30 experiencias ¨²nicas en Lisboa
Vistas desde la azotea del bar Park, un antiguo aparcamiento, y un paseo por la ribera del Tajo, cada vez m¨¢s peatonal. Ruta para descubrir por qu¨¦ la capital portuguesa est¨¢ de moda
Antes que Cristo, Lisboa ya estaba aqu¨ª; y de aqu¨ª no se han movido sus colinas ni su r¨ªo, y aqu¨ª siempre hubo calles adoquinadas. Entonces, ?por qu¨¦ el mundo ha tardado 3.000 a?os en descubrir Lisboa?
Los j¨®venes sonrosados y los chinos maduros que fotograf¨ªan a unos alba?iles trabajando en el suelo de rodillas no lo van a saber contestar, boquiabiertos ante el espect¨¢culo en Cais do Sodr¨¦ (muelle de Sodr¨¦), el centro tur¨ªstico de Lisboa. Ajenos a su inter¨¦s, los calceteiros siguen a lo suyo, con su martillo, su maza y sus piedras que van encajando, con infinita paciencia, en la calzada, partiendo los cantos uno a uno y, como un rompecabezas hipergigantesco, formando letras, escudos, n¨²meros, en blanco y en negro. En Lisboa, las calles se hacen piedra a piedra; es la famosa calzada portuguesa. Manel y Jo?o son de estos artesanos de calles formados en la Escuela Municipal. No hay muchos. En 30 a?os de escuela, la media es de seis alumnos anuales. Aunque el empleo est¨¢ asegurado, trabajar con el espinazo doblado no anima.
Los bordados en piedra negra para resaltar dibujos, o el nombre de una tienda, ya son trabajos m¨¢s delicados, que llevan tiempo y mantenimiento. ¡°Cada a?o pagamos por ello, pero con gusto, es algo secular¡±, explica Guilherme, tercera generaci¨®n de la hist¨®rica mercer¨ªa Adriano Coelho. En la acera, los turistas pisan sobre su nombre y el n¨²mero de la calle. En la b¨²squeda de alternativas tur¨ªsticas originales, Jos¨¦ Pereira organiza rutas por las calzadas portuguesas m¨¢s bellas, y la calle de Concei??o, con sus mercer¨ªas del XIX, es una de las imprescindibles.
Lisboa se est¨¢ poniendo reluciente a marchas forzadas, ser¨¢ simple casualidad que haya elecciones municipales a la vista (el 1 de octubre). El Ayuntamiento empieza a quitar coches y a abrir paseos. Cais do Sodr¨¦ brilla con su reci¨¦n estrenada calzada, abierta al r¨ªo, en la ambici¨®n de que un d¨ªa la gente pueda pasear por el Tajo desde Vila Franca de Xira hasta Cascais. La ribera lisboeta es una peregrinaci¨®n continua de turistas, de arriba abajo, ahora una cerveza al sol junto a la Ribeira das Naus, en el quiosco de Almada y con una banda de jazz que pasa el sombrero; m¨¢s all¨¢, el Campo de las Cebollas, que hasta hace unos d¨ªas era un campo de coches semiabandonados; m¨¢s adelante, Santa Apol¨®nia, con sus cruceros de d¨ªa, las pizzas inigualables de Casanova a todas horas, y, de noche, el bailoteo de Lux.
Pocos turistas se acercan a la casa de Am¨¢lia Rodrigues, la mayor fadista de todos los tiempos, en la calle de S?o Bento
Lisboa reluce a la vez que lucha por mantener la nostalgia de sus viejos palacios, de sus tradicionales tabernas, de sus seculares tiendas y oto?ales vecinos, que, finalmente, es lo que atrae a los extranjeros que felizmente han encontrado el sosiego en la punta de la nariz de Europa. No es f¨¢cil el equilibrio. En tres a?os, el precio de los pisos ha subido un 49%, hay en construcci¨®n 31 hoteles; el aeropuerto no da m¨¢s de s¨ª. Desde 2014 es la capital europea que m¨¢s crece en turismo, la ciudad est¨¢ dejando de ser barata, pero sigue siendo un refugio de sosiego.
