Olot, la ciudad de los volcanes
Casas modernistas y avenidas arboladas, paisajes verdes y luminosos. Los cr¨¢teres apagados circundantes le han dado personalidad a esta poblaci¨®n gerundense. M¨¢s las rutas senderistas por la zona de la Garrotxa
La capital de la comarca de la Garrotxa, en Girona, con m¨¢s de cuarenta volcanes inactivos, es una de esas peque?as joyas de interior que hacen del paseo una gozada y de la gastronom¨ªa un placer irresistible. Las calles del centro hist¨®rico de Olot (unos 34.000 habitantes), api?adas en torno a la iglesia de Sant Esteve, del siglo XVIII, conservan vestigios de los albores de la ciudad, en el siglo IX. A su alrededor, las v¨ªas se ensanchan y en sus flancos se levanta una peque?a y selecta muestra de edificios de arquitectura modernista firmados por maestros como Llu¨ªs Dom¨¨nech i Montaner. Y es que en Olot hay un poco de cada cosa, en dosis asequibles que rozan la excelencia.
9.00 Coca espolvoreada con az¨²car
Nada mejor que empezar el recorrido por la ¡°ciudad de los volcanes¡± en la oficina de turismo (1, pinche sobre el n¨²mero para ver el mapa ampliado) (calle del Doctor F¨¤bregas, 8; 972 26 01 41), ubicada en uno de los edificios m¨¢s interesantes de la villa, las dependencias del antiguo hospital de Sant Jaume, recientemente restauradas, y que conserva una magn¨ªfica portalada del siglo XVI. Cerca est¨¢ la plaza del Mercat, con varias pasteler¨ªas alrededor donde disfrutar de una coca amb fuet untada con tomate y aceite y espolvoreada con az¨²car. Aunque la mezcla parezca contradictoria, es un manjar exquisito.
10.00 La ruta modernista
El festival arquitect¨®nico empieza de inmediato. La ruta modernista nos traslada a la ciudad de principios del siglo XX y descubre peque?as grandes joyas como la Casa Gassiot (2), en la calle de Sant Rafel, levantada en 1911, o la Casa Gaiet¨¤-Vila (3), de 1905, ambas obras de Alfred Paluzie, art¨ªfice del Olot moderno. Entre estas dos casas se halla Can Trincheria, una mansi¨®n se?orial del siglo XVIII de visita obligada, ya que se conserva tal y como era, con todo el mobiliario y detalles. Otro de los tesoros modernistas est¨¢ en la fachada de la iglesia de Sant Esteve (4), obra de Sureda de 1905. En el interior del templo, en el museo parroquial, se puede contemplar uno de los nueves lienzos del Cristo abrazado a la cruz de El Greco.
12.00 Un aperitivo en el Firal
El modernismo tuvo una gran influencia en la estructura urbana de Olot, y algunos de los m¨¢s destacados arquitectos y artistas dejaron aqu¨ª su huella. Enfilamos el paseo de Miquel Blay (5), m¨¢s conocido como el Firal, para contemplar la fachada de la Casa Sol¨¤-Morales, dise?ada en 1913 por Llu¨ªs Dom¨¨nech i Montaner con esculturas de Eusebi Arnau, que recuerda a la Lle¨® i Morera del paseo de Gr¨¤cia barcelon¨¦s. El Firal es lugar para el aperitivo, con varias terrazas bajo los tupidos ¨¢rboles y buen ambiente en el hist¨®rico caf¨¦ Sport o en el caf¨¦ del Firal, donde destacan los embutidos de Olot.
13.00 El claustro renacentista
Del Firal arranca una de las rutas que lleva a lo alto del Montsacopa (6), el volc¨¢n urbano que corona la ciudad. Una subida suave, con alguna que otra cuesta, conduce hasta un cr¨¢ter perfecto que regala unas vistas fant¨¢sticas. Arriba tambi¨¦n est¨¢n la ermita de Sant Francesc y dos torres vig¨ªas de la ¨¦poca carlina. La bajada se puede realizar por la vertiente opuesta, que lleva directamente al Carrer Major (7), eje comercial con tiendas centenarias donde nos esperan otros dos interesantes edificios modernistas y el claustro del Carme, uno de los pocos renacentistas que se conservan en Catalu?a.
