Moj¨¢car, iluminada por las velas
La localidad almeriense apagar¨¢ todas las farolas el pr¨®ximo 8 de agosto para celebrar, a la luz de un millar de antorchas, su m¨¢gica Noche de las Velas
La localidad almeriense de Moj¨¢car muestra, en verano, dos caras bien distintas. El caser¨ªo ¨¢rabe de traza irregular, bien ventilado: Moj¨¢car Pueblo. Y la orilla mediterr¨¢nea, Moj¨¢car Costa, donde a los veraneantes ni con agua caliente se les mueve del chiringuito Aku Aku, degustando paella de puerros y gambas y escuchando a Jorge Pardo (6 de agosto) o a Pepe Habichuela y su hijo Josemi Carmona (19 y 20 de agosto).
Entre medias, el 8 de agosto requiere una especial atenci¨®n. Esa Noche de las Velas se fletan autobuses desde las playas a la colina en la que se arraciman las casas mojaqueras, a las que se devuelve el embrujo sarraceno apagando las farolas de diez de la noche a tres de la madrugada.
Nos retrotraeremos as¨ª a un tiempo ajeno a la electricidad en el que la oscuridad revelaba lo vulnerable de recorrer este laberinto de noche, tan propicio al contacto de las parejas. Todo un reto para aquel que se tenga por fot¨®grafo.
Se distribuir¨¢n un m¨ªnimo de 6.000 velas y 1.000 antorchas, la mayor¨ªa en hileras de faroles colocadas en las aceras -no perderse la m¨¢gica calle de Enmedio-, sin contar las que destellen en tiendas y restaurantes. El blanco es el color dominante, no solo en las candelas; tambi¨¦n en la ropa de vecinos y forasteros a juego con las paredes encaladas.
Quien quiera podr¨¢ adquirir su vela blanca de la suerte y depositarla en los mosaicos con forma de Indalo que se dibujar¨¢n en las plazas Nueva y del Front¨®n. El ficus centenario tambi¨¦n lucir¨¢ decenas de lamparitas¡ hasta el p¨¢rroco mantendr¨¢ la iglesia iluminada y, revestido de blanco, atender¨¢ a los visitantes. Limitado el sentido de la vista ¨Cla luz de las buj¨ªas se perciben tenues- se aguza el del o¨ªdo, pudiendo asistir a los conciertos, desde reggae a flamenco-fusi¨®n. Un piano se colocar¨¢ en la plaza del Front¨®n.
Si la nula contaminaci¨®n lum¨ªnica en calles, patios, jardines y miradores saca el astrof¨ªsico que todos llevamos dentro, se puede acudir al mirador del Castillo, donde se instalar¨¢n telescopios para otear la luna casi llena y la esfera celeste, que quiz¨¢ nos regale alguna l¨¢grima de San Lorenzo en forma de estrella fugaz.
Los ni?os son los que m¨¢s disfrutan. Un pasacalles, compuesto por tragafuegos, zancudos y malabaristas rondar¨¢ con estruendo de tambores y timbales, sin contar la galer¨ªa de actores que adoptan maneras de personajes de cuento para narrar viejas leyendas de Moj¨¢car. Quien m¨¢s quien menos querr¨¢ lucirse ¨Cnunca mejor dicho- para la cena m¨¢s rom¨¢ntica del a?o; se logra en el restaurante Arlequino.
Otra noche a la luz de las velas tendr¨¢ lugar el 26 de agosto a 53 kil¨®metros de Moj¨¢car, en Rodalquilar, (N¨ªjar), como despedida del verano.
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