Lisboa mantiene la tensi¨®n entre la tradici¨®n, que le otorga su singularidad, y la modernidad, que le da el dinero para levantar los palacios que se ca¨ªan; pero sus encantos no se encuentran tanto en la piedra como en su gente. Estrela Carvas, por ejemplo, no se ha movido de su casa desde hace 40 a?os, y lleg¨® tarde, pues la casa se levant¨® antes del terremoto de 1755. Aguanta torcida y quejosa en la calle de S?o Bento, tan interesante. La casa de Estrela es tambi¨¦n la de Am¨¢lia Rodrigues. Pocos turistas se acercan hasta este templo de la mayor fadista de todos los tiempos. Estrela vivi¨® en la casa de Am¨¢lia y con Am¨¢lia durante d¨¦cadas, y hoy la ense?a, tal cual la dej¨® Am¨¢lia el 6 de octubre de 1999.
Qu¨¦ mejor cicerone que Estrela, que va contando lo que no se ve en la casa, pero se siente: ¡°Am¨¢lia nunca cantaba en casa, ni en el ba?o¡±, explica ante el piano de cola del sal¨®n. ¡°El piano era para los m¨²sicos y los compositores, que registraban la m¨²sica aqu¨ª y luego la llevaban al estudio, pero cantar solo le cantaba a Xico, pero nunca aprendi¨® nada¡±. El papagayo Xico ha sobrevivido a su due?a y sigue en el patio, graznando y sin acertar una sola nota musical.
Hablar con Estrela, contemplar a Xico, es pura Lisboa, pura nostalgia, un sentimiento que solo en este pa¨ªs no se identifica con el pasado. Desgraciada o afortunadamente, los turistas no se acercan por aqu¨ª, concentrados en el Chiado, en la Baixa y su ribera, y, los m¨¢s aventureros, en Alfama y la Morer¨ªa, barrios sin duda atractivos, pero sin la intimidad de Santos-o-Velho. Su discreta existencia choca con la vecina modernidad nocturna de Alc¨¢ntara y, m¨¢s all¨¢, con la moda de la megaloman¨ªa arquitect¨®nica del MAAT, en un af¨¢n por crear nuevas atracciones. Ajenos al espect¨¢culo artificioso, los europeos de fin de semana, los jubilados espa?oles de entre semana, y los asi¨¢ticos y brasile?os de cualquier ¨¦poca, siguen fotografi¨¢ndose con los calceteiros que esculpen, piedra a piedra, una calzada portuguesa.
Despu¨¦s de tres a?os pateando la ciudad, desde Bel¨¦m a Marvila, de ver c¨®mo se levantaban fachadas de la nada como decorados de Hollywood, perm¨ªtaseme un consejo, se?or alcalde, aunque sea de un extranjero: Lisboa es linda, Lisboa es ¨²nica, no la arregle m¨¢s.
10 atractivos que no exist¨ªan hace un a?o
Parada durante d¨¦cadas, si no siglos, Lisboa empieza a moverse con m¨¢s agilidad para a?adir atractivos y as¨ª fomentar el turismo cultural y de fin de semana.
1 Mirador de Amoreiras. Tiene una visi¨®n maravillosa de 360 grados sobre toda la ciudad. El ¨²nico. Situado en la azotea del centro comercial de Amoreiras, cuesta cinco euros y es imprescindible.
2 El MAAT. Desde octubre se levanta en la ribera del Tajo el Museo de Arquitectura, Arte y Tecnolog¨ªa (MAAT). Un espectacular edificio blanco en forma de almeja de AL_A, el estudio brit¨¢nico fundado en 2009 por Amanda Levete, que se puede pasear libremente por abajo o por su c¨²pula sin necesidad de entrar.
