Montseny, en la guarida del drag¨®n
De la Roca del Drac a la sede del circo Cric, visita al parque natural barcelon¨¦s, ideal para excursiones de fin de semana a pie, a caballo o en bicicleta
Cuna de generales y bandoleros, tumba de guerrilleros, nido de brujas y sanadoras, escondite de dragones, mujeres de agua, diablos y fantasmas¡, en el Montseny se confunden la vida, la leyenda y la historia en cada rinc¨®n de sus m¨¢s de 30.000 hect¨¢reas de parque natural. A caballo entre Girona y Barcelona, es el pulm¨®n verde del prelitoral catal¨¢n, un para¨ªso para los amantes de la naturaleza. Las posibilidades de excursiones, gastronom¨ªa, cultura y deporte son enormes y adaptables a todos los gustos y bolsillos.
Llegando desde la autopista A-7, Sant Celoni, Santa Maria y Sant Esteve de Palautordera son la puerta de poniente del Montseny y un buen puerto para iniciar la singladura hacia la gran monta?a. Si no se tiene decidida la ruta, es conveniente visitar la oficina de turismo. Para los andarines hay un par de opciones f¨¢ciles. Por ejemplo, visitar el Castell de Fluvi¨¤, un conjunto arquitect¨®nico del siglo XII donde tuvo lugar un sangriento episodio de la guerra dels Segadors. De camino se pasa por la iglesia de Santa Margarita y de regreso se puede llegar hasta el castillo de Montcl¨²s o de los Moros, rodeado de los restos de un antiguo poblado ib¨¦rico. Cuenta la leyenda que, al borde de la ruina, el se?or de Montcl¨²s vendi¨® su alma al diablo y que cuando Lucifer fue a cobrar, la dama del castillo lo ahuyent¨® con una cruz de plata. Tambi¨¦n a pie se puede llegar hasta el Circ Cric, una iniciativa del payaso Tortell Poltrona, que ha construido un circo en medio del Montseny. Desde all¨ª seguimos hasta la ermita de Santa Magdalena, en Fogars de Montcl¨²s, a menos de 10 kil¨®metros entre pinos, robles y encinares de gran belleza. Una excursi¨®n apta para todos los p¨²blicos con ganas de andar. Muy cerca, en Mosqueroles, queda la mas¨ªa Mariona, un magn¨ªfico ejemplar de la arquitectura regionalista convertido en oficina del parque natural. De Mosqueroles salen tambi¨¦n rutas en segway que, por 40 euros, desayuno incluido, ofrecen sin esfuerzo y durante un par de horas un vistazo al parque.
El ¨¢rbol m¨¢s grande
Alrededor del Montseny se ha desarrollado una potente industria h¨ªpica, y recorrer el parque a lomos de un caballo es una opci¨®n estupenda. Las h¨ªpicas Can Vila, Can Marc o Equus combinan clases y rutas incluso para los ne¨®fitos. Con coche, las opciones se multiplican. Se pueden visitar la ermita de Sant Elies de Vilamajor, con su campana la Vella; el Coll de Sant Mar?al, donde se encuentra la mesa de los tres Obispos; el casta?o d¡¯en Cuch, en C¨¢novas, con un per¨ªmetro de 12 metros, considerado el ¨¢rbol m¨¢s grande de Catalu?a; la ermita de Sant Salvador, y el pantano de Vallforners.
En un d¨ªa claro, desde el pico de Tur¨® de l¡¯Home se distingue la Costa Brava y Montserrat
La bicicleta es otro medio ideal para recorrer el parque del Montseny porque la mayor¨ªa de las excursiones son muy asequibles para ciclistas medios y las bicis se pueden alquilar. Por la BV-5301, desde Santa Maria de Palautordera, pasando por Sant Esteve y Fogars por una carretera serpenteante, se llega hasta la Costa del Montseny, ¨²ltimo punto antes de tomar la gran decisi¨®n: subir o no al Tur¨® de l¡¯Home, que con sus 1.706 metros es el punto m¨¢s alto del macizo. El desaf¨ªo merece la pena porque en un d¨ªa claro desde el pico se pueden distinguir la Costa Brava, las monta?as del Pirineo o Montserrat. Adem¨¢s, el camino hasta la cima pasa por el campin de la Fontmartina, el mirador de la Plana Amagada o el Sot de l¡¯Infern, donde se puede ver una reconstruida caba?a de carboneros, un antiguo horno de cal y una preciosa cascada. Desde aqu¨ª la vista del Tur¨® de l¡¯Home es magn¨ªfica, y si no convence la posibilidad de subir andando o pedaleando, el coche nos llevar¨¢ c¨®modamente hasta el pie de la cima. Despu¨¦s, solo quedan un par de kil¨®metros de cuesta a pie que culminan en el antiguo observatorio construido en 1932.
Uno tambi¨¦n puede acercarse al pueblo de Montseny. Es interesante el mirador de l¡¯Estela, que acoge un menhir megal¨ªtico de unos 5.000 a?os de antig¨¹edad. La iglesia de Sant Lloren? de Vilardell y la roca del Drac, una piedra de color blanco donde supuestamente se escond¨ªa un drag¨®n que ten¨ªa atemorizada la comarca, es otro paseo que combina leyenda y paisaje.
Gu¨ªa
Bandoleros
Durante los siglos XVI y XVII el Montseny fue tierra de bandoleros. El m¨¢s famoso fue Joan Sala, conocido como Serrallonga y nacido en Viladrau. Un itinerario que concluye en su mas¨ªa recuerda su figura. Originario de Sant Hilari Sacalm, era el general Josep Moragues, militar que luch¨® contra los Borbones en la guerra de Sucesi¨®n y que fue decapitado (su cabeza fue expuesta en la puerta del Mar de Barcelona). No tuvo mejor final el anarquista Quico Sabater, que, despu¨¦s de escapar de la Guardia Civil, consigui¨® llegar en tren hasta Sant Celoni. Herido, busc¨® ayuda, pero en la calle de Santa Tecla le salieron al paso un par de somatenes que acabaron con su vida. Una l¨¢pida recuerda el hecho y en el cementerio de Sant Celoni descansan sus restos.
Con la desaparici¨®n del Rac¨® de Can Fabes, el nivel gastron¨®mico del Montseny perdi¨® enteros. Pero la oferta sigue siendo muy potente y variada. Muy recomendables son Parrufu, en Hostalric; Els Avets, en Sant Celoni; Can Manel, y Can Barrina, donde tambi¨¦n tienen habitaciones. El apartotel l¡¯Om mezcla los tratamientos relajantes con la estad¨ªa y, a 850 metros de altura, en el hostal Sant Bernat reciben a los clientes unos enormes perros san Bernardo. Y para dormir bajo las estrellas, el campin Les Illes, en el coraz¨®n de un parque que por m¨¢s veces que se visite siempre sorprende.
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