Bienvenidos a la ciudad del amor
Cuna de la independencia estadounidense, una ruta por Filadelfia desde su centro hist¨®rico hasta las coloridas fachadas de South Street
A solo 150 kil¨®metros de Nueva York, la hist¨®rica ciudad de Filadelfia suele verse eclipsada por la Gran Manzana y muchos viajeros la excluyen de su lista de destinos imprescindibles en la costa este de Estados Unidos. Un error, pues vista de cerca, la llamada ciudad del amor fraterno es especialmente agradable, interesante e ilustra perfectamente la otra cara de esta regi¨®n del pa¨ªs.
Para los estadounidenses es la cuna del gobierno, ya que fue aqu¨ª donde en 1776 los padres fundadores de la patria firmaron la Declaraci¨®n de Independencia. La historia rebosa por muchos rincones de la ciudad (la campana de la libertad, el despacho de Benjamin Franklin) y como los edificios m¨¢s antiguos de Filadelfia est¨¢n tan bien conservados, resulta m¨¢s sencillo conocer la historia fundacional del pa¨ªs y el nacimiento de su democracia aqu¨ª que en la no lejana Washington DC.
Pero no todo es historia en Filadelfia: la quinta ciudad de Estados Unidos (por poblaci¨®n) cuenta con una excelente y abrumadora oferta gastron¨®mica, musical y art¨ªstica, y propone una interesante escapada desde Nueva York. Bonita y f¨¢cil de explorar, Filadelfia invita a recorrer sus elegantes plazas y callejones para sumergirnos en la historia del pa¨ªs.
01 La milla hist¨®rica
En sus inicios, Filadelfia fue mucho m¨¢s importante que Washington, Boston o Nueva York: fue la segunda ciudad m¨¢s grande del Imperio brit¨¢nico despu¨¦s de Londres, aunque tambi¨¦n la que posteriormente, junto a la capital de Massachusetts, desencaden¨® su ca¨ªda. Desde el inicio de la Guerra de Independencia hasta 1790 (a?o en que se fund¨® la ciudad de Washington), fue la capital de la nueva naci¨®n. Su decadencia comenz¨® cuando Nueva York se fue erigiendo en el gran centro cultural, comercial e industrial de los Estados Unidos.
El centro urbano de Filadelfia es el objetivo de los viajeros que la visitan: es f¨¢cil de recorrer a pie o en autob¨²s, y en poco espacio concentra los principales iconos de la independencia americana. Porque si de algo presumen en esta ciudad es de su crucial papel en el nacimiento del pa¨ªs y la democracia estadounidense. A la zona junto al r¨ªo Delaware, entre Walnut St, Vine St y la calle Sexta, se la conoce como la milla cuadrada m¨¢s hist¨®rica de EE UU y dentro de esta ¨¢rea hay incluso un parque nacional, el Independence National Historic Park, que incluye edificios antiguos, museos y elementos emblem¨¢ticos, muchos de ellos gestionados por el Servicio de Parques Nacionales. Aqu¨ª tambi¨¦n encontramos un restaurante curioso, la City Tavern, con camareros que parecen sacados del siglo XVIII.
Durante el verano el casco antiguo de Filadelfia suele estar repleto de turistas, pero en los edificios menos conocidos se reduce la afluencia y se est¨¢ m¨¢s tranquilo. Solo hay que escoger un punto en el plano: hasta el ¨²ltimo rinc¨®n tiene una historia interesante. En la zona de Front St, que sol¨ªa marcar el extremo del puerto fluvial, hay casas y almacenes centenarios reconvertidos en lofts, galer¨ªas y tiendas. La combinaci¨®n de historia y modernidad convierte a este barrio en un lugar fascinante para pasear, a pesar de la marea de turistas estival.
02 La campana de la libertad
El Liberty Bell Center es una de las visitas imprescindibles. En realidad es un envoltorio para uno de los grandes s¨ªmbolos de la ciudad (y del pa¨ªs): un edificio de paredes de cristal que acoge a la Campana de la Libertad, emblema de la historia de Filadelfia, ante la cual los turistas hacen cola. La campana se forj¨® en 1751 para conmemorar el 50 aniversario de la Constituci¨®n de Pensilvania. Se instal¨® en el Independence Hall y repic¨® con la primera lectura en p¨²blico de la Declaraci¨®n de Independencia, el 4 de julio de 1776.
