Radiante Baja California
Entre el azul turquesa del Mar de Cort¨¦s y los paisajes ocres, un viaje en moto por la pen¨ªnsula frente a la costa pac¨ªfica de M¨¦xico
Azul turquesa sin paliativos. Azul turquesa absoluto, desafiante. Ese es el color del Mar de Cort¨¦s que se contemplo desde el ferry que zarpa de Topolobampo rumbo a la estrecha pen¨ªnsula de Baja California. El litoral de lomas redondeadas que se ofrece a los impacientes pasajeros es ocre y pelado, des¨¦rtico. El contraste entre su color pardo y el azul del agua choca. Golpea con sa?a en las pupilas contra¨ªdas por la excesiva luz solar y la resaca de tequila que algunos viajeros sufren como castigo por sus excesos de la noche anterior.
Es un regalo de los dioses esta tierra y esta experiencia
Tambi¨¦n resulta violento el desembarco. Tras una larga espera sin aparente motivo, de repente todo son prisas. En las bodegas los conductores encienden sus motores y se meten dentro de los coches con el aire acondicionado a tope, pero el desgraciado que, como yo, viaja en moto queda envuelto en una nube de gases t¨®xicos hasta que consigue salir.
Lo primero es volver a rascarse el bolsillo. Los coches son pesados en una b¨¢scula y se les cobra: 153 pesos mexicanos (unos ocho euros) un turismo, 67 (unos 3,50 euros) la moto. Luego vienen m¨¢s inspecciones. De aduanas y del ej¨¦rcito. Los coches avanzan lentamente bajo un terrible calor en diciembre. No quiero imaginar como ser¨¢ esto en agosto. El soldado que me toca en el control es amable y solo le interesa la potencia de la moto.
¡ª?Est¨¢ tranquila la Baja?¡ª pregunto.
¡ªMuy tranquila¡ªafirma¡ª. Hab¨ªa malos, pero ya les dimos cuello.
Por si quedaba alguna duda, realiza el elocuente gesto. Pero pronto leer¨¦ en la prensa local que no a todos se lo dieron. Un titular a cinco columnas en una portada dice: ¡°Balacera con cuernos de chivo¡±. Cuando inquiero qu¨¦ diablos significa eso de cuerno de chivo me informan que es el nombre que se le da al fusil de asalto AK-47.
La Paz es una ciudad tranquila de casas de una altura que parecen construidas 50 a?os atr¨¢s. Su largo malec¨®n se asoma a una bah¨ªa donde flotan unas islas. Hay algunos turistas estadounidenses pero no est¨¢ en absoluto masificado. El ritmo general es lento, aun m¨¢s lento que en el M¨¦xico continental y la gente resulta amable y pac¨ªfica, m¨¢s amable y m¨¢s pac¨ªfica que en el resto del pa¨ªs.
Los Cabos
Al sur de La Paz, en el extremo de la pen¨ªnsula, est¨¢n Los Cabos. San Jos¨¦ del Cabo y Cabo San Lucas. Son poblados llenos de hoteles para extranjeros y suburbios polvorientos para mexicanos. Como pueblos no tienen m¨¢s inter¨¦s que por su ubicaci¨®n. El viaje al final de la pen¨ªnsula es breve y avanza por una buena carretera. Proliferan los veh¨ªculos estadounidenses de surferos.
El paisaje del interior es asolado y mon¨®tono, pero cuando nos asomamos a la costa en las cercan¨ªas de Cabo Pulmo todo se convierte en una fiesta. La pista recorre el litoral, de un lado el desierto y del otro la fusi¨®n del Pac¨ªfico y el Mar de Cort¨¦s. La superficie se rompe en espuma blanca y el sol es intenso. Es un regalo de los dioses est¨¢ tierra y esta experiencia.
Este mar que refulge lleva el nombre del conquistador extreme?o con todo merecimiento. El de Trujillo patrocin¨® varias expediciones a la regi¨®n y ¨¦l mismo comand¨® alguna de ellas. Surc¨® estas limpias aguas intentando encontrar un nuevo reino lleno de riquezas. Pero solo encontraron un inh¨®spito desierto.
