La Granada de The Clash
De los pimientos de Casa Juanillo al olivar dedicado a Lorca, m¨²sicos granadinos nos gu¨ªan por los barrios del Sacromonte y el Albaic¨ªn tras los pasos de Joe Strummer
Para entender a Joe Strummer (1952-2002) en su etapa andaluza hay que entender su pasi¨®n por Lorca, por el flamenco, por el rock que se hac¨ªa en Espa?a en los ochenta y por los pimientos del restaurante Casa Juanillo. No existe un sitio mejor que este para iniciar la ruta, en Sacromonte, un barrio gitano que concentra la esencia flamenca de Granada. Ni mejor compa?¨ªa para hablar del l¨ªder de The Clash que un grupo de m¨²sicos que lo conocieron en vida: miembros de 091 y Lagartija Nick, a los que se une luego Jota, de Los Planetas. Comienza una animada charla mientras fluyen las raciones de boquerones, mero, carne con tomate, cordero al ajillo¡ Jota se arranca: ¡°De adolescentes ve¨ªamos a Joe a lo lejos, en alguna calle¡±. Y se lamenta: ¡°The Clash estaban pasados de moda, nosotros escuch¨¢bamos grunge. Pens¨¢bamos que estaba acabado. Ojal¨¢ hubi¨¦ramos hablado con ¨¦l¡±.
El m¨²sico londinense, referente del punk, hab¨ªa llegado a Granada en 1984, tras el fracaso de su ¨²ltimo disco, un desastre de p¨²blico y cr¨ªtica. Despu¨¦s de romper con su guitarrista, Mick Jones, se llev¨® una sonora reprimenda de sus fans. ¡°Joe lleg¨® a Granada huyendo de The Clash¡±, recuerda Antonio Arias, de Lagartija Nick, despu¨¦s de pedirse un pachar¨¢n. ¡°Aqu¨ª estaba a gusto porque pasaba inadvertido, aunque la mayor¨ªa ten¨ªamos todos sus discos¡±. Y contin¨²a: ¡°Joe quer¨ªa hacer aqu¨ª algo grande musicalmente, pero choc¨® con el car¨¢cter granadino. Aqu¨ª las cosas no se hac¨ªan como en Inglaterra¡±. Se refiere a cuando Strummer conoci¨® a los miembros de 091 y les propuso producirles un disco. El presupuesto era tan corto como el tiempo disponible, y su proyecto nunca fructific¨®.
Las paredes de Casa Juanillo est¨¢n empapeladas con fotograf¨ªas de otros artistas ilustres que pasaron por all¨ª, como Camar¨®n o Enrique Morente; tambi¨¦n alg¨²n miembro de The Rolling Stones. Muchos improvisaron conciertos durante veladas interminables. El restaurante, sobre un balc¨®n natural de la abrupta monta?a en la que se posa el barrio de Sacromonte, tiene una de las mejores vistas de la Alhambra.
En la plaza del Campo del Pr¨ªncipe, Strummer daba su voz a los instrumentos de m¨²sicos callejeros
Un atardecer
El m¨²sico y periodista Jes¨²s Arias, del grupo punk TNT, fallecido en 2015, me habl¨® en una ocasi¨®n largo y tendido sobre su estrecha relaci¨®n con el l¨ªder de The Clash. ¡°Nos hicimos muy amigos, y hace 20 a?os lo entrevist¨¦ en Casa Juanillo para el Diario de Granada¡±. Se le qued¨® grabada la cara de Strummer mientras contemplaba el atardecer sobre el formidable alc¨¢zar palatino: ¡°Su hermano se hab¨ªa suicidado, y me dijo entre l¨¢grimas: ¡®Nunca lo habr¨ªa hecho si hubiera visto la Alhambra¡±.
La siguiente cita es en el Albaic¨ªn, donde confluyen antiguas casitas andaluzas, patios con p¨¦rgolas y balaustradas floreadas, y monumentales construcciones nazar¨ªes y renacentistas. Granada en estado puro. En la terraza del restaurante Casa Torcuato, Jos¨¦ Ignacio Lapido, compositor de 091, recuerda la primera vez que vio a Joe Strummer. Fue en otro bar, que hoy no existe: el Silbar. ¡°No me lo cre¨ªa cuando lo vi entrar por la puerta¡±. Ten¨ªa el desali?o de los ingleses que en aquella ¨¦poca se abrazaban a la vida hippy granadina. ¡°Al principio pens¨¦ que era alguien que se parec¨ªa mucho a Joe Strummer¡±. Hasta que se pusieron a hablar. A partir de entonces empez¨® una historia de m¨²sica y amistad a horas intempestivas en las innumerables barras que pueblan la noche granadina.
Siguiendo los pasos de Joe Strummer llegamos inevitablemente a la plaza de Santa Ana, protagonizada por la fachada mud¨¦jar de la iglesia de San Gil. Richard Dudansky espera en la terraza de El Rinconcillo para degustar unas tapas. Este brit¨¢nico de aspecto saludable a sus 70 a?os conoce muy bien a Joe Strummer: antes de The Clash, en 1970, hab¨ªan tocado juntos en The 101¡¯s. Vino a Granada en los ochenta y acog¨ªa a su amigo en sus primeras visitas, aunque no fue el ¨²nico: ¡°Vivi¨® alg¨²n tiempo en ese edificio de ah¨ª, con el de 091¡±, dice mientras se?ala al otro lado de la plaza. Y a?ade: ¡°?Ves estas callejas que nos rodean? Le encantaba perderse por ellas¡±.
En la plaza del Campo del Pr¨ªncipe, a pocos minutos de all¨ª, Joe Strummer daba su voz a los instrumentos de algunos m¨²sicos callejeros. Jes¨²s Arias relataba con frecuencia una an¨¦cdota de la que fue testigo: ¡°Hab¨ªa un indigente que, casualmente, tocaba siempre con su acorde¨®n la canci¨®n Jimmy Jazz (de The Clash). Cuando terminaron la pieza, el hombre le dijo: ¡®Te pareces mucho a Joe Strummer y cantas casi como ¨¦l¡±. El m¨²sico brit¨¢nico exclamar¨ªa despu¨¦s: ¡°Ha sido el mejor cumplea?os de toda mi vida¡±.
Una noche, cuando Jes¨²s Arias finaliz¨® un concierto con TNT, Joe Strummer lo recogi¨® en su coche y lo llev¨® hasta el peque?o pueblo de V¨ªznar, asentado en lo alto de una monta?a a ocho kil¨®metros de Granada. All¨ª, bajo un bosque de olivos, se sospechaba que estaba enterrado Federico Garc¨ªa Lorca, junto a cientos de v¨ªctimas de la Guerra Civil. El l¨ªder de The Clash, enamorado de sus versos, estaba resuelto a exhumarlo: ¡°Sac¨® una pala del maletero y se puso a cavar¡±, recordaba Arias, ¡°pero finalmente se apoy¨® en un olivo bajo el que, present¨ªa, se hallaba el cuerpo del poeta y prometi¨® componer una canci¨®n en su honor¡±. Hoy, este bosque se llama parque Federico Garc¨ªa Lorca.
Poco despu¨¦s de aquella entrevista a Antonio Arias recib¨ª un correo electr¨®nico: ¡°El archivo adjunto que te env¨ªo es una grabaci¨®n de casete que Joe realiz¨® en mi casa el 20 de agosto de 1992, el d¨ªa antes de su cumplea?os. Todo el mundo estaba muy borracho. Nosotros ¨ªbamos a trabajar en la canci¨®n Lorca, pero al final no pudo ser¡±.
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