03 La cuna de la democracia americana
El Independence Hall, ¡°lugar de nacimiento del gobierno de Estados Unidos¡±, no tiene mucho de grandioso. En realidad fue un modesto edificio cu¨¢quero donde se reunieron los delegados de las 13 colonias para aprobar la Declaraci¨®n de Independencia de 1776. Se puede ver de forma gratuita en el Sal¨®n de Congresos, donde se reun¨ªa el Congreso cuando Filadelfia todav¨ªa era capital del pa¨ªs.
04 El museo de Benjamin Franklin
En un patio al sur de Market Street est¨¢ el museo subterr¨¢neo dedicado a la vida del ilustre Benjamin Franklin, impresor (cre¨® el primer peri¨®dico del pa¨ªs), inventor (de las bifocales, del pararrayos) y hombre de Estado: fue uno de los firmantes ¨Cel de mayor edad, 70¨C de la Declaraci¨®n de Independencia. En el mismo patio se pueden ver las oficinas del peri¨®dico de Franklin ¨Cla Pennsylvania Gazette¨C con la imprenta que usaba.
05 Museo constitucional
En el curioso y activo National Constitution Center, impensable en otro lugar del mundo, la protagonista ¨²nica y absoluta es la venerada Constituci¨®n de Estados Unidos. El recorrido comienza con una presentaci¨®n teatral del hist¨®rico documento, para continuar despu¨¦s por una serie de muestras interactivas, con cub¨ªculos para votar y juegos de preguntas. Tambi¨¦n se puede ver una versi¨®n original de la Declaraci¨®n de Derechos de 1776. Conviene ir temprano para evitar las colas porque los americanos lo tienen entre sus prioridades de visita.
06 El callej¨®n es un museo
La visita a la zona m¨¢s antigua de la ciudad se completa con otros interesantes centros, como el dedicado a la historia de los jud¨ªos americanos, con los habituales recursos interactivos, o al callej¨®n de Elfreth¡¯s Alley, que est¨¢ habitado desde la d¨¦cada de 1720. Una de sus 32 casas de ladrillo es un museo que muestra la hist¨®rica calle por dentro y por fuera.
Tambi¨¦n se puede visitar la casa de la moneda (United States Mint) para ver c¨®mo se acu?an los d¨®lares y admirar, de paso, los mosaicos Tiffany de este elegante edificio. Tambi¨¦n hay mosaicos del mismo tipo en el Dream Garden, uno de los vest¨ªbulos del Curtis Center donde un luminoso mosaico de Maxfield Parrish, que ocupa toda una pared, muestra un exuberante paisaje elaborado con m¨¢s de 100.000 trozos de cristal. Est¨¢ considerada una de las grandes obras de arte americanas.
Vale la pena la excursi¨®n hasta Penn¡¯s Landing para ver el Independence Seaport Museum, ubicado sobre los hist¨®ricos astilleros de Filadelfia, que estuvieron en activo hasta 1995. Se puede pasear por un barco de guerra de acero de 1892 y meterse dentro de un submarino de la II Guerra Mundial.
07 Un paseo por el siglo XVIII
Aparte de ser el barrio antiguo de la ciudad, la encantadora zona residencial de Society Hill invita a pasear para contemplar casas de ladrillo originales de los siglos XVIII y XIV, y preciosos callejones. Destacan dos mansiones del siglo XVIII: Physick House, perteneciente a un influyente cirujano, y Powell's House, cuya decoraci¨®n original se ha instalado en el Philadelphia Museum of Art. En el extremo sur est¨¢ el Headhouse Shambles, plaza comercial de principios del siglo XIX que todav¨ªa alberga el mayor mercado de abastos de la ciudad.