El nombre de California deriba de una broma malvada que sus enemigos quisieron gastarle ante su fracaso. Procede de la novela de caballer¨ªas Las Sergas de Esplandian, donde aparec¨ªa una ¨ªnsula m¨ªtica llamada California, de inmensos tesoros y habitada por bellas mujeres. Lo que comenz¨® as¨ª, como chanza y leyenda, acab¨® convirti¨¦ndose en la realidad en esta franja de tierra que se alarga hasta Estados Unidos.
Hay algo que sorprende. No veo basura como he encontrado en otros antiguos para¨ªsos. Las playas de arena blanca se ven limpias. A veces un poblado min¨²sculo rompe la soledad de la ruta. Otras veces son viviendas aisladas que aparecen en calas o rincones escogidos. Hay algunas casas de extranjeros aqu¨ª y all¨¢. Algunas son mansiones y otras autocaravanas depositadas en una peque?a parcela de playa. La vida tiene un ritmo lento. Puedo imaginar el estupor de los estadounidenses que llegaron y se quedaron. Pesca, mar, tequila, paz, libertad, sol, olas, surf, viento¡ Incluso a m¨ª me dan ganas de quedarme.
Rumbo al norte
Cambiamos de rumbo hacia el norte. Me quedan 1.600 kil¨®metros hasta Tijuana, muchos de los cuales recorrer¨¢n maravillosas pistas sin asfaltar entre cactus, montes y pe?ascos. Por aqu¨ª las llaman ¡°terracer¨ªas¡± y son el verdadero desaf¨ªo motociclista de esta pen¨ªnsula. Hago noche en Todos Santos, un ¡°pueblo m¨¢gico¡±. Es una catalogaci¨®n tur¨ªstica que reciben algunos municipios mexicanos que han sabido conservar su encanto, tradiciones, arquitectura, folklore y tipismo. Solo hay tres calles asfaltadas, nula prisa y ning¨²n edificio de tres pisos. Las playas cercanas son para¨ªsos surferos y el centro alberga cuatro restaurantes y tres hoteles. Me alojo en el m¨¢s barato, el Mar¨ªa Bonita, aunque el m¨¢s famoso es el Hotel California, que se autoproclama ser el de la canci¨®n de los Eagles.
En Todos Santos solo hay tres calles asfaltadas, nula prisa y ning¨²n edificio de tres pisos
Visito el establecimiento, y el encargado, Adolfo, me explica que el hotel lo fund¨® en 1950 un ciudadano chino que apost¨® por el turismo y por dar alojamiento y cerveza fr¨ªa a los marinos que ven¨ªan a cargar ca?a de az¨²car. Asegura que hay fotograf¨ªas de un miembro de los Eagles en Todos Santos y que las m¨¢s s¨®lidas pruebas de la vinculaci¨®n del hotel con la canci¨®n se encuentran en la letra, que habla de una carretera del desierto, del olor a colitas, o sea a la marihuana que los hippies plantaban en Baja en los sesenta y, sobre todo, en que desde el hotel se o¨ªan las campanas de la misi¨®n.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
- Oficina de Turismo de Baja California (www.descubrebajacalifornia.com).
- Hotel California (hotelcaliforniabaja.com). Calle de Benito Ju¨¢rez, entre Morelos y M¨¢rquez de Le¨®n. En Todos Santos. La habitaci¨®n doble, desde unos 140 euros la noche.
- Turismo de M¨¦xico (www.visitmexico.com).
Efectivamente, la misi¨®n del Pilar es contigua al Hotel California. Las misiones son el alma de Baja California, construidas por obcecados jesuitas que se negaban a rendirse ante el desierto. La primera misi¨®n se construy¨® en Loreto en 1697, y se la considera comienzo del Camino Real de las Californias que recorrer¨ªa el franciscano Frai Jun¨ªpero Serra hasta San Francisco. Desde las habitaciones y el bar del Hotel California se oye el ta?er de las campanas misioneras. De modo que el tequila, la marihuana y el sonoro bronce de una misi¨®n espa?ola bien pueden haber inspirado el m¨¢s famoso cuento de terror de la cultura pop universal. ¡°On a dark desert Highway¡¡±.
Miquel Silvestre es autor de Diario de un n¨®mada.
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