10 planes que te sorprender¨¢n en Sicilia
Pasear al borde de acantilados entre calas solitarias, darse un capricho con los dulces locales, recorrer los escenarios de 'El Padrino' o asomarse al cr¨¢ter de un volc¨¢n activo
Un mar brillante, un patrimonio art¨ªstico impresionante, una luz ¨²nica, la del Mediterr¨¢neo central, y una diversidad cultural de la que muy pocos lugares en el mundo pueden presumir. Y todo concentrado en una isla ¡ªno demasiado grande¡ª estrat¨¦gicamente situada entre ?frica y Europa.
Bienvenidos a Sicilia, donde adem¨¢s de visitar y contemplar templos griegos y romanos, arcos ¨¢rabes, mosaicos bizantinos, palacios normandos e iglesias barrocas, los viajeros pueden disfrutar de experiencias emocionantes, como pasear al borde de acantilados entre calas solitarias, darse un capricho cal¨®rico con los originales dulces locales, asomarse al cr¨¢ter de un volc¨¢n (activo) o darse un curativo ba?o en lodos volc¨¢nicos. O, por qu¨¦ no, volver a sentirse como un ni?o asistiendo a uno de los teatros de marionetas m¨¢s antiguos de Europa. Nueve sorpresas en un viaje alrededor de la isla italiana.
1. Sciacca. Carnaval con sesi¨®n de spa
Bonita ciudad costera al sur de Sicilia, en Sciacca los turistas se dedican b¨¢sicamente a explorar los elegantes Palazzi de su casco antiguo medieval, apuran la ma?ana comprando cer¨¢mica y se deleitan a mediod¨ªa con el plato fuerte: almorzar marisco y magn¨ªfico pescado fresco en el puerto. Pero hay que reservar algo de tiempo para una extravagancia maravillosa: disfrutar de aguas termales con 25 siglos de historia. Sciacca naci¨® como un enclave balneario de la cercana ciudad griega de Selinunte, y aunque sus famosas termas cerraron en 2015 por problemas financieros, las aguas curativas de Sciacca siguen atrayendo a turistas italianos que acuden a tratar sus dolencias con los vapores sulf¨²reos y ba?os ricos en minerales.
Si viajamos a Sciacca en febrero, no hay que perderse su famoso y exuberante carnaval, que incluye un desfile de carrozas con enormes figuras de papel mach¨¦, que llenan las calles de color y de caricaturas grotescas. Como los ninots valencianos, representan a pol¨ªticos y famosos (aunque aqu¨ª no se queman despu¨¦s). Adem¨¢s, personajes enmascarados bailan al son de la m¨²sica y se lee poes¨ªa sat¨ªrica.
2.?Agrigento y Favara. Arte contempor¨¢neo junto a templos griegos
Puestos a elegir un yacimiento arqueol¨®gico, hay pocos comparables al Valle de los Templos, en las afueras de Agrigento. Aqu¨ª se encuentran los templos d¨®ricos mejor conservados que existen fuera de Grecia y que llevan seduciendo a los viajeros desde que Goethe se deshiciera en elogios hacia ellos en el siglo XVIII. Hay que dedicarle un d¨ªa entero y, ya de paso, descubrir otros encantos de esta costa mediterr¨¢nea de Sicilia.
El contrapunto lo encontramos muy cerca, en Favara, una ciudad de provincias a 10 kil¨®metros al este de Agrigento cuyo mayor atractivo es su innovadora comunidad art¨ªstica, que ha creado el llamado Farm Cultural Park, un proyecto que se concreta en una galer¨ªa de arte moderno y una constante programaci¨®n de eventos culturales. Gracias a ello, el centro de la ciudad, alrededor de la piazza Cavour, ha visto c¨®mo aumentaban restaurantes y bares, y se ha convertido en un lugar muy agradable. Para crear este proyecto, Andrea Bartoli y Folrinda Saieva compraron en 2010 una serie de edificios abandonados en el decadente coraz¨®n de la ciudad y crearon todo un barrio dedicado al arte. Hoy es un punto de encuentro para creadores locales e internacionales, y durante todo el a?o hay charlas, proyecciones, talleres y espect¨¢culos, adem¨¢s de tiendas y un bar en un jard¨ªn. Farm Cultural Park ha supuesto una bocanada de aire fresco para Favara, que hasta hace poco ten¨ªa una de las mayores tasas de desempleo de la isla. Las fachadas de los edificios se han convertido en lienzos gigantescos para pintores y escultores, y los patios se han llenado de instalaciones de lo m¨¢s diversas, como sillas hechas con macetas y fuentes de ladrillo. Incluso han logrado incorporar al proyecto el Castello dei Chiaramonte, una abandonada fortaleza del siglo XIII que ahora acoge diversos talleres.
