Del ¨¢rbol sagrado a la ola m¨¢s larga
La villa vizca¨ªna celebra su 650? cumplea?os. Del Museo de la Paz a las mejores barras de la ruta de ¡®pintxos¡¯. Y del surf al senderismo y la observaci¨®n de aves en la reserva de la biosfera de Urdaibai. Un d¨ªa con muchos planes
Gernika es el ¨¢rbol sagrado de los vascos y es el Guernica de Picasso, la madre que clama al cielo con su hijo roto en brazos y que no olvidar¨¢ as¨ª pasen mil a?os. Pero es tambi¨¦n una senda alegre y luminosa que conduce a las marismas pajareras de la reserva de la biosfera de Urdaibai, al Bosque Pintado de Oma y a las playas de Laga y Laida, ¨®ptimas para el surf. Un d¨ªa intenso, bien aprovechado, da para conocer las dos Gernikas: la venerable villa foral, que este a?o celebra su 650? aniversario, y la tierra radiante, como reci¨¦n creada, donde el r¨ªo Oka se funde con el mar.
9.00 Lunes de mercado
Antiguamente se dec¨ªa: ¡°Lunes gernik¨¦s, golperik ez¡±. O sea: el lunes en Gernika, ni golpe. Era d¨ªa de mercado, de fiesta, de comilona y de front¨®n. Y, aunque menos festivo, sigue siendo el d¨ªa en que los baserritarras acuden a la plaza del Mercado con la flor de sus huertos. En verano, la estrella es el pimiento de Gernika; en oto?o, la alubia. Si no es lunes, lo mejor es salir a disfrutar de la r¨ªa. La senda arranca en el puente de Renter¨ªa y conduce en menos de una hora al Urdaibai Bird Center (1) , atravesando las marismas bullentes de avifauna mediante largas pasarelas de madera. El centro, mod¨¦lico, se sit¨²a en un lugar de observaci¨®n privilegiado. Otro gran observatorio es la vieja torre de Madariaga (2), en Busturia, brillantemente rehabilitada como centro de interpretaci¨®n de la naturaleza por el estudio de arquitectura IA+B. Aqu¨ª, adem¨¢s, organizan salidas en barco para ver cet¨¢ceos.
10.00 El ¨¢rbol de la libertad
Tampoco se est¨¢ mal dando un paseo por el parque de los Pueblos de Europa (3), entre hayas, robles, encinas y esculturas de Henry Moore y Chillida. Al lado mismo se encuentran la Casa de Juntas (4) y el ?rbol de Gernika, el roble que simboliza las libertades tradicionales del Pa¨ªs Vasco, regado desde hace siete siglos con juramentos de se?ores de Bizkaia, reyes de Espa?a y lehendakaris. Como la libertad y los juramentos, los ¨¢rboles no son eternos. El actual (de 2015) es el cuarto que ha habido que plantar, usando reto?os y bellotas de los anteriores.
12.00 Museos de la Paz y de Euskal Herria
Como se recuerda en el imprescindible Museo de la Paz (5), m¨¢s del 85% de la poblaci¨®n qued¨® arrasada tras ser bombardeada por la Legi¨®n C¨®ndor alemana el 26 de abril de 1937, que era lunes de mercado. Uno de los pocos edificios que se salvaron, el palacio de Alegr¨ªa o Montefuerte, alberga el Museo de Euskal Herria (6), que hasta enero de 2017 acoge la exposici¨®n Gernika, el lugar del ¨¢rbol, organizada con motivo del 650? aniversario de la fundaci¨®n de la villa. La joya, el sarc¨®fago policromado del conde don Tello, el fundador de Gernika en 1366, trasladado para la ocasi¨®n desde el convento palentino de San Francisco. A dos pasos, en el arranque de la calle de Pedro de Elejalde, hay una reproducci¨®n a tama?o real en cer¨¢mica del Guernica, de Picasso (7). Y dos calles m¨¢s abajo, en la de Carlos Gangoiti, est¨¢ el templo vasco de la cesta-punta, el front¨®n Jai Alai (8), obra del arquitecto Secundino Zuazo, donde de 11.00 a 13.00 puede verse entrenar a los aprendices de esta disciplina.
