Las ventanas de Barbarella
Paseo nost¨¢lgico y fascinante por algunos edificios experimentales de Barcelona
Hubo un tiempo, entre los a?os cincuenta y setenta, en el que una confluencia de fen¨®menos art¨ªsticos y sociopol¨ªticos convirti¨® las ciudades europeas en campo de experimentaci¨®n del llamado brutalismo arquitect¨®nico, el estilo que dio protagonismo al hormig¨®n como veh¨ªculo expresivo de la modernidad, la prosperidad y el igualitarismo de la posguerra. Derivado de las propuestas de Le Corbusier y del funcionalismo, el brutalismo se prodig¨® con obras elocuentes, envolventes y, en general, muy discutidas. En Barcelona, esta conjunci¨®n planetaria cont¨® con un elemento distorsionador: el inefable alcalde Porcioles. Como regidor de Barcelona entre 1958 y 1973, dio carta blanca al desarrollismo y a ¨¦l se le atribuyen muchas de las pifias urbanas de Barcelona en la ¨¦poca de Franco.
Paralelamente al brutalismo, los ecos futuristas de los movimientos Archigram y metabolista y la renovaci¨®n formal de las escuelas locales nos han legado una buena colecci¨®n de edificios que, vistos ahora, resultan tan experimentales, tan tremendos o tan vintage que, simplemente, fascinan. Como suele pasar en estos casos, no est¨¢n todos los que son, pero s¨ª son todos los que est¨¢n.
PRECURSORES
Edificio de viviendas
Oriol Bohigas, Josep Martorell y David MacKay (1959-1966). Avinguda Meridiana, 312.
Celebrado como un ejercicio rupturista con respecto a la tradici¨®n franquista de vivienda social, el bloque de viviendas de Bohigas es una enorme pared fractal que se alza audazmente en la dura Avinguda Meridiana. Dise?ado con criterios modernos en lo que respecta a la insolaci¨®n ¡ªtodas las ventanas miran al sur¡ª, concentrarse en el mar de azulejos y vidrio de su fachada facetada es un estimulante ejercicio visual.
Palacio Municipal de Deportes
Josep Soteras Mauri, Lorenzo Garc¨ªa-Barb¨®n, Frederic Floch (1953-1955). Gu¨¤rdia Urbana, s/n.
Este pabell¨®n de los deportes se construy¨® para celebrar los II Juegos del Mediterr¨¢neo de 1955. De marcada est¨¦tica franquista, es una oda a las posibilidades pl¨¢sticas del cemento. A destacar la utilizaci¨®n de ocho inmensos arcos de hormig¨®n armado que articulan el cubrimiento del edificio y la contradicci¨®n de sus formas, que juegan alternativamente con la curva y el ¨¢ngulo recto.
YEY?
Edificio de apartamentos Valencia
Mario Catal¨¢n (1974). Val¨¨ncia, 384.
Si la astronauta m¨¢s sexy del universo ¡ªBarbarella, Jane Fonda en la pel¨ªcula de 1968 basada en el c¨®mic del franc¨¦s Jean-Claude Forest¡ª viviera en Barcelona, lo har¨ªa sin ning¨²n tipo de dudas en este bloque de apartamentos. El regusto espacial, sus ventanas, que funcionan como cilindros incrustados en un plano rectangular, y la oscuridad deliberada de la fachada de hormig¨®n no dejan, para bien o para mal, indiferente a nadie. Su heterodoxia recuerda lejanamente a una obra cumbre del movimiento metabolista japon¨¦s, la tokiota Torre C¨¢psula Nakagin, de Kisho Kurokawa (1970-1972).
Torre Autopistas Acesa
Claudio Carmona (1963-1967). Pla?a Gal¡¤la Plac¨ªdia, 1-3.
Es uno de los iconos pop de la ciudad. Denostado con demasiada severidad, se encuentra en la confluencia de dos calles de importancia econ¨®mica en Barcelona: la Via Augusta y Travessera de Gr¨¤cia. Su celos¨ªa met¨¢lica tiene un maravilloso regusto sixty que le otorga una modernidad muy propia de la ¨¦poca. La ciudad llegaba tarde al international style y a parecerse a Manhattan, pero algo qued¨®.
Manzana Seida
Francesc Mitjans (1955-1967). Avinguda de Sarri¨¤, 130-152.
