24 horas en Hong Kong
El bar Ozone es uno de los m¨¢s elevados del mundo y un mirador excepcional sobre las calles y luces de Hong Kong, una ciudad imponente que encantar¨¢ a los amantes de las compras y los ¡®dim sum¡¯
Hong Kong no se acuesta nunca. Siempre hay en ese rinc¨®n de la costa china de siete millones de habitantes un lugar animado. Un mercado, una calle de fiesta, un gran almac¨¦n¡ Las escaleras mec¨¢nicas y los ascensores arrancan a primera hora y mantienen un riego constante de actividad que bombea uno de los centros financieros y comerciales m¨¢s potentes del mundo. Mercados callejeros, templos budistas, parques y barrios populares con enjambres de hoteles baratos compensan el lujo de los rascacielos. Es la doble cara de una ciudad que fascina. Desde las alturas impone; en el detalle seduce.
8.00 Vistas y aire fresco
En Hong Kong amanece temprano. Subir a su cerro, Victoria Peak (1), a primera hora permite ahorrarse filas de turistas y disfrutar con aire fresco las vistas. Lo m¨¢s sencillo es escalarlo con el tranv¨ªa de 1888 que sale de Garden Road. A la vuelta, un paseo de entre media hora y una hora en el bosque (hay que seguir el sendero de Old Peak Road) desemboca en el jard¨ªn bot¨¢nico y el Hong Kong Park, las dos zonas verdes del centro financiero. Si Hong Kong es el Londres de Asia (el territorio fue colonia brit¨¢nica hasta 1997), esos dos jardines encarnan la fusi¨®n. Otra opci¨®n para los viajeros con ganas de llenarse de naturaleza y energ¨ªa es escapar de la ciudad y visitar el Tian Tan Buddha (2), una gran escultura de bronce que reposa en la cima de una colina en Ngong Ping, en Lantau Island. Llegar es f¨¢cil, en autob¨²s o telef¨¦rico, desde Tung Chung, pero se necesita una hora por trayecto.
10.00 Al vapor y en bamb¨²
El dim sum es el rey de la gastronom¨ªa hongkonesa. Estos bocaditos cocinados al vapor en bandejas de bamb¨² se comen de desayuno o a la hora del t¨¦. Los m¨¢s famosos son las empanadas de masa de arroz rellenas de gamba y cerdo, pero se pueden probar desde patas de pollo en salsa agridulce hasta bizcochos de calabaza. Hace a?os eran habituales los salones de t¨¦ donde los camareros pasaban entre las mesas con carros cargados de canastas a elegir. Poco a poco fueron sustituidos por cartas, pero todav¨ªa quedan algunos lugares en los que los extranjeros no tendr¨¢n que lidiar con men¨²s incomprensibles. Uno de ellos es Lin Heung Tea House (3), en el centro hist¨®rico.
A la salida, descubrir esa zona sin rumbo es un viaje en el tiempo en el que no pueden faltar las escaleras de Duddell Street y los anticuarios de Hollywood Road y sus alrededores, ¨¢rea en la que se concentr¨® la comunidad china desde la llegada de los brit¨¢nicos en 1841. El epicentro del barrio era el templo Man Mo (4). Ahora encajonado entre rascacielos, fue levantado en 1846 en honor de los dioses de la literatura, Man Tai, y de la guerra, Mo Tai, venerados por los estudiantes. Todav¨ªa hoy se pueden dejar deseos en unas casillas a la entrada y ver c¨®mo los fieles rezan, queman incienso o hacen ofrendas.
