10 razones para enamorarse de Cracovia
Los vuelos 'low cost' invitan a descubrir la ciudad polaca. Pasear por el Rynek Glowny, la gran plaza de mercado, visitar la f¨¢brica de 'La lista de Schindler' o tomarse una copa en los bares de Kazimierz, el barrio jud¨ªo
Cuenta la leyenda que Cracovia se fund¨® tras la derrota de un drag¨®n, y tal vez por eso la ciudad est¨¦ envuelta en una especie de atm¨®sfera m¨ªtica. Se siente en su castillo, pero tambi¨¦n en sus iglesias museos y plazas del casco antiguo. En Kazimierz, el antiguo barrio jud¨ªo, las sinagogas que sobrevivieron reflejan la tragedia del siglo XX y sus animadas plazas y calles secundarias simbolizan la renovaci¨®n del siglo XXI. Aqu¨ª y en todo el casco antiguo hay centenares de restaurantes, bares y locales nocturnos.
Cracovia es una ciudad para pasear, entre el juego natural de arquitectura y luz que se percibe en sus calles, intentando comprender la mezcla de pasado y presente que no puede faltar en cualquier visita a Polonia. Estas son 10 razones que har¨¢n que te enamores de la ciudad.
1 La colina de Wawel
La primera experiencia obligada en la ciudad es sumergirse en el pasado polaco visitando los museos del se?orial castillo de Wawel y de la catedral, ubicados en lo alto de una colina cuya cima concentrar m¨¢s historia que cualquier otro lugar del pa¨ªs y actualmente es uno de los reclamos tur¨ªsticos m¨¢s populares de Polonia. Eso s¨ª, si queremos que la visita sea algo m¨¢s que un paseo hay que reservar un m¨ªnimo de cuatro horas (y madrugar en verano para evitar excesivas colas).
El castillo Real de Wawel, s¨ªmbolo de la identidad nacional, fue el coraz¨®n pol¨ªtico y cultural de Polonia hasta el siglo XVI. Trono de reyes durante m¨¢s de cinco siglos, conserv¨® buena parte de su poder simb¨®lico incluso despu¨¦s de que el centro del poder se trasladara a Varsovia, a finales del siglo XVI. Convertido en museo, muestra una sala del tesoro, armer¨ªa, exposiciones y diversos aposentos reales, as¨ª como el cuadro m¨¢s valioso de la ciudad: La dama del armi?o, de Leonardo da Vinci. La fortaleza conserva una residencia original, m¨¢s peque?a, construida por orden del rey Boleslao I a principios del siglo XI. Se convirti¨® despu¨¦s en un formidable castillo g¨®tico que, tras un incendio en 1499, fue sustituido por el palacio renacentista que se ha conservado y se visita actualmente.
En la colina de Wawel se encuentra tambi¨¦n la catedral real, g¨®tica, testigo de numerosas coronaciones y funerales de monarcas y dictadores polacos. Consagrada en 1364, se trata de la tercera iglesia erigida en este emplazamiento, en la que destacan la capillas de la Santa Cruz y de Segismundo, la cripta de San Leonardo y las criptas reales. Y ante de abandonar la colina de Wawel, junto a la torre de los ladrones, conviene entrar en la Cueva del Drag¨®n, antigua madriguera de una legendaria criatura. Ya no vive un drag¨®n en ella, pero merece la pena por la vista panor¨¢mica que regala sobre el r¨ªo V¨ªstula.
2 La f¨¢brica de Schindler
Cracovia ha sobrevivido a una intensa historia de guerras, conflictos e invasiones, pero sobre todo, qued¨® marcada por la II Guerra Mundial. Un museo interactivo alojado en la antigua f¨¢brica de esmaltes de Oskar Schindler, el famoso empresario que salv¨® la vida a muchos parientes de sus empleados jud¨ªos en pleno Holocausto, narra la ocupaci¨®n nazi de Cracovia entre 1939 y 1945. Para conocer mejor este periodo hist¨®rico de la ciudad, hay que visitar tambi¨¦n el Muro del gueto jud¨ªo de Cracovia, al sur de Plac Bohater¨®w Getta, donde se conservan restos originales del mismo, levantado durante la II Guerra Mundial. O visitar la Farmacia Bajo el ?guila, museo que ocupa una antigua botica regentada por Tadeusz Pankiewicz (que no era jud¨ªo) durante la ocupaci¨®n alemana. Se ha restaurado el interior para recuperar su aspecto original y la muestra repasa la historia del gueto y el papel que la propia farmacia desempe?¨® en su d¨ªa a d¨ªa.