14.00 Ruta del ¡®pintxo¡¯
Para comer bien uno puede, por ejemplo, acercarse a Boli?a El Viejo (9), un fig¨®n a la antigua usanza, donde se cuecen a fuego lento las alubias con sus sacramentos, los chipirones de Elantxobe en su salsa, los callos y morros a la vizca¨ªna¡ Quien pide merluza frita da en el clavo, y luego tostadas de postre, otro acierto seguro. Tampoco se equivoca quien adquiere en la oficina de turismo (10) (Artekalea, 8) el bono de la ruta del pintxo, que por 9,90 euros permite tomar ocho de ellos en las mejores barras de Gernika. En Hiru Saku (11) (Pablo Picasso, 7) brillan los pintxos de salm¨®n y pulpo; en Arrien (12) (Eriabarrena, 2), los de bacalao, chipir¨®n y jam¨®n; en Auzokoa (13) (Pablo Picasso, 5), los de langostinos; en Batzoki (14) (Carlos Gangoiti, 7), los de bacalao al pilpil, y en Etxarte (15) (Barrenkale Barrena s/n), los de cocochas y revuelto de champi?¨®n.
16.00 Bisontes reales o en 3D
La mejor forma de conocer la fauna de Urdaibai (la m¨¢s c¨®moda, por lo menos) es acercarse al refugio de Basondo (16), en el vecino municipio de Kortezubi, donde viven un pl¨¢cido retiro corzos, ciervos, zorros, jabal¨ªes, gatos monteses y otros animales aut¨®ctonos que han sufrido lesiones irreversibles. Tambi¨¦n hay lobos y linces, antiguos moradores de estos bosques, ya desaparecidos. Y bisontes como los que hace 20.000 a?os fueron inmortalizados por los hombres de Croma?¨®n en las paredes de la cercana cueva de Santimami?e. El acceso a la cavidad, por razones de conservaci¨®n, est¨¢ limitado al vest¨ªbulo y al ¨¢rea arqueol¨®gica inmediata, pero las pinturas pueden verse reproducidas, con extrema fidelidad, haciendo un recorrido con gafas de realidad virtual. En el mismo entorno que el refugio y la cueva, a media hora de paseo, est¨¢ el famoso Bosque Pintado de Oma, obra de Agust¨ªn Ibarrola. Todo esto, con ni?os, es un planazo.
18.00 La desembocadura de la r¨ªa
Otro plan perfecto para toda la familia en las vecindades de Gernika son los cursos y campamentos que organiza Laga Surf Camp. Se puede aprender a surfear en la playa salvaje de Laga, al pie de los acantilados del cabo Ogo?o, o en la de Laida (17), en la desembocadura de la r¨ªa, cabalgando la m¨ªtica ola de Mundaka, la m¨¢s larga de cuantas rompen hacia la izquierda en Europa. El llamado ba?o de surf, de dos horas de duraci¨®n, con profesor, material y seguro, sale por 30 euros.
21.00 Sue?os de emperatriz
A medio camino entre Gernika y las playas se alza el castillo de Arteaga (18), una peque?a fortaleza neog¨®tica que fue propiedad de la emperatriz Eugenia de Montijo y hoy es un buen restaurante y un hotel rom¨¢ntico a m¨¢s no poder, donde los tortolitos se arrullan contemplando las puestas de sol sobre las marismas. Ahora bien: la habitaci¨®n doble no baja de 150 euros. Por la tercera parte se puede dormir en la cercana Txopebenta (19), antigua fonda y primera casa rural del Pa¨ªs Vasco, rehabilitada con materiales reciclados. Magn¨ªficos los desayunos: zumo natural, panecillos con queso fundido, tostadas, boller¨ªa, mermeladas caseras¡ De lunes guerniqu¨¦s.
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