Palacio de Esquileo, antigua casa de lanas

Probablemente no haya una celebraci¨®n m¨¢s florida, m¨¢s multitudinaria ni mejor orquestada en la vida de una persona que la de su boda. Y para que el ritual adquiera la pompa deseada, es imprescindible que el escenario magnifique el acontecimiento, por ejemplo, con cierta enjundia hist¨®rica, monumental o geogr¨¢fica. Aun cuando haya que recurrir a remedos posmodernos, como el arquitecto Robert Venturi teoriz¨®.

En Sotos de Sep¨²lveda, la herencia trashumante de la sierra segoviana asegura el paisaje historicista id¨®neo para unos esponsales fotog¨¦nicos y simb¨®licos. As¨ª, sobre los vestigios de un antiguo ingenio dedicado a la esquila de ovejas, Ruth Montero y Laura C¨¢mara firman con su estudio 5.0 Arquitectos el dise?o de un complejo tur¨ªstico para banquetes y reuniones de 400 personas. Una especie de resort rural evocador de aquellos palacios en los que, siglos atr¨¢s, se concentraban cientos de ganaderos, comerciantes, contratistas e industriales textiles para las labores de lavado, venta y transporte de las ovejas destinadas a las ferias de vell¨®n.

El conjunto lo forman cinco edificaciones, cuatro de ellas anexionadas de dos en dos. A su largo se suceden los salones del Torre¨®n, las L¨¢mparas, Amarillo, Verde, Azul¡­ Y el pabell¨®n acristalado, bordeado por un muro de r¨¦plica mud¨¦jar, donde se organizan los banquetes m¨¢s se?oriales. Desde estos salones se accede a algunas habitaciones denominadas cl¨¢sicas, por estar situadas sobre las ruinas renacentistas del palacio. Su decoraci¨®n con ¨®leos de artistas locales no deja lugar a dudas, m¨¢xime cuando su emplazamiento sobre los radiadores acelerar¨¢ el car¨¢cter a?ejo de estas pinturas. En otro edificio se distribuyen las denominadas habitaciones vanguardistas, que gozan de unos cuartos de ba?o abiertos a la alcoba muy actuales.

Pero lo que de verdad importa aqu¨ª es el tel¨®n de fondo que sirve a la labor de fot¨®grafos y camar¨®grafos. Por un lado, la sala de las L¨¢mparas exhibe un artesonado digno de albergar los tocados de ¨¦poca m¨¢s vistosos. Es el lugar predilecto para el baile de esponsales, que puede seguir m¨¢s tarde en la Plaza de las Columnas, ya en el jard¨ªn, donde el uso de flases pone en valor sus distintas fuentes, basas y capiteles al frescor oto?al de los fresnos ¡ªestos s¨ª¡ª milenarios, los prunos, las catalpas y los bojes. Es el espacio ideal, fuera de todo artificio, para contemplar en toda su inmensidad la sierra de Guadarrama. Especialmente si se tiene oportunidad de subir a la barandilla almenada del Torre¨®n, donde se celebran unas bodas, nunca mejor dicho, por todo lo alto.

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