Blenheim Palace, naturaleza perfeccionada
Cerca de Oxford, los jardines del palacio donde naci¨® Churchill son una de las obras maestras de Lancelot Brown, legendario paisajista brit¨¢nico
Seis a?os excavando y alineando el per¨ªmetro con arcilla; uno m¨¢s para llenarlo de agua. El nuevo lago que Lancelot Brown (1716-1783), tambi¨¦n conocido como Capability Brown, dise?¨® para Blenheim Palace, casa del cuarto duque de Marlborough, ten¨ªa que ser lo suficientemente grande como para cubrir todo el lateral del palacio y tan profundo que, a modo de valle, permitiera un sendero de suave pendiente hasta la colina. Grupos de ovejas de caras negras y enormes cedros ser¨ªan los perfectos compa?eros de un paseo que dar¨ªa la espalda al esplendoroso palacio de estilo barroco.
Hoy, el lago de esta asombrosa propiedad de casi 900 hect¨¢reas al noroeste de Oxford, y el lugar de nacimiento de Winston Chur?chill, es parte de la obra maestra de Brown, jardinero, arquitecto e ingeniero civil conocido como ¡°el Shakespeare de la jardiner¨ªa¡± (Inglaterra celebr¨® el tercer centenario de su nacimiento en 2016 por todo lo alto).
No es para menos. El jard¨ªn ingl¨¦s que vemos al cerrar los ojos, esa arcadia de prados ondulantes, ¨¢rboles majestuosos y parterres de narcisos, naci¨® de la imaginaci¨®n de este admirador de la pintura italiana del Renacimiento. Excesivo y emprendedor incansable, desde 1750 hasta 1780 se dedic¨® a recorrer la campi?a y supo dar a la aristocracia inglesa, tan soberbia entonces como ahora, una nueva idea de naturaleza a¨²n m¨¢s perfecta que la original, porque, de hecho, correg¨ªa sus errores. Brown no era el ¨²nico, pero s¨ª el mejor, en drenar, mover tierras y crear colinas e islas. Su apodo, capability (capacidad), naci¨® por su costumbre de insistirles a sus clientes sobre la capacidad de sus fincas para ser mejoradas paisaj¨ªsticamente (con altas minutas incluidas). La materia prima estaba ah¨ª ¡ªel aire tibio, el viento del oeste constante, la f¨¦rtil tierra¡ª, y ¨¦l supo darle otra forma sin cometer errores. La lista de casas se?oriales y mansiones en las que dej¨® huella es abultada, m¨¢s de 250: Stowe (donde aprendi¨® a dominar su oficio), Aln?wick, Badminton, Chatsworth, Longleat y muchas m¨¢s.
Enamorados de los paisajes italianos, los se?ores ingleses comenzaron a despreciar la geometr¨ªa de los parterres; necesitaban, dec¨ªan, la armon¨ªa de esos senderos sinuosos, praderas suaves y vistas magn¨ªficas sobre lagos y templetes. Quiz¨¢, simplemente, estaban construyendo el escenario imprescindible para que William Words?worth pudiera escribir sus inmortales poemas sobre pastores y ¨¢rboles, baladas l¨ªricas que preconizaban una ¨¦tica de la naturaleza.
Los 11 a?os de trabajos en Blenheim Palace ¡ªobras que resultaron tan costosas que el cuarto duque tuvo que vender plomo del techo del palacio¡ª se disfrutan 300 a?os despu¨¦s en unas tres horas de caminata y con la ayuda final del tren, peque?o y el¨¦ctrico, casi de juguete, que une el Jard¨ªn Secreto con la entrada principal. Hay mucho por ver y, en general, la experiencia va m¨¢s de presentimientos, lo que va ralentizando el paso por momentos. El mejor ejemplo es la Gran Cascada, al oeste del lago y dise?ada por Capability en 1760, que est¨¢ escondida tras enormes ¨¢rboles, pero que se escucha desde casi todos los rincones de la finca. Merece la pena pararse sobre el puente y contemplar los dibujos de la espuma sobre las rocas negras y la dram¨¢tica fuerza del agua.
En el laberinto
Sorteando con la vista alg¨²n templo de estilo neog¨®tico, siempre con ¨¢rboles de hoja perenne cercando su per¨ªmetro, y pisoteando sin querer alguna planta suculenta del Secret Garden (jard¨ªn secreto), se llega a los Pleasure Gardens (jardines del placer), hoy m¨¢s enfocados a la diversi¨®n en familia, con ricas pizzas al horno, camas el¨¢sticas para los ni?os y helados de crema batida. Lo cierto es que Brown concibi¨® este lugar para el deleite adulto, haciendo protagonista al arte topiario (la t¨¦cnica de podar las plantas de forma ornamental). El laberinto vegetal de Blenheim Palace permanece intacto y es imprescindible adentrarse en ¨¦l. Es una de las cosas m¨¢s llamativas de los jardines europeos de la ¨¦poca, laberintos hechos con setos a modo de espacios de juego para adultos y de encuentros furtivos que surgieron en el Renacimiento italiano. Este de Capability es incre¨ªble, con puentes para intentar lograr la perspectiva, y bastante dif¨ªcil. Con paciencia, se sale en media hora. M¨¢s o menos el tiempo que cuesta llegar de nuevo hasta el lago para ver los nen¨²fares, la pradera de lavandas y la siempre en flor rosaleda.
Gu¨ªa
El palacio de Blenheim, en Woodstock, queda a media hora de Oxford. La entrada general cuesta 29 euros por persona; el billete para visitar solo los jardines, 17 euros.
Oficina de Turismo de Woodstock.
Blenheim Palace es un lugar tur¨ªstico, pero todav¨ªa hay acres suficientes para que el visitante pueda desaparecer. La vulnerabilidad de la obra de Brown es precisamente su mayor valor: un jard¨ªn nunca ser¨¢ el mismo hoy que ma?ana. Como curiosidad, en la casa familiar del jardinero de jardineros, The Manor House en Fenstanton, cerca de Cambridge, apenas hay peque?as muestras de arte topiario y sencillas praderas de c¨¦sped. Ninguno de sus siete hijos (la mayor¨ªa murieron reci¨¦n nacidos o muy j¨®venes) sigui¨® los pasos del padre.
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