La Torre de Bisjueces, una posada donde reina la tranquilidad

Perteneciente a la comarca burgalesa de las Merindades, partido judicial de Villarcayo, Bisjueces es un pueblecito de apenas 57 habitantes cuyo origen se sit¨²a en la instituci¨®n de los dos primeros jueces de Castilla, La¨ªn Calvo y su suegro, Nu?o Rasura, durante el reinado de Ordo?o II. Uno de sus vecinos actuales, Miguel ?ngel Pe?a D¨ªaz, ha tenido la agudeza de rescatar esta tradici¨®n castellana restaurando una torre del siglo XVII como hotelito rural de seis habitaciones y un horno de le?a como los que hab¨ªa anta?o en todas estas merindades.

El lugar se resume en 400 metros cuadrados repartidos tambi¨¦n con el patio delantero, que permite efectuar una entrada con solemnidad. La posada conserva muchos de sus materiales originales en piedra y madera, diversos arcos bien armados y una ventana tallada con gran valor art¨ªstico, seg¨²n remarca el propietario. Cada rinc¨®n est¨¢ decorado con un gusto menos r¨²stico de lo previsible. Ambientado seg¨²n los c¨¢nones del turismo rural, con las consabidas flores secas y los estampados florales de inspiraci¨®n brit¨¢nica. Quiz¨¢ como expresi¨®n enf¨¢tica de sus cuidadores, hospitalarios como pocos y entregados permanentemente a la felicidad de los hu¨¦spedes.

No se entiende tanto compromiso con una rica cena para luego administrar, a primera hora de la ma?ana, un decepcionante servicio de buf¨¦ con todos los alimentos expandidos por la mesa. Costar¨ªa menos servirlos en plato, como se habit¨²a con la cena. Por cierto, la tortilla de patatas es aqu¨ª un must.

Comedor aparte, el ambiente casero de los dormitorios encandila a los amantes de la arquitectura popular. Las camas se ven frondosas de almohadas, cojines y s¨¢banas finas bajo unos doseles de gasas. Hay mesillas de noche que son aparadores y sillones que parecen divanes. En todas, la viguer¨ªa del techo informa de su antig¨¹edad, si bien las buhardillas a?aden volumen rom¨¢ntico al aire que se respira dentro. Eso s¨ª, la ducha es una ba?era de hidromasaje abierta que deja el suelo perdido de agua. Dos dispensadores a medio rellenar completan el cuadro. Defectos muy f¨¢ciles de corregir.

Al abrir las ventanas riela en solitario la luna. Y su d¨¦bil luz ba?a de azul los tejados silentes de Bisjueces.