Leopardos y jirafas en el parque Kruger
Recorrido de una semana por el interior de la gran reserva natural de Sud¨¢frica para ver animales salvajes
El Parque Nacional Kruger se sit¨²a en el extremo nororiental de Sud¨¢frica y es, junto con Ciudad del Cabo, una de las joyas del pa¨ªs. Cada a?o cerca de mill¨®n y medio de turistas visitan el parque en busca de las codiciadas fotograf¨ªas de los Big 5 (le¨®n, leopardo, elefante, rinoceronte y b¨²falo). Sin embargo, debido a su enorme extensi¨®n y a que los principales accesos por carretera se encuentran en la zona Sur, en este maravilloso rinc¨®n de ?frica a¨²n es posible disfrutar del silencio, de la inmensidad de su paisaje, de las aparatosas tormentas en la sabana y, en definitiva, de la naturaleza en todo su esplendor.
Con un tama?o similar al de la provincia de C¨¢ceres, el Kruger es orgullo nacional y junto con el Parque Nacional Limpopo, en Mozambique, y el de Gonarezhou, en Zimbabue, integra el parque transfronterizo del Gran Limpopo, uno de los mayores espacios protegidos del mundo. Proponemos recorrer las pistas y caminos del Kruger durante una semana, comenzando por el Sur, la zona m¨¢s h¨²meda y rica en fauna (tambi¨¦n en turistas), hasta llegar a la zona central.
Dentro del Kruger es posible alojarse en las reservas privadas y resorts de lujo situados en sus l¨ªmites o en los campamentos, mucho m¨¢s modestos y econ¨®micos, gestionados por el propio parque. Son sencillos pero est¨¢n muy bien acondicionados, limpios y confortables. Muchos disponen de peque?as tiendas y restaurantes e incluso peque?as piscinas para darse un chapuz¨®n y aliviar el asfixiante calor de las horas centrales del d¨ªa. Una advertencia: por motivos de seguridad hay que regresar a los campamentos antes de las seis de la tarde, ya que cierran las compuertas de entrada.
D¨ªa 1: Johannesburgo - Berg En Dal
Salimos de Johannesburgo a las cinco para evitar los interminables atascos de esta gran ciudad. Una vez dejado atr¨¢s Pretoria bajo una fuerte tormenta, tomamos la N4 que nos lleva hacia Nelspruit y la frontera con Mozambique. La influencia del ?ndico se hace notoria ya que la temperatura y la humedad comienzan a subir y abundan los frutales y las plantaciones de bananas.
En lugar de entrar por la entrada m¨¢s cercana a nuestro campamento, decidimos seguir unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢, hasta Crocodile Bridge, en la frontera, para retroceder despu¨¦s ya dentro del parque siguiendo el cauce del r¨ªo Crocodile hasta Malelane y nuestro destino, Berg-En-Dal. Nada m¨¢s entrar en el parque y hasta la llegada a nuestro destino pudimos ver cebras, impalas, elefantes, jirafas¡ Y sorprende lo silenciosos que pueden ser estos enormes animales que aparecen y desaparecen en un abrir y cerrar de ojos. No pod¨ªamos esperar una mejor bienvenida.
D¨ªa 2: Berg En Dal
Berg En Dal es un campamento situado en el extremo suroccidental del parque, en una de las pocas colinas que rodean esta gigantesca llanura sin fin, y su arquitectura de los a?os 70 y l¨ªneas duras recuerda al anterior r¨¦gimen en Sud¨¢frica. Sin embargo, dispone de una buena piscina y de un mirador sobre una laguna a la que acuden los animales al atardecer.
Salimos temprano hacia Skukuza, el mayor campamento del Kruger a orillas del r¨ªo Sabie. Es un placer conducir despacio, con las ventanillas bajadas, sin m¨²sica ni ruidos que puedan molestar a la fauna y detenerse de tanto en tanto para contemplar el paisaje o sacar fotos. Uno entra en un estado casi meditativo que solo se rompe al contemplar a los fant¨¢sticos animales, entre ellos ?un leopardo!
En el camino de regreso nos detenemos tras unos arbustos frente a una charca y de entre la maleza surge una manada de unos 20 elefantes corriendo hacia el agua para beber y jugar en el barro. Todo un espect¨¢culo.
