦nere suyo en Santa Mar¨ªa de Tule (Oaxaca, M¨¦xico). Tambi¨¦n se ve en esta zona del jard¨ªn alg¨²n viejo cipr¨¦s y un esbelto caqui de Virginia. Otro lugar del jard¨ªn que no hay que perderse es la calle de Francisco de As¨ªs, donde existe una alineaci¨®n de soberbios liquid¨¢mbares cuyo follaje vira en esta ¨¦poca al amarillo y al rojo vivo. Y otro, el bosquete rom¨¢ntico y sombr¨ªo que hay junto a la puerta de la Plaza Redonda (a mano izquierda, seg¨²n se va a salir por ella). All¨ª se esconden el Pl¨¢tano Mellizo (dos troncos unidos a una base de 11 metros de circunferencia, que semeja la pata de un diplodoco), el de la Trinidad (de 56 metros de altura) y el Padre, que ha visto pasar ocho reyes de Espa?a por Aranjuez: ?245 a?os!
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