Kotor, la bah¨ªa misteriosa
Puro Mediterr¨¢neo y la refinada influencia de los venecianos. La ensenada montenegrina se ha convertido en un destino cada vez m¨¢s visitado. Tras subir 1.500 pelda?os por la monta?a de San Juan, la vista es espectacular
Enclavada al final de una sinuosa y l¨ªmpida bah¨ªa mediterr¨¢nea conocida como las Bocas de Kotor, esta ciudad montenegrina de unos 22.000 habitantes en su ¨¢rea metropolitana, uno de los centros tur¨ªsticos por excelencia del pa¨ªs balc¨¢nico y declarada patrimonio mundial en 1979 ¡ªunos meses despu¨¦s de sufrir un terremoto que devast¨® parte de sus estructuras¡ª, resplandece entre el intenso azul del mar que la enfrenta y el verde de las monta?as que la envuelven. Conocida como el fiordo m¨¢s meridional de Europa, la localidad fue elegida por Lonely Planet como la propuesta m¨¢s destacada para visitar en este 2016. Y se nota. Este verano, enormes cruceros descargaban diariamente en tropeles a los visitantes que, c¨¢mara en mano, aprovechaban para recorrer las intrincadas calles de la antigua ciudad, amurallada y poblada por una prole de afables gatos que dormitan por las esquinas y que han acabado por convertirse ellos mismos en reclamo para decorar camisetas, ceniceros y otros souvenirs.
9.00 Ascenso matutino de 50 minutos
F¨¢cilmente accesible desde Dubrovnik, en la vecina Croacia, y casi completamente rodeada por monta?as, el coraz¨®n de Kotor late en su ciudad antigua (Stari Grad, en serbocroata), de una historia complicada y plena de altibajos que han ido escribiendo romanos, serbios, h¨²ngaros o venecianos hasta llegar a la extinta Yugoslavia y la independencia del pa¨ªs en 2006. Kotor est¨¢ circundada por una muralla medieval de unos 4,5 kil¨®metros de longitud que asciende en parte ¡ªunos 1.500 pelda?os, no excesivamente bien conservados¡ª por la ladera de la monta?a de San Juan. Dada la dificultad de la tarea, sobre todo si uno est¨¢ en baja forma, la alternativa m¨¢s aconsejable es afrontar la subida ¡ªde en torno a 50 minutos, m¨¢s otros tantos de descenso¡ª a primera hora de la ma?ana, cuando la sombra a¨²n se proyecta sobre ese lado. El camino se presenta jalonado por edificaciones como la modesta iglesia ortodoxa de Nuestra Se?ora de la Salud (siglo XVI) o fuertes en los que tomar un respiro durante el trayecto. Al final espera la fortaleza de San Juan (1), construida para frenar a los otomanos. A mayor altura ¡ªy cansancio¡ª, mayor espectacularidad de las vistas sobre la bah¨ªa.
11.00 Los coquetos rincones de Cattaro
De vuelta a ras del suelo, la muy peque?a y pintoresca ciudad ¡ªconocida como Cattaro en italiano¡ª ofrece coquetos rincones y frescas callejuelas por las que perderse, adem¨¢s de numerosos bares, restaurantes y puestos de comida. Con una entrada principal por la muralla, conocida como la Puerta del Mar (2) (construida bajo la determinante dominaci¨®n veneciana en el siglo XVI), y otras dos entradas secundarias, la del R¨ªo (3) y la de Gurdic (4), el paseo por estas calles ¡ª?todas peatonales y sin nombre, solo n¨²meros, salvo las plazoletas (Trg), que s¨ª est¨¢n bautizadas¡ª revela monumentos como la catedral de San Trif¨®n (5) (Trg Sv Tripuna), del siglo XII y ¨²nica catedral cat¨®lica de Montenegro junto a la de la ciudad de Bar; la iglesia colegiata de Santa Mar¨ªa (6), del siglo XIII (Trg od Drva); las iglesias ortodoxas de San Nicol¨¢s (7), del siglo XX, con sus dorados interiores, y la diminuta San Lucas (8), del siglo XII, con dos altares (ambas en Trg Sv Luke); o el Museo Mar¨ªtimo (9), ubicado en un se?orial palacio del siglo XVIII (Trg Bokeljske Mornarice).
