El Marruecos bereber en ocho claves
Ruta por la historia de esta cultura milenaria entre aldeas de barro colgadas en las laderas del Atlas y 'ksars' que han servido de escenario en rodajes cinematogr¨¢ficos
Los romanos los llamaron b¨¢rbaros, pero a los orgullosos pueblos bereberes les gusta ser conocidos como imazighen, que significa hombres libres. Son una etnia milenaria, reliquia del mundo preisl¨¢mico, que vive en diversos lugares del norte de ?frica y que ha logrado transmitir su lengua y sus tradiciones de generaci¨®n en generaci¨®n a pesar de su complicado devenir hist¨®rico.
El Alto Atlas es uno de las regiones donde mejor se conserva esta cultura, en las bellas aldeas colgadas de sus laderas, como Tasselt, Tichki o A?t Ali, a un par de horas de Marraquech, donde practican la agricultura y el pastoreo. Un viaje cultural y en el tiempo sin necesidad de irse demasiado lejos.
01 Amores bereberes en Demnate
A tan solo hora y media de la sofisticada y tur¨ªstica Marraquech, cambiamos de ambiente: el mundo bereber nos envuelve en los sencillos pueblos que se esconden en las monta?as del valle de A?t Bou Goumez, muy cerca de los arco¨ªris que crean las Cascadas de Ouzoud. Demnate es toda una inmersi¨®n en la cultura y la gastronom¨ªa locales, con el mejor aceite de oliva de Marruecos y unos Romeo y Julieta bereberes.
Lo mejor de la ciudad es la kasba Glaoui, en su ¨¦poca impresionante, y las murallas de adobe que han acabado por desmoronarse, aunque el fascinante patrimonio interreligioso ha sobrevivido. En el coraz¨®n de la localidad se halla el mellah jud¨ªo, con una entrada a unos 150 metros a la derecha pasada la puerta principal de Demnate. El aceite y tambi¨¦n sus famosas almendras se pueden probar en el restaurante Al Jazira, en el Kasbah Illy o en el Kasbah Tindaf.
Incluso tenemos aqu¨ª una historia de amor bereber: en Imi-n-Ifri (boca de la gruta en bereber), a unos 6 kil¨®metros de Demnate, hay un puente natural de travertino formado hace millones de a?os sobre una garganta que parece el bostezo de un monstruo. Se dice que cada lado del puente representa a dos amantes cuyas familias los manten¨ªan separados por lo que sus manos unidas se convirtieron en piedra. En el lado sur hay un riachuelo al que todav¨ªa acuden las novias para realizar ritos prenupciales y en verano se oye a las mujeres cantar y tocar los tambores durante las despedidas de soltera bereber.
02 ¡®Moussem¡¯ de las bodas de Imilchil
Los bereberes vienen a encontrar su media naranja a este pueblo del Atlas Medio. Durante casi todo el a?o, Imichil es solo otro pueblo bereber m¨¢s, pero en septiembre se llena de visitantes que acuden a su moussem nupcial de tres d¨ªas. En esta gigantesca fiesta, los bereberes de la zona compran todo lo necesario para los largos meses de aislamiento del invierno y se dedican a buscar posibles parejas para casarse. Las mujeres presumen con sus capas de lana a rayas y sus elaboradas joyas y los chicos se atusan sus blancas y largas chilabas.
El moussem suele celebrarse de viernes a domingo la tercera o cuarta semana de septiembre. Las fechas se anuncian en las oficinas de turismo de todo el pa¨ªs. Con el auge del turismo empieza a haber m¨¢s observadores que j¨®venes amantes, pero la fascinaci¨®n de la tierra es innegable.
Se puede llegar a Imilchil desde Marraquech en autob¨²s o en taxi.
03 Maison Tiskiwin
Para quienes no tengan previsto salir de Marraquech, la inmersi¨®n en la cultura bereber est¨¢ c¨®modamente garantizada en la Maison Tiskiwin, un museo de la Cultura Trans-sahariana que permite explorar las conexiones de los bereberes con el resto del norte de ?frica. A trav¨¦s de la colecci¨®n del antrop¨®logo holand¨¦s Bert Flint se puede viajar hasta Tombuct¨² y volver. Cada sala representa una de las paradas de las caravanas que van desde el S¨¢hara hasta Marraquech con objeto de vender la artesan¨ªa ind¨ªgena: desde sillas tuaregs de montar camellos hasta alfombras del Alto Atlas. Los textos que acompa?an los objetos suelen ser m¨¢s exc¨¦ntricos que explicativos, pero los objetos expuestos ofrecen interesantes detalles del pasado comercial de Marraquech.
04 Vida bereber en el Yebel L¡¯Kest
En el sur de Marruecos, la cultura bereber se muestra en el d¨ªa a d¨ªa de muchos de sus valles y oasis, como si el tiempo no hubiera pasado. El ritmo de la vida en los pueblos es lento y al margen completamente del turismo masivo y de cualquier contaminaci¨®n de la vida moderna.
Encontramos presencia de la cultura bereber en lugares como el Yebel L¡¯Kest (al norte del valle de Ameln, desde Tafraoute), en pueblos humildes como Tandilt, donde una mujer bereber y su marido franc¨¦s nos ofrecen un alto en el camino en su peque?o hotel Yamina, donde han conseguido una mezcla ¨²nica entre pensi¨®n y maison traditionnelle (casa tradicional), con habitaciones sencillas y muy bien decoradas. Tambi¨¦n con atm¨®sfera bereber encontramos L¡¯Arganier d¡¯Ammelne, un hotel-camping con jard¨ªn donde se sirven deliciosas especialidades locales como el taj¨ªn de ternera con albaricoques, almendras y ciruelas.