3 De paseo por el casco antiguo
Parad¨®jicamente, las invasiones t¨¢rtaras del siglo XIII fueron, en realidad, un regalo para Cracovia, ya que permitieron a la ciudad crear un arm¨®nico trazado de calles tras la devastaci¨®n provocada por estas. Casi dos siglos despu¨¦s, la ciudad qued¨® cercada por una doble muralla defensiva de tres kil¨®metros de longitud, con 47 torres, ocho entradas principales y un amplio foso. Permaneci¨® en pie hasta principios del siglo XIX, cuando se demolieron sus muros ¨Csolo se conserv¨® una peque?a secci¨®n al norte¨C se ceg¨® el foso y se traz¨® el parque Planty, una zona verde en forma de anillo que rodea el casco antiguo y ahora es uno de los atractivos de la ciudad.
El centro hist¨®rico, peatonal, concentra edificios y monumentos hist¨®ricos y fue declarado patrimonio mundial en 1978. Rynek Glowny es el coraz¨®n de todo: la mayor plaza medieval de Europa y uno de los mejores ejemplos de planificaci¨®n urbana de su estilo. Su trazado de castro romano se dise?¨® en 1257 y ha sobrevivido hasta hoy, aunque los edificios que la flanquean han cambiado bastante a lo largo de los siglos. Aunque casi todos parezcan neocl¨¢sicos, sus fachadas enga?an: esconden estructuras b¨¢sicas mucho m¨¢s antiguas, como se puede ver en los detalles de las entradas. Presidiendo la plaza est¨¢ la Lonja de los Pa?os, que en su d¨ªa fue el centro del comercio textil medieval de Cracovia y hoy es un centro de artesan¨ªa y de venta de suvenires. Tambi¨¦n encontramos la Bas¨ªlica de Santa Mar¨ªa, una llamativa iglesia de ladrillo rematada por dos torres de altura dispar que ofrecen excelentes vistas. Desde la m¨¢s alta, cada hora suena el hejnal, un curioso toque de corneta.
En torno a esta plaza se ubican el resto de los monumentos de Cracovia: al norte, el Collegium Maius (el edificio universitario m¨¢s antiguo de Polonia, ejemplo de arquitectura g¨®tica); el Museo de la Farmacia, uno de los m¨¢s grandes de su especialidad, y el museo de la Muralla de la ciudad. Al sur, encontramos la Bas¨ªlica de San Francisco, las iglesias de San Pedro y San Pablo y de San Andr¨¦s, as¨ª como el museo Arqueol¨®gico. Y hacia el oeste el museo Nacional y el curioso Centro Manggha de Arte y Tecnolog¨ªa Japoneses, creado por el director de cine polaco Andrzej Wajda, que quiso financiar un hogar permanente para la amplia colecci¨®n de arte japon¨¦s del museo Nacional.
Pero hay m¨¢s (bajo tierra). Debajo de la enorme plaza el Rynek Underground propone una fascinante ruta subterr¨¢nea por puestos de mercado medievales y c¨¢maras olvidadas desde hace muchos siglos, que incluye hologramas y otros efectos audiovisuales.
4 El barrio jud¨ªo
El otro gran centro de inter¨¦s de la ciudad es Kazimierz. Durante buena parte de su historia, fue una localidad independiente, con sus propios fuleros y leyes municipales, en la que conviv¨ªan jud¨ªos y cristianos. Aunque ahora es muy diferente, sigue siendo interesante. Est¨¢ a un corto paseo desde la colina de Wawel y el casco antiguo y, adem¨¢s de sinagogas, iglesias y museos, acoge algunos de los mejores caf¨¦s y restaurantes de la ciudad. El antiguo barrio jud¨ªo, en torno a la plaza de ul Szeroka, qued¨® abandonado tras la guerra pero ha ido recuperando cierta idiosincrasia gracias a restaurantes kosher con m¨²sica klezmer en directo y varios museos dedicados a la cultura jud¨ªa. Milagrosamente, siete sinagogas sobrevivieron a la guerra, y algunas de ellas se pueden visitar.