3 Museo del Dinero. En la majestuosa iglesia de San Juli¨¢n se ha abierto el Museo del Dinero, que, por si no fuera gran contradicci¨®n, es gratis. Es un espacio bastante vac¨ªo, lo que se agradece, y curioso, pues se puede tocar un lingote de oro o lanzar una moneda al pozo de los deseos, ambos virtuales, adem¨¢s de conocer la historia del dinero o de atravesar en sus s¨®tanos las murallas del rey Dinis, del siglo XIII.
4 Museo art d¨¦co. Bajo el puente de Alc¨¢ntara est¨¢ preparado para abrir (aunque falta la fecha exacta) un nuevo museo dedicado al art d¨¦co, con piezas extraordinarias prestadas por el coleccionista Joe Bernardo, quien tiene depositado en el Centro Cultural de Bel¨¦m (CCB) su colecci¨®n de pintura moderna.
5 Jardines de S?o Bento. Son los jardines de la residencia oficial del primer ministro, el palacio de S?o Bento. Cada domingo se abren al p¨²blico gratuitamente. Enclavados junto al Parlamento y los jardines de Estrela, por all¨ª han paseado los jefes del Ejecutivo luso desde 1938.
6 Nuevas estrellas. La restauraci¨®n va tomando vuelo con propuestas originales y variadas. Seg¨²n la vara de medir de Michelin, este a?o distingui¨® con una estrella a los restaurantes Alma y Loco, que se unen a los ya existentes, aunque ninguno con tres estrellas.
7 Terminal de Santa Apol¨®nia. A partir de mayo, los cruceros amarrar¨¢n en el mismo centro de la ciudad. Se inaugura la terminal de Santa Apol¨®nia, dando vida a un lugar hasta hace poco intransitable.
8 Campo de las Cebollas. Uno de los lugares m¨¢s deteriorados de la ciudad, y m¨¢s importantes, por fin podr¨¢ ser paseado. Gracias a las inminentes elecciones municipales, esta plaza, junto a la cercana de Cais do Sodr¨¦, es un poco m¨¢s de las personas y bastante menos de los coches, y se abre la v¨ªa peatonal por toda la ribera del r¨ªo, que alg¨²n d¨ªa llegar¨¢ a ser completa.
9 Almada Negreiros. La Fundaci¨®n Gulbenkian (gulbenkian.pt) programa hasta fin de junio una antol¨®gica de Jos¨¦ de Almada Negreiros (1893-1970). Poco conocido fuera de Portugal y Espa?a, incluso despreciada su obra hace un tiempo en su pa¨ªs, la exhibici¨®n demuestra la categor¨ªa de este artista multidisciplinar.
10 Web Summit. Noviembre era un mes sin grandes eventos en Lisboa hasta que el a?o pasado la Web Summit decidi¨® citar a los techies para su encuentro tecnol¨®gico. Este a?o, del 6 al 9, se espera a 60.000 personas, mayoritariamente j¨®venes, que llenan la ciudad d¨¢ndole una vidilla joven, moderna y alegre.
10 aut¨¦nticos comedores
Con tanta moda y tanta onda cool se est¨¢ poniendo dif¨ªcil para los mismos lisboetas encontrar refugios de comida portuguesa a precios portugueses. Aqu¨ª 10 que no fallan, aunque apartados del circuito masivo.
1 Solar dos Duques. Pececitos de la huerta (jud¨ªas verdes rebozadas) y perdiz. Campo de Ourique, Rua Almeida e Sousa, 58.
