Maravillas porte?as en la calle Florida
Un paseo por la gran arteria comercial de la capital argentina, entre la historia, los caf¨¦s y las galer¨ªas comerciales
Si casi todas las ciudades del mundo son inabarcables en unos pocos caracteres, en el caso de Buenos Aires esa imposibilidad se multiplica. As¨ª que tomo el microscopio para concentrarme en un solo paseo a lo largo de la calle peatonal m¨¢s famosa de Argentina: Florida, arteria comercial. Pese a la vocaci¨®n de detalle, Florida es tambi¨¦n un universo enorme: estas l¨ªneas est¨¢n condenadas a un impresionismo que comienza cuando mi amiga Claudia y yo circundamos la plaza de San Mart¨ªn, pulm¨®n arbolado, su estatua, la Torre de los Ingleses y, al otro extremo, la peque?a estatua del escritor Echeverr¨ªa, de quien le¨ª El matadero en mis a?os universitarios. Recorrer Buenos Aires es empaparse de literatura: el tigre de Borges en el desaparecido zool¨®gico de la plaza de Italia; Maip¨²; el elegante caf¨¦ London, donde Cort¨¢zar escribi¨® Los premios y se conservan fotos del autor; los nuevos recorridos perif¨¦ricos de Mariana Enr¨ªquez¡
Al contemplar los murales se experimenta una fusi¨®n morbosa entre el libre comercio y el arte. Efecto pop
Todav¨ªa en San Mart¨ªn, el Monumento a los Ca¨ªdos en la Guerra de las Malvinas est¨¢ custodiado por dos j¨®venes soldados. Volveremos a recordar tragedia y literatura¡ªLos pichiciegos, de Fogwill¡ª cuando al alcanzar la plaza de Mayo y ver la Casa Rosada tropecemos con un campamento de damnificados de la guerra que reclaman ayuda. En esta misma plaza, hace poco se celebr¨® una manifestaci¨®n contra el 2¡Á1 que reduce la pena de c¨¢rcel al represor Luis Mui?a por delitos de lesa humanidad. El centro de Buenos Aires es pentimento de una memoria no clausurada, candente, como la nuestra. Hablamos de todo esto al llegar a Cabildo y tomar dos imperiales en una terraza. Entre los dos puntos habremos recorrido un kil¨®metro y cien metros.
Florida es una superposici¨®n de momentos de la historia, la semana, el d¨ªa. La paseamos un domingo por la ma?ana y Claudia me sugiere que la imagine transitada por hombres con traje que se mueven a gran velocidad por Florida y sus adyacentes: Marcelo T. de Alvear, C¨®rdoba, Lavalle, Mitre; Corrientes, que adem¨¢s del 348 del tango es conocida tambi¨¦n como el Broadway bonaerense; Rivadavia, la avenida m¨¢s larga del mundo¡ Hoy casi todos somos turistas, cantantes que cantan en brasilero, bailarines de tango, arbolitos que te ofrecen cambio en pesos, d¨®lares, euros, reales. Llaman as¨ª a los cambistas porque se colocan bajo los ¨¢rboles de los que est¨¢ sembrada Florida. Le hago una foto a mi amiga en la preciosa puerta dorada del edificio del Centro Naval y despu¨¦s entramos en las Galer¨ªas Pac¨ªfico. No me suelen gustar los centros comerciales y me extra?a la insistencia de Claudia, pero nada m¨¢s cruzar el umbral lo entiendo todo: al margen de la oferta gastron¨®mica, la modernidad del espacio o la variedad de tiendas, lo m¨¢s impresionante son los frescos que adornan las pechinas de la c¨²pula. Las joyer¨ªas y las tiendas de objetos imposibles parecen un mundo sumergido bajo el arte. Los murales datan de 1946 y reflejan un imaginario ideol¨®gico cercano al peronismo de la ¨¦poca. Hoy el espectador, al contemplarlos, experimenta una fusi¨®n morbosa entre el libre comercio y el arte, entre Rolex y la Capilla Sixtina. Efecto pop.