5 Las minas de Wieliczka
Unos 14 kil¨®metros al sureste de Cracovia se encuentran estas famosas minas de sal, un fantasmal mundo de pozos y c¨¢maras esculpido a mano a partir de bloques de sal. Sus 300 kil¨®metros de t¨²neles est¨¢n distribuidos en nueve niveles, el m¨¢s profundo de los cuales desciende hasta los 327 metros bajo tierra. La secci¨®n abierta al p¨²blico, compuesta por 22 c¨¢maras comunicadas por galer¨ªas a una profundidad de entre 64 y 135 metros, permite recorrer por dentro este microclima famoso por sus propiedades conservantes y curativas: a unos 235 metros de profundidad hay un sanatorio dedicado a afecciones al¨¦rgicas cr¨®nicas, ofreciendo tratamientos que incluyen estancias de una noche all¨ª abajo.
Algunas formaciones de sal se han transformado en capillas con retablos y figuras, mientras otras lucen estatuas y monumentos. Hay incluso lagos subterr¨¢neos, como el de la c¨¢mara de Eram Baracz, cuyas aguas contienen 320 gramos de sal por litro. La joya del lugar es la capilla de Santa Kinga, en la que todo es de sal, desde los candelabros hasta los retablos, y en la que de vez en cuando se celebran misas y conciertos. Para culminar este templo subterr¨¢neo (1895), dos hombres trabajaron durante 30 a?os, extrayendo unas 20.000 toneladas de mineral salado.
6 Cracovia desde Kosciuszko
Dedicado al h¨¦roe militar polaco Tadeusz Kosciuszko, este mont¨ªculo de 34 metros de altura se encuentra en el perif¨¦rico barrio de Zwierzyniec, a unos tres kil¨®metros al oeste del casco antiguo. Fue erigido entre 1820 y 1823, poco despu¨¦s de la muerte de este y para ello se extrajo tierra de los campos de batalla polacos y estadounidenses ¨Ctom¨® parte en la Guerra de la Independencia¨C en los que combati¨® Kosciuszko. Desde aqu¨ª, las vistas de Cracovia son espectaculares.
Para llegar a lo alto hay que atravesar una capillita neog¨®tica que alberga una exposici¨®n de objetos personales relacionados con Kosciusko. Adem¨¢s, hay un museo de cera independiente con h¨¦roes de todas las ¨¦pocas. El gran baluarte de ladrillo al pie del mont¨ªculo es una fortaleza construida por los austriacos en la d¨¦cada de 1840.
7 Arquitectura Nowa Huta
El barrio m¨¢s nuevo y grande de Cracovia est¨¢ a unos 10 kil¨®metros del centro urbano. Nowa Huta (Nueva Siderurgia), al este, fruto del desarrollismo industrial de la postguerra, es una ciudad dormitorio construida en los a?os 50 para acoger a la mano de obra de la gran planta sider¨²rgica. Aqu¨ª llegaron a vivir 200.000 trabajadores, pero tras la ca¨ªda del comunismo, la producci¨®n de la fundici¨®n disminuy¨® y ahora es propiedad de ArcelorMittal. La factor¨ªa no se puede visitar, pero s¨ª pasear por este barrio de austeras l¨ªneas propias del socialismo realista, en brutal contraste con el estilo elegante del casco antiguo. Merece la pena contemplar c¨®mo eran las ciudades comunistas, como Nowa Huta, considerada como un modelo de urbanismo comunista cuya simetr¨ªa arquitect¨®nica desprende un extravagante aire retro que se conserva hasta la actualidad. Los grises bloques de viviendas todav¨ªa albergan a miles de familias.