14.00 Patatas rellenas de carne y fritas con arte
El coraz¨®n medieval de Olot est¨¢ rodeado por un gran manto verde, basta con mirar un mapa de la ciudad para comprobar que apenas hay transici¨®n entre lo urbano y lo rural. Por eso elegimos comer en La Deu (8) (www.ladeu.es), un restaurante centenario enclavado en el paraje conocido como els Aiguamolls de la Moixina, cerca de la fuente hom¨®nima e incluido en el parque natural de la Zona Volc¨¢nica de la Garrotxa. Por supuesto, hay que pedir patatas de Olot, una delicia hecha con dos l¨¢minas finas de patata rellena de carne y frita con arte, que tambi¨¦n se puede comprar en cajas para llevar.
16.00 Bar con terraza en el vergel
En un agradable paseo de 10 minutos por estos paisajes plasmados por pintores como Mari¨¤ y Joaquim Vayreda o Josep Berga en sus acuarelas se llega al Parc Nou, donde est¨¢ el Museu dels Volcans (9), que muestra la intensa actividad volc¨¢nica de la Garrotxa con su cuarentena de cr¨¢teres, cuatro de los cuales flanquean la ciudad. Paz, tranquilidad y belleza por los cuatro costados en este peque?o vergel que tiene un bar con una terraza donde es impensable no detenerse para hacer un receso antes de volver al centro de la ciudad.
18.00 La base de la industria textil
Para hacer acopio de energ¨ªa, merece la pena recalar en Gluki (10), chocolateros desde 1880 puestos al d¨ªa con productos elaborados con ingredientes de agricultura ecol¨®gica que venden en una peque?a tienda de la calle de Joaquim Vayreda, 10. La variedad de sus bombones es impresionante, como su sabor. Me quedo con el que llaman Croscanet, nombre de volc¨¢n, hecho con pistachos y chocolate negro. Queda la visita al museo m¨¢s destacado de la ciudad, el Museo de la Garrotxa (11) (calle de l¡¯Hospici, 8), de etnolog¨ªa y arte, cuya sede es el antiguo hospicio, con un claustro neocl¨¢sico de tres alturas. En sus salas alberga desde antiguos moldes para hacer indianas, base de una industria textil que dio fama y trajo mucho dinero a la ciudad, y algunos de aquellos tejidos de anta?o, hasta una espl¨¦ndida muestra de pinturas de la Escola Paisatg¨ªstica d¡¯Olot. Adem¨¢s, una joya, la colecci¨®n de carteles modernistas de la ¨²ltima planta, y una ¨²ltima sorpresa, el lienzo de grandes dimensiones La c¨¤rrega, de Ramon Casas.
21.00 Cena en la vieja mas¨ªa
La gastronom¨ªa es uno de los fuertes de Olot, as¨ª que hay que aprovechar. Para la cena, entre las much¨ªsimas opciones, nos planteamos una m¨¢s econ¨®mica y otra para gurm¨¦s. El restaurante La Brasera (12) (Carrer Major, 29) ocupa los bajos del edificio modernista Casa Escub¨®s (Alfred Paluzie, 1905) y ofrece un buen men¨² volc¨¢nico, cocina basada en los productos de la zona. La otra es el dos estrellas Michelin Les Cols (13) (www.lescols.com), que, adem¨¢s de su cocina excepcional (con la chef Fina Puigdevall), tiene el aliciente de estar en una vieja mas¨ªa reformada por el grupo de arquitectos locales RCR, cuyas obras se extienden por toda la geograf¨ªa de la Garrotxa.
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