3.?Experiencia gastron¨®mica barroca en?Noto y Ragussa
A los seguidores del comisario Montalbano les resultar¨¢n familiares las calles y el ambiente de Ragusa o de M¨®dica, bell¨ªsimas ciudades barrocas del sureste de la isla. En ellas se mueve el protagonista de las novelas de Andrea Camilleri para solucionar casos policiacos ¡°muy sicilianos¡±. Entre las maravillas arquitect¨®nicas de la zona est¨¢n las preciosas plazas de Siracusa o los tesoros barrocos de Noto, M¨®dica y Ragusa, que se completan con delicias gastron¨®micas ¨²nicas, como el helado de Noto, el chocolate de M¨®dica y algunos de los mejores restaurantes de la isla, en Ragusa.
Noto ofrece un despliegue de belleza barroca tal que llega a parecer, en alg¨²n momento, un decorado de cine. El centro hist¨®rico est¨¢ flanqueado por palacios barrocos e iglesias que deslumbran a cualquier hora del d¨ªa. Pero tambi¨¦n es famosa por acoger dos de las mejores helader¨ªas del mundo: Caff¨¨ Sicilia, c¨¦lebre por sus granite (granizados de fruta) en el Corso Vittorio Enmanuelle, la avenida principal, y, especialmente, Corrado Costanzo, donde no hay que dejar de probar el helado de pistacho o amaro (licor de hierbas). Ambos locales bordan la cassata (a base de queso ricota, chocolate y fruta caramelizada), los dolci di mandorle (tartas de almendra y dulces) y los torrone (turr¨®n).
En M¨®dica, otra joya barroca entregada al movimiento Slow food y al chocolate granulado ¡ªproducido a¨²n mediante un m¨¦todo ¡ª, la visita obligada es la Dolceria Bonajuto, la chocolatera m¨¢s antigua de Sicilia y el lugar perfecto para degustar el famoso cacao local, con distintos sabores (canela, vainilla, piel de naranja e incluso guindilla). Su origen se remonta al periodo espa?ol de la isla, cuando se importaba cacao de los virreinatos americanos. Hay que dejar espacio para los mpanatighi de Bonajuato, biscotes dulces rellenos de chocolate, especias y carne picada.
Ragusa, el gran reclamo de la zona, destaca por sus laber¨ªnticos callejones, las casas de piedra gris y los palazzi barrocos del centro de la ciudad. Es f¨¢cil perderse pero, antes o despu¨¦s, se llega a la exquisita piazza Duomo. Los gastr¨®nomos disfrutar¨¢n con algunas de las especialidades locales, como los sfogghiu, delicada pasta de hojaldre rellena de ricota y salchicha de cerdo. I Banchi es el restaurante, elegante e informal, del chef Ciccio Sultano, con una estrella Michelin. Tambi¨¦n una estrella ha logrado el joven cocinero Vincenzo Candiano en Locanda Don Serafino, donde ha reinventado cl¨¢sicos sicilianos como, por ejemplo, una lasa?a de cacao amargo con ricota.
Merece la pena alargar la ruta hasta la cercana Chiaramonte Gulfi, una encantadora localidad conocida como Il Balcone della Sicilia (el balc¨®n de Sicilia) por sus magn¨ªficas vistas. Eso s¨ª, algunos visitantes centran aqu¨ª su inter¨¦s en los embutidos locales y especialidades basadas en el cerdo y el aceite de oliva. El Ristorante Majore, una trattor¨ªa junto a la plaza central, no es apto para vegetarianos.
