San Prudentzio, chacol¨ª con vistas bals¨¢micas

Solo por la liturgia de saborear un rodaballo asado a la parrilla de carb¨®n, bien sea en el restaurante Elkano o en el Kaia-Kaipe, se hace liviano el gasto de una noche en Getaria. Y en ning¨²n sitio mejor que en el nuevo hotel de las hermanas Ainhoa y Nerea Lazkano, abierto hace cuatro a?os despu¨¦s de renovar el hostal que sus abuelos fundaron en los a?os cincuenta en el barrio alto de San Prudentzio. Sorprende constatar la modernidad del viejo edificio en una costa tan proclive al historicismo regionalista. Hasta que el acta fundacional nos revela la identidad del arquitecto, Javier Guibert, heredero junto a su socio Fernando Red¨®n de los trabajos inspiradores de Jos¨¦ Antonio Corrales y Ram¨®n V¨¢zquez Molez¨²n.

Las propietarias reciben en persona a sus hu¨¦spedes. Solo han de bajar unas escaleras, pues viven en la mejor zona de la casa, la que aparece entre unos amplios ventanales bajo cubierta, con unas espectaculares vistas sobre el mar y el vi?edo. Estas vi?as de la familia siguen dando un fruto que transforman luego en chacol¨ª y embotellan en Txomin Etxaniz, para deleite de los comensales que acceden a comer o desayunar en el denominado Txoko Gourmet, un espacio de autoservicio creado con mucho estilo junto a una terraza exterior dotada tambi¨¦n de unas soberbias vistas al mar.

A semejanza del racionalismo arquitect¨®nico, el interiorismo es abiertamente contempor¨¢neo, en tonos neutros, pulcro y luminoso, aunque abundan las referencias de la primera ¨¦poca del hostal. All¨¢ un aparador y, sobre ¨¦l, un tocadiscos de los llamados pick-ups. En una estanter¨ªa, el antiguo libro de registros a mano.

Arriba se distribuyen 8 de las 10 habitaciones. Muy someras. A lo largo de la fachada se alinean sus balcones orientados al Rat¨®n de Getaria y, todo hay que decirlo, a las cubiertas de unas enormes naves industriales. La m¨¢s alegre de todas es la n¨²mero 1. Los dos restantes dormitorios se sit¨²an a ras de calle. La n¨²mero 10 se ha convertido en el aposento m¨¢s amplio y luminoso del hotel, desde cuyo mirador se celebra salivando la llegada del crep¨²sculo con sus estelas cant¨¢bricas. Es la hora del rodaballo.