La Coma, mimos campestres

En las puertas del Pirineo catal¨¢n encontramos uno de esos hotelitos rom¨¢nticos que la imaginaci¨®n popular asocia con un ¡°sentirse como en casa¡±. Afortunadamente, por un precio asequible, s¨ª que cualquiera puede disfrutar de una casa de madera en medio de un extenso predio con vistas a las monta?as. Porque, por mucha imaginaci¨®n que se tenga, semejante lugar y semejantes vistas no las tiene todo el mundo alrededor de su casa.

A principios y mediados del siglo XX, la alta burgues¨ªa de Barcelona gustaba de los aires frescos pirenaicos de Camprod¨®n, en cuyo paseo de Maristany se hizo construir mansiones. Los padres de la due?a del hotelito, Carmen Perpi?¨¢n, acarreaban mulas con cocineros y servidores para subir a aquellos adinerados hacia donde hab¨ªa nieve para esquiar, lo que tiempo despu¨¦s ser¨ªa la estaci¨®n invernal de Vallter 2000. Y el modesto restaurante abierto en un prado en las alturas de Camprod¨®n acab¨® convirti¨¦ndose en un hostal de seis habitaciones a partir de 1972 y en un hotel de 22 habitaciones dos d¨¦cadas despu¨¦s.

Los recuerdos de la familia acompa?an al viajero cuando sube por las escaleras hasta su dormitorio y tambi¨¦n en el gran mural que preside el comedor, con vistas al r¨ªo Ter. El bosque casi envuelve el edificio anexo, donde se encajan siete nuevos apartamentos decorados con el toque r¨²stico original del hotel. Esta modalidad de alojamiento complementaria lo hace muy apetecible para las familias con ni?os, al margen de que la clientela mayoritaria sean senderistas brit¨¢nicos en verano y esquiadores catalanes en invierno.

D¨ªa y noche se mantiene activo un spa. Una caldera de biomasa ayuda a hacer m¨¢s llevadero el gasto termal. La carta de masajes incluye un tratamiento infantil, por si sus correr¨ªas por la pradera no fueran suficientemente relajantes.

Una experiencia a recordar es la cena, surtida con platos de toda la vida en estas monta?as. Espalda de cordero, potro estofado y un vino de categor¨ªa que los propietarios no dudan en administrar sin cargar excesivamente su precio. Autenticidad que bendice cada momento, cada rinc¨®n, cada aroma, cada sabor. Sus incondicionales certifican luego en las redes sociales: ¡°Un lugar para sentirse muuuucho mejor que en casa¡±.