Soria antiestr¨¦s
Comida casera en Tiermes, noches en el castillo de Soma¨¦n, los buitres y el sosiego en una ruta castellana
Soledad, silencio y fr¨ªo. Es lo que le espera a quien se adentre por tierras de la provincia de Soria en pleno invierno y durante buena parte del a?o. Desde hace siglos muchos pueblos en Castilla agonizan. Algunos convertidos ya en fantasmas, pronto para siempre, pues alg¨²n d¨ªa no muy remoto la tierra y la maleza, hambrientas de pura sed, acabar¨¢n por trag¨¢rselos. Sin embargo, esa soledad, ese silencio y ese fr¨ªo que envuelven estas comarcas reconfortan el alma del que viene huyendo de una gran ciudad. De esas arterias llenas de anuncios parpadeantes y atronadores por las que vagan miles de personas d¨ªa y noche. ?En busca de qu¨¦? ?De un reloj ¨²ltimo modelo que da la misma hora que el viejo? En busca de nada.
Solo entrar en la carretera que desde Ayll¨®n conduce a Montejo y a las ruinas de Tiermes es un alivio para los sentidos. No hay estridencias en el paisaje. Ni en los colores ni en las formas. Tampoco en los sonidos. Solo se escucha el viento, alguna esquila y de vez en cuando el chillido de un p¨¢jaro. Aqu¨ª se respira paz. Una paz profunda. La que los buitres que anidan en la zona y planean sobre los p¨¢ramos saben transmitir mejor que las c¨¦lebres mensajeras del aire, tan ruidosas y beligerantes. Con su vuelo lento y amplio. Con ese suave, aunque n¨ªtido, rumor de las plumas cuando remontan gracias a una corriente de aire c¨¢lido.
Tiermes ha cambiado bastante en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Juan Manuel de Pablo, el due?o del hotel Termes, ha sabido convertir lo que en su origen era una simple venta digna de un relato cervantino en un agradable refugio que ofrece reposo y alimento, respetando el entorno, no solo natural, sino tambi¨¦n arqueol¨®gico, al construirlo seg¨²n patrones de la antigua arquitectura romana. Aqu¨ª, junto a la enorme chimenea y unas graciosas jaulas con reproducciones de vasijas, se come como no se come ya en casi ning¨²n sitio de Espa?a. Como se com¨ªa antes en los lugares en los que se cocinaba con cari?o y no se sableaba al cliente por un plato casero. Conejo a la brasa, ensalada de bacalao, tarta de queso. Y su famoso orumiel.
Manolo, con su esposa, Mar¨ªa, la b¨²lgara, que hace un bizcocho como los de mi infancia, una especie de Marmorkuchen, cual esponjoso m¨¢rmol veteado con su fil¨®n de chocolate en mitad de la masa de vainilla, y sus simp¨¢ticos asistentes cumplen una valiosa funci¨®n social. En su comedor no solo se re¨²nen forasteros venidos de lejos, tambi¨¦n los arque¨®logos que excavan y restauran los restos del asentamiento celt¨ªbero conquistado por Roma. Y Armando, con su coleta, larga como su alegr¨ªa, quien, desplazado de la ciudad por los avatares de la vida, ahora se encarga de vigilar el peque?o museo. O cabreros como Paquillo, un hombre que lleva toda la vida cuidando del ganado y al que en la mirada y en el cabello se le han enredado esos encajes grises que dan la soledad, el silencio y el fr¨ªo m¨¢s pertinaces, esos que caen sobre estos parajes en cuanto oscurece y no se ve m¨¢s que una luz en kil¨®metros y kil¨®metros, arrebujada entre las guedejas de la niebla.
El viajero que no quiera cruzarse con nadie durante horas puede, dejando a un lado las interesant¨ªsimas ruinas, pasear junto a las paredes de piedra roja que bordean los caminos, contemplando los buitres, sus nidos y comederos. Hay a quien le gusta llevarse un recuerdo de cada sitio. Algo barato. Y que ocupe poco. Una palabra nueva, por ejemplo. Poyato. Bancal llano de cultivo en un terreno en pendiente. Aqu¨ª hay muchos. En los roquedales que sirven de otero a las rapaces.
Paredes de granito
Medinaceli, en un alto, marca la frontera entre el mundo m¨¢s pobre de Tiermes y el que nos aguarda un poco m¨¢s all¨¢, tambi¨¦n en el sur de la provincia: Soma¨¦n, localidad que tuvo la suerte de topar con otro hombre emprendedor. Otro Manuel. En los ochenta, Manuel de la Torre, arquitecto y constructor, compr¨® al Estado en subasta un par de castillos en ruinas, uno de los cuales corona la parte m¨¢s alta de este enclave soriano que parece el Gran Ca?¨®n del Colorado en Castilla. Cuando por fin consigui¨® la licencia, la Guardia Civil detuvo las obras por una denuncia. Poco despu¨¦s parte del castillo se derrumb¨® sobre el cementerio. Los vecinos, todos a una, pidieron que prosiguiera la reconstrucci¨®n. De la Torre acondicion¨® as¨ª la que durante un tiempo fue su vivienda familiar, ahora uno de los hoteles m¨¢s singulares de Espa?a. Por sus espectaculares vistas y sus cuestas empinadas, que sobrevuelan los buitres. Y porque las pocas habitaciones y cada rinc¨®n de la Posada Real de Santa Quiteria guardan paredes esculpidas en granito tra¨ªdas de alguna casona amenazada de demolici¨®n, balcones de reja del siglo XVI, camas de madera antigua con dosel, espejos y visillos del XIX, bustos romanos¡ El comedor y el jard¨ªn tienen un aire franc¨¦s. Una pareja formada por dos gallegos atiende al hu¨¦sped. Pilar hace un delicioso bizcocho de zanahoria. Jos¨¦ Daniel a algunos afortunados les sirve un rico orujo de caf¨¦ blanco de su Ourense natal. En la carta, unos raviolis de chuparse los dedos. Con tomate natural y salsa blanca.
Tambi¨¦n este hotel cumple una funci¨®n social, pues gracias a ¨¦l Soma¨¦n est¨¢ vivo. Se han rehabilitado muchas casas a su alrededor, en las faldas del pe?asco sobre el que se asienta. Con cuidado y buen gusto. De aqu¨ª tambi¨¦n nos podemos llevar una palabra como recuerdo. M¨¢s solemne, dram¨¢tica. Tenebrario. En la oscuridad del castillo se puede ver uno de esos candelabros triangulares con 15 cirios dispuestos de forma escalonada que se van apagando de uno en uno durante el Oficio de Tinieblas.
Berta Vias Mahou es autora de Yo soy El Otro (Acantilado, 2015), premio Gonzalo Torrente Ballester de novela.
Gu¨ªa
nformaci¨®n
? Hotel Termes (www.hoteltermes.com; 975 35 20 55). Tiermes. La habitaci¨®n doble, desde 62 euros.
? Posada Real de Santa Quiteria (www.posadasantaquiteria.com; 975 32 03 93). Soma¨¦n. La habitaci¨®n doble, 132 euros con desayuno.
? Turismo de Soria (www.sorianitelaimaginas.com).
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