El d¨ªa nos depara una sorpresa m¨¢s. Ya de vuelta en Berg En Dal decidimos contratar un recorrido guiado al atardecer, que es cuando comienza la actividad en el parque. Pudimos contemplar c¨®mo una manada de licaones o perros salvajes africanos se preparaba para cazar impalas cuando una elefanta, intentando mantenerlos alejados de los elefantes m¨¢s j¨®venes, atac¨® y persigui¨® a los perros.
D¨ªa 3: Berg En Dal ¨C Tamboti
Salimos del parque nacional para recoger a nuestro tercer acompa?ante en el cercano aeropuerto internacional de Mpumalanga y en lugar de regresar por la misma entrada, decidimos entrar por Phabeni, m¨¢s al norte. Podr¨ªa decirse que esta parte del pa¨ªs es mucho m¨¢s africana que la cosmopolita Ciudad del Cabo. Las casetas y chabolas se extienden por las laderas de las monta?as sin ning¨²n orden y la gente camina en los bordes de la carretera, donde surgen peque?os comercios informales aqu¨ª y all¨¢.
De vuelta de nuevo en el parque, paramos en Skukuza para hacer unas compras y nos damos cuenta de que hemos cometido uno de los peores errores. A medida que se avanza hacia el norte, las distancias se agrandan. En esta parte del pa¨ªs oscurece muy r¨¢pido y teniendo en cuenta que la velocidad m¨¢xima dentro del parque es de 50 kil¨®metros por hora es imposible que lleguemos a Tamboti antes de las seis de la tarde. Montamos en el coche y salimos a toda prisa.
A pesar de que no tenemos tiempo para disfrutarla como es debido, la carretera que va desde Skukuza a Satara y Tamboti es espectacular. El paisaje se va haciendo m¨¢s ¨¢rido y se parece m¨¢s a la sabana que uno est¨¢ acostumbrado a ver en la tele. Y contemplar la vida salvaje al atardecer es todo un lujo, aunque haya sido por un descuido. Llegamos a Tamboti media hora despu¨¦s del cierre y afortunadamente el personal del campamento nos espera para abrir las puertas.
D¨ªa 4: Tamboti
Tamboti es un precioso campamento de tiendas de campa?a a tres kil¨®metros del campamento Orpen. Las tiendas, totalmente equipadas, est¨¢n situadas en un bosque junto al cauce seco de un r¨ªo y tienen un aire nost¨¢lgico de principios del siglo XX. Uno no puede evitar recordar escenas de Memorias de ?frica.
Despu¨¦s de la llegada un tanto apresurada, decidimos empezar el d¨ªa fuerte con un recorrido guiado al amanecer¡ ?a las 4.30! Sin embargo, no siempre la suerte acompa?a y esta vez apenas podemos ver animales. Ya de d¨ªa, decidimos visitar el campamento Satara, el segundo m¨¢s grande del parque. El calor es asfixiante y decidimos regresar poco a poco a Orpen para darnos un chapuz¨®n en la peque?a piscina y descansar. Esa tarde la sabana nos vuelve a regalar un tormentoso espect¨¢culo de rayos y truenos y nos retiramos pronto a descansar.
D¨ªa 5: Tamboti ¨C Olifants
M¨¢s descansados y con mucha pena dejamos Tamboti para continuar rumbo norte hacia Olifants, nuestro ¨²ltimo objetivo. Este bonito campamento, con chozas circulares que imitan el estilo tradicional africano, se encuentra en un alto a orillas del r¨ªo hom¨®nimo. Las vistas sobre el cauce y la inmensa llanura son espectaculares.
Nada m¨¢s llegar y sentarnos en la cafeter¨ªa tuve la oportunidad de conocer a Jos¨¦, un simp¨¢tico andaluz que trabaja para una de las compa?¨ªas de energ¨ªas renovables espa?olas con presencia en el sur de ?frica. La comunidad espa?ola en Sud¨¢frica es muy peque?a as¨ª que siempre es un gusto poder intercambiar impresiones y soltar alg¨²n chiste con una cerveza.
Los d¨ªas van pasando y a¨²n no nos hemos encontrado con el rey de la sabana, a pesar de que los carteles en los que se marcan los puntos de avistamiento indican que estamos en su territorio. Esa tarde volvemos a salir con gu¨ªa y, aunque se nos resisten, podemos contemplar un leopardo hembra con dos ejemplares j¨®venes. Sorprendentemente, este es nuestro segundo encontronazo con los que probablemente sean los felinos m¨¢s t¨ªmidos y dif¨ªciles de ver.