14.00 Una comida junto a la Torre del Reloj
En la plaza principal de Kotor, la de Armas (10), con su Torre del Reloj de apariencia casi de atrezo y otros varios edificios rese?ables, como el Palacio del Duque, se encuentran unos cuantos restaurantes que, en l¨ªneas generales, sirven todos el mismo men¨²: cocina internacional a base de pizza, pasta y hamburguesas, y alg¨²n que otro discreto plato local. Cualquiera de sus terrazas resulta ideal para recargar energ¨ªas y disfrutar del clima templado y el ambiente relajado que reinan en la ciudad.
16.30 La cueva de los colores el¨¦ctricos
Existen diferentes tours en barco por las recoletas islas que salpican la bah¨ªa de Kotor. Es posible elegir excursiones de diferente duraci¨®n, empezando en distintos momentos del d¨ªa y organizadas por varios operadores. Estas rutas incluyen paradas en islotes como Nuestra Se?ora de las Rocas (11), que emergi¨®, seg¨²n la leyenda, a partir de las piedras votivas que han ido tirando los marineros a lo largo de los siglos, y cuya extensi¨®n est¨¢ cubierta en buena parte por una iglesia llena de delicadas pinturas y un museo adyacente. Enfrente se avista la apacible localidad de Perast y al otro lado de la bah¨ªa, cerca de Croacia, est¨¢ la Cueva Azul (12), cuyas aguas brillan con un color el¨¦ctrico y expansivo. En el camino se puede admirar la a¨²n relativamente agreste costa de la bah¨ªa de Kotor, que guarda secretos como varias grutas excavadas por el hombre que sirvieron para alojar submarinos en la ¨¦poca de la Guerra Fr¨ªa. Tambi¨¦n se puede organizar una visita a la isla de Mamula (13), junto a la frontera con Croacia. All¨ª se erige una fortaleza del siglo XIX que durante la II?Guerra Mundial hizo las veces de campo de concentraci¨®n bajo el mandato de Benito Mussolini y que hoy, no sin cr¨ªticas, va a ser rehabilitada para convertirla en un resort de lujo.
20.00 Bares con terraza junto al mar
Con recogidas playas de piedrecitas esparcidas por la costa, una buena opci¨®n para hacer tiempo para la cena es esperar la puesta de sol en los bares de terraza junto al mar, siempre tranquilo como una sopa templada. Desde sitios como el Mala Ponta (14) (Dobrota, 105), a unos quince minutos andando, se puede pasear junto a la orilla para regresar distra¨ªdamente a la ciudad antigua.
21.30 Una parada en la muralla
Extramuros, en direcci¨®n sur, un relajado mercado de puestos de frutas y verduras gu¨ªa el camino hacia el restaurante Galion (15) (Suranj bb), con panor¨¢mica al mar y a la ciudad. Antes de llegar y disfrutar de su men¨², a base de mariscos, es imprescindible hacer parada en la Puerta de Gurdic, con un tramo de muralla y un basti¨®n que se levanta sobre un estanque que refleja y duplica su p¨¦trea silueta. Despu¨¦s de la cena, de vuelta al interior de la muralla, locales como el Evergreen (16) (Stari Grad, 422), con m¨²sica en directo en la calle, proponen un final de velada calmado en esta bah¨ªa de or¨ªgenes explosivos, nacida del cr¨¢ter de un volc¨¢n parcialmente derrumbado. Si hay ganas de m¨¢s, en verano, la discoteca Maximus (Trg od Oruzja, 232) tiene a disc jockeys internacionales a los platos.
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