2 O Solar dos Leit?es. Tres generaciones cuidando el pescado a la parrilla. Benfica, Travessa Marques L¨¦sbio, 20.
3 Parreira do Minho. Pataniscas de bacalao. Campo Ourique, Rua Francisco Metrass, 47.
4 O Tachadas. Pato asado. Santos, Rua da Esperan?a, 176.
5 Zapata. Pollo asado. S?o Bento, Rua Po?o dos Negros, 47.
6 Dom Feij?o. Cualquier cosa a la parrilla. Alvalade, Largo Machado de Assis, 7D.
7 Adega das Gravatas. Solomillo a la piedra. Carnide. Travessa do Pregoeiro, 15.
8 Z¨¦ Varunka. Men¨² alentejano, arroz de pato. Bairro Alto, Travessa das Merc¨ºs, 16.
9 O Ca?ador. Arroces y raya. Cruz Quebrada, Rua Bento Jesus Cara?a, 10A.
10 Tasquinha do Lagarto. Alubias y filetes de pulpo. Rua de Campolide, 258.
10 experiencias ¨²nicas
1 Bridge en casa del marqu¨¦s. El palacio del marqu¨¦s de Fronteira, construido en 1672, se mantiene intacto con una azulejer¨ªa excepcional. Abre a diario, pero la experiencia ¨²nica son los lunes de la cuarta semana del mes, a las nueve de la noche, cuando hay partida de bridge. Mirar o jugar cuesta 17 euros.
2 Rezar en San Roque. No hay en el mundo iglesia con tantos relicarios de santos y de santas, cada uno en su sitio, ni tantos angelitos revoloteando por los altares.
3 Charlar de Am¨¢lia con Estrela. En la que fue la casa de la fadista Am¨¢lia Rodrigues sigue Estrela, su secretaria personal. O¨ªr a Estrela contar la vida de la reina del fado es impagable (bueno, s¨ª, los escasos cinco euros con los que se sostiene la casa).
4 Fados imprevistos en Mesa de Frades (Rua dos Rem¨¦dios, 139 A). Casa de fados hay muchas, pero esta es la que quiz¨¢s guarda mejor su esp¨ªritu intimista y doliente, sobre todo a medianoche, cuando llegan fadistas an¨®nimos en busca del ¨²ltimo ¡ªaunque largo¡ª trago..
5 The Lisbon Players. Al pie del jard¨ªn de Estrela existe un teatro mantenido por entusiastas actores aficionados que montan funciones en ingl¨¦s; un milagro que sigue vivo desde hace 60 a?os junto al vecino y encantador cementerio ingl¨¦s.
6 Akelarre de cracas, lapas y brujas. Son los tres mariscos m¨¢s portugueses. Para las lapas y las brujas, una especie de cangrejo grande, azulado y ligeramente dulce, la Real Marisqueira Nunes es ¨²nica; para las cracas, el marisco m¨¢s vasto por fuera y m¨¢s sutil por dentro, Moules and Co.
7 De postre, un pastel de Bel¨¦m en Bel¨¦m.Uno de los dos t¨®picos imprescindibles (el otro es subirse al tranv¨ªa 28) es tomarse el pastel de Bel¨¦m en el propio Bel¨¦m, reci¨¦n salido del horno, calentito y con su hojaldre y canela, igual que en 1837.
8 Tatuajes del siglo XX. El Instituto Nacional de Medicina Legal mantiene en frascos trozos de muertos con alg¨²n tatuaje. Una curiosa colecci¨®n que va de 1910 a 1940. En el Instituto es dif¨ªcil el acceso, pero hasta julio se expone en el palacio Pombal.
9 Ver amanecer en el palacio Belmonte. Al pie del castillo de San Jorge hay un rinc¨®n de paredes blancas y puertas rojas. Es el exquisito palacio Belmonte (siglo XV), restaurado durante seis a?os por Frederic Coustols. Es la grande bellezza portuguesa, imposible de experimentar por menos de 600 euros la noche (Jeremy Irons se pas¨® un mes), aunque el dinero no basta. Si no le gustas, Frederic ni te abre la puerta.
10 Presi, ?un selfie por favor! Al presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, se le puede encontrar d¨¢ndose un ba?o en la playa de Cascais o en cualquier acto de inter¨¦s que haya ese d¨ªa en la ciudad. Con el debido respeto y simpat¨ªa, se le puede pedir un selfie, al que acceder¨¢ encantado.??
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