D¨ªa 6: Olifants
Continuamos rumbo norte, hacia Letaba. Este campamento es totalmente diferente a los que hemos visto hasta ahora ya que la vegetaci¨®n parece m¨¢s subtropical y la sombra, junto con su piscina, hace de Letaba un campamento perfecto para refugiarse del calor.
Volvemos a Olifants para disparar nuestro ¨²ltimo cartucho y contratar un recorrido guiado nocturno. Pero antes, la naturaleza nos tiene guardada una sorpresa m¨¢s. Cenamos temprano en la misma cafeter¨ªa en la que conoc¨ª a Jos¨¦, disfrutando de la puesta de sol y justo cuando se apaga el ¨²ltimo rayo de sol, como si de una pel¨ªcula de terror se tratara, cientos y cientos de murci¨¦lagos salieron disparados de los tejados para cazar. Alucinante.
En el ¨²ltimo recorrido tampoco vimos leones, pero pudimos fotografiar un hipop¨®tamo caminando por la carretera, contemplamos c¨®mo un elefante pasaba a nuestro lado silenciosamente para perderse en la oscuridad o c¨®mo un gigantesco cocodrilo descansaba junto al r¨ªo. Quiz¨¢s la vista m¨¢s espectacular no fuera la de los animales. Cuando cruz¨¢bamos el puente sobre el Olifants nuestro gu¨ªa par¨® los motores y apag¨® las luces del todoterreno para que disfrut¨¢ramos de otro espect¨¢culo. Un cielo lleno de estrellas.
D¨ªa 7: Olifants ¨C Johannesburgo ¨C Ciudad del Cabo
Salimos del parque por Phalaborwa, en la provincia de Limpopo, para recorrer las vastas llanuras de camino a Pretoria y Johannesburgo. La ciudad nos recibe tal y como lo dejamos una semana antes, en medio de una tormenta en la que apenas se pod¨ªa conducir.
Antes de salir de Ciudad del Cabo iniciamos el tratamiento para la malaria ya que el Kruger se encuentra en la zona de riesgo y compramos montones de repelentes para mosquitos. A pesar de todas las precauciones, regresamos a casa con una nueva enfermedad adictiva que hace que se erice la piel y uno sienta ganas de volver.
Algunos consejos pr¨¢cticos
C¨®mo llegar
No hay vuelos directos entre Espa?a y Sud¨¢frica. Las compa?¨ªas que vuelan con escalas son Air France, British Airways, Egypt Air, Emirates, KLM, Lufthansa, Turkish Airlines.
Desde Johannesburgo y Pretoria se puede tomar la N4 direcci¨®n Nelspruit y Maputo. La entrada m¨¢s accesible es la de Malelane? (5-6 horas aproximadamente). Cerca del parque existen aeropuertos locales como el Mpumalanga International Airport y el Skukuza Airport.
Mejor ¨¦poca
Todo el a?o. La ¨¦poca de lluvias corresponde con el verano sudafricano, por lo que el paisaje en m¨¢s verde pero aumenta la sensaci¨®n de bochorno y es m¨¢s dif¨ªcil observar animales. Las tormentas el¨¦ctricas sobre la sabana son todo un espect¨¢culo. En los meses de invierno el paisaje es menos vistoso, pero es m¨¢s f¨¢cil contemplar la fauna entre la maleza.
Malaria
El Kruger entra dentro de la zona de riesgo de malaria, que aumenta al final de verano, cuando hay mayor humedad y, por lo tanto, m¨¢s mosquitos. Es necesario llevar medicaci¨®n y un buen repelente.
Ropa
Tonos suaves y, en invierno, ropa de abrigo.
Horarios
Las puertas del parque se abren entre las 5.30 y las 6.00, dependiendo del mes. Las puertas de los campamentos, entre las 4.30 am y las 6.00. Todas cierran entre las 17.30 y las 18.30, dependiendo de la ¨¦poca del a?o.
Comida
La mayor parte de los campamentos disponen de tiendas autoservicio y restaurante.
Precios
Habitaciones dobles y triples desde 75 euros noche (aproximadamente). Recorridos guiados: desde 20 euros por persona.
Informaci¨®n y reservas
reservations@sanparks.org y +27 12 428 9111
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