La Valeta de Renzo Piano
Los proyectos del arquitecto italiano revitalizan la capital de Malta
Piense en el Mediterr¨¢neo. Elija entre las islas italianas, Gibraltar, la costa de T¨²nez o la isla griega de Rodas. Si no consigue decantarse por ninguna opci¨®n, viaje a Malta. All¨ª, por momentos, creer¨¢ haberse acercado a todos esos lugares. Le asaltar¨¢n el italiano y el ingl¨¦s en los nombres de las calles, los letreros de los comercios y las costumbres de los habitantes. Tambi¨¦n el ¨¢rabe que colea en el malt¨¦s moderno. Por instantes, se dar¨¢ de bruces con iglesias barrocas, ciudades amuralladas, arquitectura de vanguardia y ruinas megal¨ªticas. Todo eso encierra una isla con el tama?o de una ciudad. Malta es el lugar m¨¢s densamente poblado de Europa. Un punto estrat¨¦gico en medio de un archipi¨¦lago con el mismo nombre que en 1964 dej¨® de ser lugar de paso para presentarse al mundo como naci¨®n independiente. Un nuevo Parlamento dise?ado por Renzo Piano celebra ahora esa rica uni¨®n de culturas y legados. Y, como no pod¨ªa ser de otra manera, se llega a ¨¦l por la calle principal de La Valeta, la de la Rep¨²blica, antes conocida como Kings Way y antes a¨²n como la Strada Reale.
Una nueva puerta en la muralla y el nuevo Parlamento alteran la fachada de La Valeta y alumbran una idea: c¨®mo renovarse sin perderse por el camino. La respuesta la dan las intervenciones de Renzo Piano. El Parlamento es a la vez plaza p¨²blica y gobierno del pa¨ªs. A trozos parece esculpido, como hecho por el paso del tiempo. Levantado para ceder terreno al paseo de los ciudadanos, est¨¢ construido con la piedra caliza color miel que marca el tono c¨¢lido de los edificios de la isla.
Fue Carlos I el que arrend¨® este lugar a los famosos Caballeros de la orden de Malta, los Caballeros Hospitalarios, cuando estos fueron expulsados de la isla de Rodas por el sult¨¢n otomano Solim¨¢n el Magn¨ªfico. Por entonces, la Corona de Arag¨®n dominaba Malta y el monarca espa?ol les cobraba un halc¨®n al a?o. El nombre de la capital llegar¨ªa poco despu¨¦s. Corr¨ªa 1565 cuando los turcos sitiaron la isla. El gran maestre Jean Parisot La Valette comand¨® la resistencia a la invasi¨®n. Y venci¨®. El barrio Vittoriosa ¡ªconvertido en ciudad por Napole¨®n¡ª rinde homenaje a ese triunfo. La capital fortificada que levantaron para prevenir futuras invasiones tambi¨¦n: fue bautizada con el nombre del gran maestre, cuya estatua, a la espalda del Parlamento, domina las ruinas de la antigua ¨®pera neocl¨¢sica transformada por Piano en un teatro al aire libre.
Caravaggio, en la catedral
Vaya a ver arquitectura, a perderse en una ciudad barroca y neocl¨¢sica, a tumbarse en una playa o a comer pescado en el puerto, de La Valeta no puede uno irse sin acercarse a uno de los m¨¢s notables lienzos que pint¨® Caravaggio. Retrata la decapitaci¨®n de Juan Bautista. Est¨¢ en el oratorio de la concatedral y es el ¨²nico lienzo que el pintor lombardo firm¨® en su vida. Lo hizo en la sangre que brota de la cabeza del primo de Jesucristo. En la catedral busquen tambi¨¦n su san Jer¨®nimo. Y los sepulcros de los Cotoner mallorquines y del quinto Bar¨®n de Dos Aguas, valenciano, todos grandes maestres de la orden de Malta.
Aunque la presencia de los caballeros salpica la isla, los franceses, de la mano de Napole¨®n, acabaron con su dominio. Tambi¨¦n con el trato discriminatorio a jud¨ªos y musulmanes. No todo fue sensato. Napole¨®n arras¨® las arcas y los caballeros no ofrecieron resistencia porque hab¨ªan jurado no levantarse en armas contra pr¨ªncipes cristianos. De esa ocupaci¨®n quedaron algunos barrios recatalogados como urbes. As¨ª, las famosas Tres Ciudades son las poblaciones de Cospicua, Senglea y Vittoriosa, donde los caballeros instalaron la capital.
Despu¨¦s de los franceses llegaron los ingleses. Carteles anunciando Guest House o Brid?ge Bar delatan cu¨¢nto se integraron, pero es el interior de una vivienda en el centro de La Valeta, la Casa Roca Piccola, lo que mejor resume otros tiempos. Tambi¨¦n el humor con el que algunos arist¨®cratas se adaptan a los cambios. Es el noveno marqu¨¦s de Piro el que bromea con su papagayo cuando esta periodista visita la casa. No es una excepci¨®n. Es un hombre sociable y prefiere hablar con los visitantes que encerrarse en sus aposentos. De su vivienda se visita la cripta ¡ªtres refugios antibombas¡ª, el jard¨ªn, los dormitorios y los salones. Las mesas est¨¢n puestas. Manteler¨ªas, vajillas, cristaler¨ªas y faisanes de plata decoran el despliegue preparado solo para los ojos de los turistas.
De la pel¨ªcula Munich, de Spielberg, a El c¨®digo Da Vinci, de ?gora a Pinocho, son legi¨®n los filmes que se han rodado en Malta. En Mdina, la antigua capital, a 20 minutos de La Valeta, se film¨® la primera temporada de Juego de tronos. Tiene sentido, la primera ciudad amurallada de la isla, hoy residencia de nobles decadentes, parece m¨¢s un escenario que un lugar real. Tejida con calles estrechas y palacios renacentistas, por ella no circulan los coches. Con raz¨®n la llaman la ciudad del silencio. As¨ª, el cine es lo que mejor resume lo que es Malta. Cleopatra, Ast¨¦rix y Ob¨¦lix o El expreso de medianoche sucedieron en Egipto, La Galia o Turqu¨ªa. Pero tambi¨¦n en Malta. Queda claro que este pa¨ªs, isla y archipi¨¦lago podr¨ªa ser muchos sitios. Pero es uno solo, compuesto por todos y concentrado en pocos metros.
Gu¨ªa
C¨®mo ir
Informaci¨®n
? Ryanair (www.ryanair.com) vuela directo a Malta desde Madrid, ida y vuelta desde 107 euros.
? Oficina de turismo de Malta (www.visitmalta.com/es).
? Casa Rocca Piccola, palacio del siglo XVI de la familia Piro (casaroccapiccola.com).
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