Torre del Visco, un aislamiento providencial

Al pie de un viejo olivo masovero reposan las cenizas del brit¨¢nico Piers Dutton, sobre las que su viuda, Jemma Markham, recuerda cada tanto, con una copa de vino en la mano, las dos d¨¦cadas transcurridas desde que ambos liquidaron las existencias de la librer¨ªa Turner, en Madrid, para refugiarse en una mas¨ªa del siglo XV a orillas del r¨ªo Tastavins, en el Maestrazgo turolense. Veinte a?os de hospitalidad sincera y refinamiento Relais & Ch?teaux para agasajar a nacionales y for¨¢neos en sus 80 hect¨¢reas de finca primorosamente floridas, al cabo de cinco kil¨®metros de pista forestal impracticable en noches de tormenta, que siguen definiendo a este lugar como el hotel con encanto m¨¢s remoto de la geograf¨ªa peninsular. Un Shangri-La para los viajeros que no le tienen miedo a estos montes de encinas y viejos olivos donde corretean libres los zorros y los jabal¨ªes, las cabras hisp¨¢nicas y las jinetas.

Dos d¨¦cadas y una ausencia despu¨¦s, nuestra entusi¨¢stica anfitriona ha elevado a la categor¨ªa de esencial la avidez de sus hu¨¦spedes por las experiencias a recordar. Aqu¨ª, en el sal¨®n que siempre ha sido de estar, una cata de aceites elaborados en la finca. Algo m¨¢s all¨¢, un curso de horticultura que ayude a comprender la inspiraci¨®n bot¨¢nica del alojamiento. En un extremo perdido del matorral, una tina de agua caliente, el spa so?ado de la naturaleza.

El jard¨ªn delantero, m¨¢s ordenado que nunca, abre paso a la torre y su zagu¨¢n de piedra, donde se puede disfrutar de una peque?a biblioteca en lengua inglesa, un comedor a media luz y una bodega imprescindible para asentar un buen plato y un buen libro frente a cualquiera de las tres chimeneas. Esa fiesta diaria de aromas, sabores y texturas de la tierra ensalza, hoy como ayer, el talento culinario del hotel. Pero nada como el desayuno en la propia cocina. Donde anta?o Piers oficiaba con los tomates y la mandolina, hoga?o dos cocineras elaboran sobre el mes¨®n lo que cada comensal prefiera.

A las habitaciones de siempre, ambientadas en estilo country home (casa campestre), todas diferentes, recogidas, cultas y campechanas en el ideario de la anfitriona, se han a?adido tres suites de aires igualmente campiranos, aunque m¨¢s abrigadas todav¨ªa que las anteriores. La ampliaci¨®n ha servido para mejorar algunos detalles agradecidos por la clientela, como la elecci¨®n de una nueva marca de cosm¨¦ticos, la disposici¨®n de una ducha torrencial y la guarnici¨®n de las camas con unos colchones tan c¨®modos que a todos se les pegan las s¨¢banas una hora m¨¢s de lo habitual.

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