El refugio alpino de Adolf Hitler

Berchtesgaden, localidad alpina situada a 25 kil¨®metros de la ciudad austriaca de Salzburgo, es un verdadero para¨ªso natural. Capital de la comarca Berchtesgadener Land, est¨¢ integrada en uno de los parques nacionales m¨¢s grandes de Alemania, famoso por sus ¨¢guilas y sus marmotas. Esta peque?a esquina de la regi¨®n de Baviera es famosa por sus cuevas de hielo, a las que se accede despu¨¦s de tres horas de caminata; su mina de sal, que conjuga la tradici¨®n minera con una visita moderna y educativa, y, por supuesto, por ser uno de los escenarios donde se rodaron algunos exteriores de la archiconocida pel¨ªcula Sonrisas y l¨¢grimas. Pero quiz¨¢ la atracci¨®n m¨¢s famosa de Berchtesgaden es el Kehlsteinhaus, o Nido del ?guila, la mansi¨®n que el partido nazi regal¨® a Adolf Hitler por su cincuenta cumplea?os.

El Nido est¨¢ situado a 1.834 metros de altura, sobre un gran saliente de pico Hoher G?ll llamado Kehlstein; de ah¨ª su nombre, Kehlsteinhaus, que por cierto nada tiene que ver con ning¨²n ¨¢guila. Fue construido en 1939, al igual que la estrecha carretera de monta?a por la que se llega, que con 700 metros de desnivel y seis kil¨®metros y medio de recorrido sigue siendo la m¨¢s alta de Alemania y una de las m¨¢s empinadas. Todo el complejo (carretera incluida) se considera una brillante obra de ingenier¨ªa para la ¨¦poca y se puede visitar entre los meses de mayo y octubre, aunque el acceso con veh¨ªculo privado no est¨¢ permitido. No obstante, la ciudad dispone de un servicio de autob¨²s que nos permitir¨¢ relejarnos y disfrutar sin preocupaciones de las magn¨ªficas vistas durante toda la aproximaci¨®n hasta la entrada al Nido: un t¨²nel que se adentra en la monta?a, al que se puede llegar tambi¨¦n por un sendero.

El pasadizo tiene 124 metros excavados en roca viva. No es particularmente angosto, pero s¨ª est¨¢ tenuemente iluminado. Es h¨²medo y fr¨ªo, parece interminable. Lo cierto es que esta galer¨ªa horadada en el duro granito parece sacada de una pel¨ªcula de James Bond. El t¨²nel, en cuyos laterales se alternan pa?os de roca viva con secciones cubiertas de ladrillo, nos lleva hasta un ascensor con remates de bronce y tapizado de espejos en su interior. Otro alarde de ingenier¨ªa para su tiempo que nos elevar¨¢ 124 metros m¨¢s por las entra?as de la monta?a en solo 41 segundos, abriendo sus puertas dentro ya del lujoso refugio del F¨¹hrer.

Cerveza b¨¢vara, cocina austriaca

El interior del Nido de ?guila ha cambiado completamente. Tanto los aliados como los alemanes decidieron eliminar cualquier vestigio nazi y fue convertido en un centro de documentaci¨®n contra las barbaries del nacionalsocialismo. Adem¨¢s, el complejo fue reabierto al p¨²blico en forma de restaurante. Las habitaciones de la plata baja, entre ellas el peque?o estudio de Hitler, se han transformado en bodega y despensa, y se pueden visitar solo con un gu¨ªa oficial. El restaurante cuenta con una amplia terraza de espectaculares vistas a los Alpes; en los d¨ªas claros, la visibilidad puede alcanzar los 200 kil¨®metros. Como es de rigor, se sirve cerveza de trigo, Wei?bier, que se puede combinar con el tradicional Wiener Schnitzel, plato predilecto entre austriacos, as¨ª como otras delicias regionales a base de carne de cerdo, como las Wei?w¨¹rste o salchichas blancas b¨¢varas. Una iron¨ªa hist¨®rica: Hitler era vegetariano y abstemio.

Lo que no parece tan claro es por qu¨¦ los Aliados no destruyeron el Nido despu¨¦s de la guerra. Algunos cuentan que le cay¨® en gracia a algunos comandantes aliados, como el general estadounidense Dwight Eisenhower. Otras voces apuntan a que debido al escaso uso que Hitler hizo del edificio, apenas ten¨ªa carga simb¨®lica. Con mayor probabilidad fueron su localizaci¨®n y su bajo perfil t¨¢ctico los que m¨¢s favorecieron su supervivencia: bombardear un chal¨¦ en lo alto de una monta?a, encajado entre picos a¨²n m¨¢s altos sin suponer una amenaza militar, no fue considerado una prioridad, especialmente teniendo en cuenta la cercan¨ªa de Obersalzberg y el Berghof, segunda residencia oficial de Hitler.

Por una u otra causa, el edificio permaneci¨® intacto durante la Segunda Guerra Mundial y se convirti¨®, despu¨¦s de esta, en puesto de mando aliado. En 1960 fue devuelto al Estado Libre de Baviera, que en la actualidad dedica todos sus beneficios como restaurante al mantenimiento de este complejo hist¨®rico y a diversas obras ben¨¦ficas.

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