El Museo PRL-u repasa la historia y los diferentes aspectos de la vida durante la etapa comunista, alojado en el antiguo cine Swiatowid (de estilo socialista realista), que incluso e incluso cuenta con un b¨²nker en el s¨®tano. Y para optimizar el viaje hasta aqu¨ª, a solo un kil¨®metros de Nowa Huta podemos visitar un extenso monasterio cisterciense y una interesante iglesia de madera, del siglo XV, a¨²n en pie.
8 De copas en Kazimierz
Desde tranquilos bares a clubes nocturnos, en Cracovia hay de todo. Los mejor son los pubs alojados en s¨®tanos del casco antiguo y los bares y caf¨¦s de Kazimierz, el barrio jud¨ªo, sobre todo en torno a la Plac Nowy y aleda?os. Por ejemplo, el Artefakt Caf¨¦, un local muy querido por los estudiantes (hay mucho Erasmus por Cracovia¡), con un jardincito en la parte y grandes fotos de una exposici¨®n rotativa en una de sus estancias. Adem¨¢s de caf¨¦, sirven un amplio surtido de cervezas artesanales en botella y rubias checas de grifo.
Mieczarnia, con un patio de frondosos ¨¢rboles y rosales en flor, es el mejor lugar para tomar un caf¨¦ cuando hace buen tiempo, aunque si llueve, su c¨¢lido y acogedor interior tambi¨¦n resulta encantador, con estanter¨ªas repletas de Iibros y paredes adornadas con retratos. Cheder, adem¨¢s de servir aut¨¦ntico caf¨¦ israel¨ª ¨Cpreparado en cafetera turca de cobre, con canela y cardamomo¨C, cuenta tambi¨¦n con una biblioteca decente que incluye t¨ªtulos en diversos idiomas y una programaci¨®n de lecturas y eventos culturales. Y entre los actuales locales de moda destaca el Miejce Bar, que congrega a una ecl¨¦ctica mezcla de intelectuales, urbanitas, estudiantes y, en general, a cualquiera que aprecie los buenos c¨®cteles y un ambiente relajado.
9 La mejor comida callejera
Cracovia ofrece la mejor comida callejera de Polonia, con puestos nocturnos de salchichas en food truks que sirven, adem¨¢s, zapienkanka, conocida la pizza polaca, y el modesto obwarzanek, un cruce entre pretzel y bagel. Propuestas de street food que permiten aplacar el apetito m¨¢s all¨¢ de medianoche, ya que la mayor¨ªa de restaurantes de la ciudad suele cerrar en torno a las 23.00.
Kazimierz, y m¨¢s concretamente su Plac Nowy, es el epicentro de la zapiekanka (un tentempi¨¦ que consiste en una baguette abierta con queso y champi?ones), aunque tambi¨¦n se puede acudir a una aislada plaza un par de manzanas al sureste, donde la oferta se ampl¨ªa a hamburguesas, helados, patatas asadas rellenas y la ¨²ltima moda: patatas belgas fritas. Para encontrar una opci¨®n m¨¢s tradicional hay que dirigirse al mercado de Hala Targowa, donde un vendedor a pie de calle sirve salchichas a la plancha todas las noches (excepto domingos) hasta las tres de la madrugada. Es tal vez el puesto m¨¢s popular de este mercadillo en el que, adem¨¢s de comida, el viajero encontrar¨¢ de todo: libros viejos, postales antiguas, cuadros, iconos¡
10 Cracovia, en bicicleta
Una de las experiencias m¨¢s interesantes para conocer la ciudad es apuntarse a un tour guiado en bicicleta por el centro hist¨®rico. Se puede hacer, por ejemplo, con Cool Tour Company, que realizan dos circuitos al d¨ªa entre mayo y septiembre. Durante cuatro horas se recorre todo: desde las murallas del casco antiguo y la colina de Wawel hasta la f¨¢brica de ?skar Schindler, en Podg¨®rze.
Otras posibilidades para recorrer el centro de forma diferente son los carruajes de caballos que aguardan a los turistas en el flanco norte de Ryneck Gl¨®wny; conduciendo un carrito de golf el¨¦ctrico o acompa?ados por un gu¨ªa en espa?ol totalmente gratis. Eso s¨ª, a pie.
M¨¢s informaci¨®n en la gu¨ªa Lonely Planet de Polonia y en www.lonelyplanet.es
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