08 La otra cara de Filadelfia: Chinatown
Filadelfia cuenta con la cuarta comunidad china (en tama?o) de todo el pa¨ªs. El barrio de Chinatown existe desde la d¨¦cada de 1860, cuando se concentraron en esta zona de la ciudad los inmigrantes chinos que construyeron el ferrocarril transcontinental. Ahora, adem¨¢s de gente de toda China, tambi¨¦n conviven malayos, tailandeses y vietnamitas. Su elemento m¨¢s llamativo es la colorista puerta china de la Amistad, de cuatro alturas, pero hay otras paradas interesantes para el viajero curioso, como el Museo de los Afroamericanos.
09 El coraz¨®n de la ¡®Philly¡¯
En torno al Ayuntamiento (City Hall) de la ciudad se concentra la vida econ¨®mica y social de Filadelfia: oficinas, grandes hoteles, salas de conciertos y restaurantes. Un poco m¨¢s al oeste, la elegante Rittenhouse Square, con su estanque y sus estatuas, es el centro de un elegante barrio residencial. El ayuntamiento, construido en 1901, ocupa una manzana entera y con los 167 metros de altura de su torre es la estructura con armaz¨®n de acero m¨¢s alta del mundo. Desde el mirador, casi en la punta de la torre, se ve casi toda la ciudad.
Tambi¨¦n en esta zona podemos echar un vistazo al Templo mas¨®nico, una especie de iglesia con decoraci¨®n barroca que permite conocer mejor esta sociedad secreta, as¨ª como el M¨¹tter Museum: una colecci¨®n de rarezas m¨¦dicas gestionada por el Colegio de M¨¦dicos convertida en una de las atracciones m¨¢s originales de FIladelfia.
10 Los museos de Fairmount
Hacia el noroeste de la ciudad se extiende la zona de museos de Filadelfia. El principal e imprescindible es el Philadelphia Museum of Art, que para muchos no pasa de las escaleras que Sylvester Stallone sub¨ªa a la carrera en Rocky, pero que tiene mucho que ver en su interior: se trata de uno de los mejores centro del arte de Estados Unidos, con excelentes colecciones de arte asi¨¢tico, obras maestras del Renacimiento, posimpresionistas y de pintores modernos como Picasso, Duchamp o Matisse. Tienen especial inter¨¦s las salas completas (un claustro medieval, un templo chino y una casa de campo austriaca) y hay tanto que ver que la entrada normal permite acceder dos d¨ªas al museo y al edificio Perelman, a dos casas hist¨®ricas cercanas y al Museo Rodin.
La segunda gran instituci¨®n art¨ªstica es la Barnes Foundation, que acoge la colecci¨®n privada del educador Albert C. Barnes, quien durante la primera mitad del siglo pasado acumul¨® un importante fondo art¨ªstico que incluye obras de C¨¦zanne, Degas, Matisse, Renoir, Van Gogh y otros maestros europeos; tambi¨¦n piezas de arte popular africano y americano.
Las piezas est¨¢n distribuidas y colgadas de acuerdo con su visi¨®n personal, en una cuidadosa yuxtaposici¨®n de colores, temas y materiales. En una sala, todos los retratos parecen estar mirando a un punto central. Lo m¨¢s notable es que son obras que quiz¨¢ nunca se hayan visto, porque el testamento de Barnes limita la reproducci¨®n y el pr¨¦stamo de las mismas. Actualmente, el edificio de la fundaci¨®n cuenta con una moderna cubierta que contiene una reproducci¨®n fiel de la mansi¨®n original de Barnes, que se conserva en las afueras de la ciudad.
La Ciencia tiene tambi¨¦n sus espacios en este barrio muse¨ªstico, con el Franklin Institute Science Museum, que contiene algunas piezas de la conocida serie de anatom¨ªa humana Bodies, as¨ª como un planetario y el espect¨¢culo homenaje a Franklin.
La otra gran instituci¨®n cient¨ªfica es la Academy of Natural Sciences, donde los ni?os disfrutan especialmente con la sala de las mariposas y la espl¨¦ndida exposici¨®n de dinosaurios, en la que pueden excavar en busca de f¨®siles.