Fachadas m¨ªticas
En un pat¨¦tico contraste con la imponencia arquitect¨®nica de las Galer¨ªas Pac¨ªfico, las de la Flor est¨¢n albergadas en un edificio moderno de peque?os ventanales y aparatos de aire acondicionado: mi amiga recuerda las compras hippies realizadas all¨ª en los setenta. Las Galer¨ªas Mitre, con una abigarrada fachada de estilo colonial, hoy son los grandes almacenes Falabella. Es maravillosa la fachada de la Biblioteca P¨²blica agropecuaria, antigua Residencia Pe?a, ubicada en el n¨²mero 460, que a Claudia le hace recordar sus tiempos del colegio cuando ten¨ªa que memorizar el nombre de todas las razas vacunas. Luego nos comeremos un ojo de bife y unos berros.
Impresiona el redondeado esquinazo de las antiguas Galer¨ªas Gath y Chaves, y la met¨¢lica y geom¨¦trica fachada de las Galer¨ªas Jard¨ªn, hoy volcadas en la oferta de productos inform¨¢ticos; al edificio le nace un extra?o rascacielos de lo que parecer¨ªa su ¨²ltima planta: en este mismo espacio floreci¨® el magn¨ªfico edificio del Jockey Club arrasado por un incendio.
Pero tal vez la joya de Florida sea el interior art nouveau de las Galer¨ªas G¨¹emes, que en 1914 fue uno de los edificios m¨¢s altos de Buenos Aires. La fachada reconstruida tras otro incendio ¡ªcu¨¢ntas llamas¡ª no le hace justicia a la hermos¨ªsima c¨²pula de vidrios azules y blancos que ilumina el interior, las entradas laterales ¡ªa las calles Mitre y Cangallo, hoy Per¨®n¡ª con sus artificiosos ascensores y escaleras, la placa dorada que dice: ¡°En este lugar vivi¨® Antoine de Saint-Exup¨¦ry entre 1929 y 1930: aqu¨ª escribi¨® Vuelo nocturno, el relato de sus experiencias en Argentina¡±.
Tambi¨¦n aqu¨ª se encuentra Piazzolla, local consagrado al tango, en cuya entrada de telones rojos disfrutamos de viejas fotograf¨ªas ampliadas de un Piazzolla ni?o ¡ª¡°canillita¡±¡ª acompa?ado de Gardel y Tito Lusiardo en la pel¨ªcula El d¨ªa que me quieras. Nos quedamos con las ganas de bajar a las tripas del local. Donde Florida se transforma en Per¨² es el punto de ubicaci¨®n del ya citado caf¨¦ London. Antes, nada m¨¢s cruzar la calle Corrientes, con la perspectiva neoyorquina que nos ofrece el hotel Liberty ¡ªal fondo, el obelisco que fotografiamos jug¨¢ndonos la vida en medio de la calle¡ª, nos hemos conmovido viendo el escaparate de Alfonsina, un comercio dedicado a la corseter¨ªa, bombachas, portasenos.
Junto a las galer¨ªas no podemos olvidar que Florida es tambi¨¦n calle de bancos y hamburgueser¨ªas, pero no importa, porque est¨¢n albergados en magn¨ªficas edificaciones, como la de una sucursal del Banco de la Naci¨®n Argentina, con tondos dorados rellenos con gafitas y caras que nos hacen pensar en que all¨ª una vez existi¨® una ¨®ptica. Florida es tambi¨¦n calle de librer¨ªas: Distal Libros; C¨²spide, cadena relacionada con el diario Clar¨ªn, y sobre todo las dos sedes de Ateneo, especialmente la que cuenta con un caf¨¦ en la primera planta y se sit¨²a en un curvil¨ªneo edificio con redondeados balcones centrales y rejer¨ªa negra. Tanto el continente como el contenido merecen una visita monogr¨¢fica que dif¨ªcilmente podr¨ªa contenerse en unos pocos caracteres.
Marta Sanz es autora de la novela Clav¨ªcula (Anagrama).
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