Notable ejercicio de geometr¨ªa maquinista, la manzana Seida viene adosada a una gasolinera de est¨¦tica norteamericana. Su fachada sur es una pantalla de piezas de tetris, con pilones muy estilizados y unos balcones de r¨ªtmica horizontal apabullante. El paralelep¨ªpedo impone su presencia en la avenida de Sarri¨¤, marcando la entrada a ese mundo silencioso de bloques ajardinados que es la zona alta de la ciudad. Con otro acabado, pero con un esp¨ªritu similar, puede verse el edificio de viviendas de Francisco-Juan Barba (1959-1964) en la ronda del General Mitre, 1-13, 19-25.
Edificio de oficinas Mar¨ªa Claret
Mario Catal¨¢n (1975). Sant Antoni Maria Claret, 112.
Llu¨ªs Permanyer, autor de La Barcelona lletja (la Barcelona fea), le dedic¨® la portada de su fascinante libro a este edificio, pero no resulta dif¨ªcil disentir. Su aspecto mutante, que recuerda una caja tor¨¢cica, las l¨ªneas sinuosas y org¨¢nicas, el tratamiento satinado del hormig¨®n y los azulejos de piscina azul cobalto son una sonora bofetada al resto de edificaciones anodinas de la ¨¦poca.
MEZCLA
Facultat de Ci¨¨ncies Econ¨°miques
Pedro L¨®pez, Xavier Subias, Guillermo Gir¨¢ldez (1964-1967). Diagonal, 690.
Uno de los ejemplos del brutalismo m¨¢s acad¨¦mico en la ciudad es este complejo universitario. Compuesto por diferentes m¨®dulos geom¨¦tricos, tiene todos los elementos t¨ªpicos del estilo: un aspecto macizo y gris¨¢ceo, j¨¢cenas dobles a la vista, grandes paneles y celos¨ªas de hormig¨®n, y revestimientos de ladrillos y azulejos marrones... ?esos marrones de los sesenta! Y cerca de aqu¨ª, en Travessera de les Corts, 174-200, aguarda un verdadero Titanic del cemento, un bloque de viviendas con torres de ascensores segregadas del que Ern? Goldfinger, autor de la Trellick Tower de Londres, no podr¨ªa estar m¨¢s orgulloso.
Torre Col¨®n
Josep Anglada, Daniel Gelabert, Josep Ribas (1965-1971).
Sin contemplaciones se plant¨® este rascacielos en las cercan¨ªas de la Rambla y la estatua de Col¨®n en 1971. Con cerca de treinta plantas, es un s¨ªmbolo disonante, pero imprescindible, de la ciudad. Su forma piramidal y su cuerpo hexagonal superior, que funciona como una tapa de cemento expresionista, rompen con todo el espacio circundante (de hecho, toda la zona est¨¢ llena de cacofon¨ªas constructivas). Es interesante situarse justo debajo de su fachada para comprobar que est¨¢ ligeramente combada, al igual que los pilares.
Edificio Telef¨®nica
Francesc Mitjans (1975). Avinguda de Roma, 73-91.
Su volumetr¨ªa (conviene rodearlo para percatarse de ello), de agresividad escalonada, adem¨¢s de un desuso que dura ya a?os, lo convierten en uno de los edificios m¨¢s detestados por los barceloneses. Por si fuera poco, los jardines que lo rodean y los ficus que crecen en sus plantas superiores hacen pensar en una Barcelona posapocal¨ªptica.
Edificio Atalaya
Federico Correa, Alfonso Mil¨¢ y Jos¨¦ Luis Sanz (1966-1970). Avinguda de Sarri¨¤, 71.
Esta torre podr¨ªa estar en alguna ciudad de urbanismo playero, pero se alza en el burgu¨¦s cruce de las avenidas Sarri¨¤ y Diagonal. Su volumetr¨ªa variable, que cambia notablemente seg¨²n la perspectiva elegida; la construcci¨®n en placas de cemento blanco; los prominentes balcones y una afortunada disposici¨®n con respecto a la iluminaci¨®n solar le confieren dignidad y, por qu¨¦ no decirlo, una inusitada elegancia. Incluso fue premio FAD ( Foment de les Arts i del Diseny) de arquitectura en 1971.
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