La nota m¨¢s verde y natural de la zona la pone el Fairmount Park, uno de los mayores parques urbanos de los Estados Unidos, con 3.700 hect¨¢reas. Atravesado por el sinuoso r¨ªo Schuylkill, en el que no falta de nada: desde clubes de remo de la ¨¦poca victoriana en Boathouse Row hasta campos de juegos y prados, arte al aire libre, edificios hist¨®ricos y un enorme zoo. En ¨¦poca de floraci¨®n de los cerezos conviene Visitar el jard¨ªn japon¨¦s de Shofuso, con su est¨¦tica del siglo XVI.
11 Filadelfia sur
South Street, con sus antros y locales de m¨²sica en directo para los m¨¢s j¨®venes, marca el l¨ªmite del llamado sur de Filadelfia, basti¨®n de la vida obrera en la ciudad, con poblaci¨®n italiana, irlandesa y alemana. En la pr¨¢ctica, la mezcla es mucho mayor, pues incluye comunidades mexicanas, vietnamitas y afroamericanas, e incluso de una etnia emergente, los h¨ªpster, que regentan los cada vez numerosos caf¨¦s de la zona.
En esta zona sur de la ciudad encontraremos lugares como los Philadelphia¡¯s Magic Gardens, una especie de jard¨ªn de las maravillas que incluye mosaicos de espejo, muros de botellas y extravagantes esculturas creadas por Isaiah Zagar, quien tambi¨¦n ha instalado obras por la toda ciudad. Los viajeros m¨¢s gourmets pueden acercarse al Mercado italiano, un animado rinc¨®n lleno de puestos de productos frescos, carnicer¨ªas, pescader¨ªas y delicatessen: el extremo norte es de predominio italiano mientras que al sur de Washington Street se torna mexicano, as¨ª que podremos comprar tortillas y tortellini en un mismo paseo.
12 El sabor de Filadelfia
Filadelfia es uno de los grandes destinos gastron¨®micos americanos. Aqu¨ª se discuten con pasi¨®n los detalles de un buen cheesesteak ¨Cbocadillo caliente de carne de buey a la parrilla¨C, aunque para los visitantes lo m¨¢s importante es saber c¨®mo y d¨®nde pedirlo. Primero hay que escoger el tipo de queso ¨Cprov (provolone), American (amarillo graso) o whiz (Cheez Whiz naranja rallado)¨C y despu¨¦s hay que a?adir (with) o descartar (without) la cebolla frita: ¡°Prov wit¡±, por ejemplo, o ¡°whiz widdout¡±. Los mejores locales est¨¢n en la zona de South Street, como Pat¡¯s King of Steaks (1237 E Passyunk Ave), donde dicen que se invent¨® el cheesesteak all¨¢ por 1930.
Una alternativa al plato cl¨¢sico es el pizza steack (con salsa de tomate) o los hoagies fr¨ªos de Jim¡¯s Steaks (400 South St), as¨ª como el famoso bocadillo de cerdo asado con grelos y provolone del Tony Luke¡¯s (39 E Oregon Ave), que cuenta con una versi¨®n vegetariana.
M¨¢s all¨¢ de los bocadillos calientes, Filadelfia es famosa por una oferta gastron¨®mica m¨¢s refinada en los animados caf¨¦s y restaurantes de East Passyunk, hacia el sur, as¨ª como en Northern Liberties y Fishtown, al norte del casco antiguo, junto al r¨ªo. Stephen Starr y Jos¨¦ Garc¨¦s son dos restauradores que gestionan, conjuntamente, m¨¢s de 25 locales de moda, como Amada, para tapear. Tampoco hay que perderse las helader¨ªas Capogiro, repartidas por la ciudad. Para los nost¨¢lgicos es visita obligada el Franklin Fountain, en el casco antiguo (116 Market St), un fant¨¢stico vestigio del pasado ¨Cnada kitsch¨Ccon sus phosphate sodas, helados de sabores de los de antes, un tel¨¦fono antiguo y un ambiente muy cl¨¢sico.
M¨¢s informaci¨®n en la nueva gu¨ªa de Lonely Planet Costa este de EE UU y en?www.lonelyplanet.es
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