Cinco islas en agua mansa

"Aqu¨ª el peligro no es que se me ahoguen; el peligro es que se me duerman". El socorrista Andr¨¦s vigila el inmenso arenal de la isla Armona. No parece el feroz Atl¨¢ntico de la costa portuguesa. Las olas no llegan hasta la sure?a isla, sus aguas son mansas y las m¨¢s calentitas del pa¨ªs. El agua de la r¨ªa Formosa entra y sale por kil¨®metros y kil¨®metros de arenales v¨ªrgenes donde el ¨²nico horario que cuenta es el de la pleamar. ¡°Precisamente, los ¨²ltimos fueron unos sevillanos¡±, pincha el socorrista al adivinar la nacionalidad del curioso. ¡°Se instalaron con sus sombrillas y sus cervezas, se echaron una siestecita y cuando despertaron estaban rodeados de agua. Tuvimos que sacarlos con la moto¡±.

A primera hora de la ma?ana el ferri que une Armona con Olhao lleva ilheus (isle?os) con carritos vac¨ªos que volver¨¢n cargados de agua y comida, de frigor¨ªficos, fregaderos y escobones. Armona tiene una callejuca de casitas modestas, pero pintureras, que van del muelle hasta las dunas, casitas levantadas en los sesenta sobre la arena, como refugio de fin de semana, pues no daban para m¨¢s sin electricidad ni agua dulce. Ahora ya hay de todo, pero lo que no se puede es construir.

Estas peque?as islas, unas m¨¢s habitadas que otras, son parque nacional desde hace muchos a?os, pero solo ahora las autoridades se han tomado con celo lo que implica un paraje natural y derriban las casitas lindantes al agua.

El para¨ªso de la r¨ªa Formosa lo forman cinco islas, de este a oeste: Cabanas, Tavira, Armona, Culatra y Barreta, abrazadas por una pen¨ªnsula en cada extremo, la de Cacela, ya muy pr¨®xima a la frontera natural del Guadadiana y la de An?ao que sale de Faro. Sesenta kil¨®metros de arenales que rodean lagunas de agua dulce y salada que aparecen y desaparecen. Transbordadores y barcos-taxi las unen al continente. Con una profundidad media de dos metros, el 15% de la superficie lagunar siempre est¨¢ sumergida; el resto emerge con la bajamar.

La raya del?Guadadiana se otea desde la iglesia de Cacela Velha. Apenas les separan 20 kil¨®metros. Cacela tiene una se?al de tr¨¢fico (la que proh¨ªbe aparcar en el sitio del cura, casa para el p¨¢rroco, transformada en centro de informaci¨®n) y el restaurante de la iglesia, que ofrece los productos locales, ostras y almejas principalmente. Poco m¨¢s tiene esta aldea.

Desde Cacela se ve Cabanas, que se alcanza en la bajamar con el agua por la cintura. Apenas 70 metros de ancho y 6 kil¨®metros de longitud. Cuando se van los barquitos de la r¨ªa, emergen las almejas y burbujean los berberechos, y los ilheus doblan el espinazo horas y horas en busca del preciado marisco, que excavan en parcelas de arena marcadas con palotes. Horas despu¨¦s, las aguas, dichosamente, habr¨¢n anegado su arenal y solo quedar¨¢n a la vista los palos lim¨ªtrofes de cada predio.

Al mar en trenecito

Un pont¨®n une Pedras d¡¯el Rei con la isla de Tavira y luego un trenecito lleva hasta las playas si no se quiere andar un kil¨®metro. Tambi¨¦n llegan ferris desde Quatre ?guas y de Santa L¨²zia. Es la isleta m¨¢s larga, 11 kil¨®metros.

¡°Nuestras almejas son de rayas negras; si va a un restaurante y las ve blancas, esas no son de aqu¨ª¡±. El gu¨ªa Manuel va impartiendo lecciones de gastronom¨ªa, ornitolog¨ªa y fauna submarina en la barquita de Formosamar, autorizada a pasear turistas. A su paso, los cangrejos huyen a sus cuevas y los p¨¢jaros vuelan a otro bancal m¨¢s silencioso. La desembocadura de la r¨ªa es un humedal que en invierno hace overbooking, con m¨¢s de 20.000 ejemplares de 200 especies. Su riqueza av¨ªcola compite con la pisc¨ªcola, con m¨¢s de 60 especies de peces y mariscos.

Desde Faro salen ferris a la isla de Culatra y a la de Barreta, la ¨²nica desierta, ¡°con la excepci¨®n de un pescador que tiene m¨¢s de 500 a?os¡±, informa Manuel. ¡°Cada s¨¢bado hace una barbacoa y a los turistas que se acercan les dice que es su cumplea?os¡±.

Faro, con su aeropuerto, delimita el turismo masivo del a¨²n sin explotar. Manuel recomienda restaurantes y tascas, ¡°todo lo bueno est¨¢ de aqu¨ª para all¨¢¡±, y mira hacia el Guadadiana, donde se extiende el para¨ªso de la r¨ªa Formosa, la m¨¢s hermosa, claro.

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