Unos kil¨®metros m¨¢s adelante, en Oumesnate, nos encontramos la Maison Traditionnelle, levantada hace 400 a?os con granito, palmera y arg¨¢n. Su propietario, Abdesslam, o alguno de sus hijos, te podr¨¢ acompa?ar durante una fascinante visita guiada repleta de historias sobre la vida tradicional. En su casa de hu¨¦spedes es f¨¢cil sumergirse en la vida de un pueblo bereber.
05 Descanso en el Valle de Amein
Los bereberes siempre han sido excelentes anfitriones: en las casas tradicionales alrededor de Tafraoute, en las monta?as del Anti-Atlas, la mejor habitaci¨®n se reservaba a los hu¨¦spedes. Tafraoute es un pueblo original, api?ado en el impresionante valle de Ameln y rodeado completamente por monta?as de granito rojo. Lo mejor es alquilar una bicicleta de monta?a o un todoterreno para recorrer los alrededores. Descubriremos, por ejemplo, los curiosos petroglifos prehist¨®ricos de Tazekka y la llamada Maison Berbere Traditionelle en el poco habitado pueblo de Tazekka, cuyas viejas casas incorporan rocas enormes en sus muros de tapial. Se puede pasar la noche en esta casa de cuatro plantas, donde hasta hace unos a?os viv¨ªa la familia del sabio propietario Mahfoud.
Y al sureste de Tafraoute no podemos perdernos el bonito oasis de Afella-Ighir, pasando por las espectaculares gargantas de A?t Mansour.
06 Alhucemas, bereberes con acento espa?ol
Esta ciudad costera es la capital no oficial de los bereberes del norte de Marruecos. Los espa?oles la fundaron con el nombre de Villa Sanjurjo en los a?os 20 como plaza fuerte durante la guerra del Rif. Ahora los marroqu¨ªs la llaman Al-Hoceima. Es un sitio estupendo para pasar un par de d¨ªas: tranquila y segura, esta moderna localidad est¨¢ llena de orgullosos bereberes mucho m¨¢s occidentalizados que cualquier otro sitio del norte. La influencia espa?ola sigue presente en la lengua, la arquitectura y los negocios. Los edificios coloniales rodean la Place du Rif y los nuevos hoteles jalonan el paseo mar¨ªtimo. Lo mejor de todo son las playas y el parque nacional de Alhucemas, la joya sin descubrir de la zona, con acantilados calc¨¢reos que recuerdan a Mallorca y buenas rutas senderistas.
Recordamos que el Pe?¨®n de Alhucemas es un islote¨Cfortaleza blanco que sigue perteneciendo a la soberan¨ªa espa?ola. Aqu¨ª ondea la bandera espa?ola, pero solo vive una guarnici¨®n de 60 soldados y no se puede visitar.
07 Tinejdad y Goulmima
En la parte m¨¢s oriental del Marruecos central estas dos poblaciones nos hablan de otra ¨¦poca, la de las caravanas que atravesaban el desierto. Cuando llegaban cargadas de oro, sus integrantes, aturdidos despu¨¦s de meses bajo el sol del S¨¢hara, encontraban descanso en Tinejdad (n¨®mada¡± en tamaz¨ª). En ese amarradero se reun¨ªan cinco tribus bereberes y saharianas para saciar su sed en los manantiales de Lalla Mimouna, dormir tranquilamente en ksour fortificados del oasis Ferkla y hacer negocios en el ksar Asir, centro comercial medieval de un millar de a?os de antig¨¹edad que albergaba una mezquita almor¨¢vide y una considerable comunidad jud¨ªa. Agua, cobijo, negocios y baraka (bendiciones) ,?qu¨¦ m¨¢s podr¨ªa pedir un n¨®mada?
Muy cerca est¨¢ el antiguo centro cultural bereber de Goulmima, con imponentes ksour en el palmeral que cruza el pueblo de norte a sur, una necr¨®polis preisl¨¢mica al noreste y tres zocos semanales donde se pueden comprar bandejas de cusc¨²s de fabricaci¨®n local. Pero lo m¨¢s interesante es el laber¨ªntico Ksar A?t Goulmina, un pueblo amurallado en el extremo sureste del palmeral en el que viven cientos de personas.
08 Taroudannt, el coraz¨®n del Sus
A veces se la llama la peque?a Marraquech, pero esa descripci¨®n no hace justicia a Taroudannt, el coraz¨®n comercial del valle del Sus. Ocultos detr¨¢s de unas magn¨ªficas murallas de barro rojo y con los picos nevados del Alto Atlas de fondo, los zocos y plazas de Taroudannt sintetizan todo el encanto marroqu¨ª. La actividad central es el mercado, en el que los bereberes comercian con los productos de la f¨¦rtil cuenca del Oued Souss.
No hay muchos monumentos para ver, pero la medina es un lugar agradable para pasear. Vale la pena deambular por los dos zocos, m¨¢s relajados que el de Marraquech, pero con una atm¨®sfera muy diferente tambi¨¦n al de Agadir, a 80 kil¨®metros de aqu¨ª.
Adem¨¢s, Taroudannt es una buena base de operaciones para las excursiones por el poco explorado Alto Atlas occidental. Y al suroeste, la kasba Tioute es tan fotog¨¦nica que se utiliz¨® como escenario de la producci¨®n francesa de 1954 Al¨ª Bab¨¢ y los cuarenta ladrones. La kasba, de piedra, se alza sobre un palmeral y un par de restaurantes, con el Alto Atlas y el Anti-Atlas a lo lejos.
M¨¢s informaci¨®n en la gu¨ªa web de Marruecos en www.lonelyplanet.es
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