13.00 En metro a los templos
El metro es la manera m¨¢s f¨¢cil de moverse por la ciudad. ¡°Cuidado con los dedos de sus pies¡±, reza un cartel, o ¡°levante la vista de su tel¨¦fono para evitar colisiones¡±, advierten los altavoces. Todo est¨¢ se?alizado. En la estaci¨®n Wong Tai Sin (5) se encuentra el templo de Sik Sik Yuen Wong Tai Sin, una construcci¨®n tao¨ªsta con columnas rojas y doradas. Es centro de peregrinaci¨®n de los hongkoneses. Su Jard¨ªn de los Buenos Deseos, con puentes y pabellones de colores, y los pasillos de adivinos que leen la fortuna en las l¨ªneas de las manos (algunos lo hacen en ingl¨¦s) hacen de este templo uno de los centros religiosos m¨¢s activos. Una estaci¨®n m¨¢s adelante, en Diamond Hill, se puede visitar el Chi Lin Nunnery (6), un oasis budista con fuentes y patios silenciosos.
15.00 El barrio de las dos caras
Con el distintivo de ser el barrio m¨¢s ajetreado del mundo acu?ado por el libro Guinness de los r¨¦cords, Mong Kok (7) es un ¨¢rea comercial popular. Tiene fama de albergar burdeles y ser la cuna de las mafias hongkonesas conocidas como Tr¨ªadas, pero en los ¨²ltimos a?os este barrio con 130.000 habitantes por kil¨®metro cuadrado ha canalizado esta identidad en una cultura callejera encarnada por sus adolescentes. Es famoso el Mercado de las Mujeres, una calle de puestos callejeros donde anta?o se vend¨ªa ropa femenina y cosm¨¦ticos que hoy es un enorme bazar de productos baratos fabricados en China. Bajando por Nathan Road, la arteria de la pen¨ªnsula de Kowloon, se llega a Tsim Sha Tsui, el barrio de las dos caras, donde los vendedores de relojes y bolsos de lujo falsos reclaman la atenci¨®n de los viandantes. Chungking Mansions (8) es un edificio laber¨ªntico con comercios de comida y tecnolog¨ªa, cafeter¨ªas y hoteles baratos de habitaciones diminutas.
18.00 Juego de luces
Del lado del mar, un paseo por Salisbury Road (9) permite ver la silueta de la isla de Hong Kong desde el otro lado de Victoria Harbor. La caminata acaba en la estaci¨®n del Star Ferry (10), con el que se vuelve a la estaci¨®n central. Si se hace el trayecto al atardecer, las luces de los rascacielos empezar¨¢n a encenderse y a moverse como juegos de linternas. Quien quiera aprovechar el lado m¨¢s consumista de Hong Kong, un enclave libre de impuestos, encontrar¨¢ un para¨ªso de centros comerciales o malls con tiendas y marcas internacionales. IFC (11) est¨¢ sobre la estaci¨®n central. De all¨ª hasta Times Square (12) se pueden recorrer varios centros comerciales usando pasillos cubiertos que sobrevuelan las calles. Los que no quieran comprar, pueden deambular entre luces de colores y residentes apresurados de camino a casa.
21.00 Una gran cena al d¨ªa
Un Hong Kong alternativo, lujoso, popular o imprevisible. Todo es posible a la hora de cenar. Desde elegir al azar un plato de comida callejera en una terraza hasta un men¨² degustaci¨®n en un restaurante con estrella Michelin. Yan Toh Heen (13), de comida cantonesa al estilo tradicional, y Duddell¡¯s (14), que ofrece gastronom¨ªa aut¨®ctona con una presentaci¨®n m¨¢s contempor¨¢nea, acaban de recibir su segunda estrella. En el otro extremo, la diversi¨®n est¨¢ asegurada en la calle. En Stanley Street (15) sirven platos sabrosos y cerveza. Los camareros, agitados, van colocando a los clientes en cualquier hueco de la terraza de mesas redondas que, probablemente, acabar¨¢n compartiendo con alg¨²n hongkon¨¦s.
23.00 Copa en el cielo
Hay decenas de terrazas en las alturas de Hong Kong. La cocteler¨ªa Ozone, del hotel Ritz-Carlton (16), a 480 metros en el rascacielos International Commerce Centre, es uno de los bares m¨¢s elevados del mundo y un gran escenario para despedirse viendo las luces de colores sobre fondo negro.
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