4. Asomarnos a un volc¨¢n
El Etna (3.342 metros) es una amenazadora mole que domina el paisaje oriental de Sicilia y es el mayor volc¨¢n activo de Europa. Las erupciones son frecuentes y se producen en los cuatro cr¨¢teres de la cima, y forma parte desde 1987 del parque nacional Parco dell' Etna, que incluye tanto su cima nevada como los circundantes desiertos lunares de est¨¦ril lava negra, bosques de hayas y exuberantes vi?edos.
La ladera sur es la m¨¢s popular entre quienes pretenden ascender hasta su cima, gracias al Funivia dell¡¯Etna, funicular que nos aproxima bastante a los cr¨¢teres superiores (el recorrido ¨ªntegro a pie implica cuatro horas de subida), a los que es preferible no acercarse demasiado si no vamos acompa?ados de un gu¨ªa; existe peligro real. Por el norte, desde Piano Provenzano hay senderos que alcanzan los Pizzi Deneri (antecima) y el observatorio volc¨¢nico, a 2.800 metros de altura, y que contin¨²an despu¨¦s hasta el cr¨¢ter principal, a 3.200 metros. Pero sin subir tanto, se pueden dar buenos paseos bajo los pinos y abedules y alerces de Pineta Rabago.
Hay muchas empresas que ofrecen excursiones a los cr¨¢teres y a otros puntos de la monta?a; los gu¨ªas conocen la monta?a a fondo y pueden mostrar los puntos m¨¢s espectaculares ofreciendo seguridad y experiencia.
5. Aventura dentro y fuera del agua en las islas Eolias
Algunos de los mejores puntos para el submarinismo en las islas Eolias est¨¢n alrededor de Lipari, ¨ªnsula principal. Por ejemplo, Punta Castagna, una espectacular inmersi¨®n con una plataforma de 10 metros de piedra p¨®mez blanca, interrumpida por canales multicolores. Pero hay otros igualmente destacables frente a la de Filicudi, como, por ejemplo, la zona del Museo Archeologico Sottomarino, donde nueve antiguos pecios griegos y romanos ofrecen emocionantes oportunidades para el buceo.
Lo mejor de este archipi¨¦lago es que permite combinar las inmersiones con senderismo, gastronom¨ªa y vida tranquila fuera del agua. El mejor ejemplo es Estr¨®mboli, isla ocupada por un volc¨¢n de silueta humeante que surge del mar y que tienta a subir hasta su cumbre. O Filicudi, una de las islas m¨¢s bonitas y menos urbanizadas de las Eolias, que adem¨¢s de buceo ofrece una red de agradables sendas para caminar. Vulcano es conocida por sus ba?os terap¨¦uticos de lodo y sus fuentes termales, pero sobre todo por el gran cr¨¢ter volc¨¢nico al que hay que subir antes o despu¨¦s de bucear entre las muchas cuevas y manantiales subterr¨¢neos de la isla.
Los principales centros de buceo en las Eolias son La Gorgonia (Lipari), Saracen (Vulcano), Amphibia (Panarea), La Sirenetta (Estr¨®mboli) y Apogon eI Delfini (Filicudi).
6. Delicias en plena calle en Palermo
Comer en la calle es uno de los grandes atractivos de Palermo, una ciudad que figura entre las mecas del street food mundial junto a Bangkok, Marraquech o Singapur. Los palermitanos parecen comer a todas horas, especialmente los buffitieri, peque?os tentempi¨¦s calientes preparados en puestos callejeros y pensados para comerlos al momento.
Se puede empezar la ma?ana con los pane e panelle, bu?uelos de garbanzos ideales para los vegetarianos y una agradable alternativa al empalagoso cruas¨¢n relleno de crema. Otras opciones son las crocch¨¨ (croquetas de patata, a veces aromatizadas con menta), quaglie (berenjenas cortadas a lo largo), sfincione (una esponjosa y aceitosa pizza con cebolla y queso caciocavallo) o scaccie (una especie de empanadillas). En verano, los palermitanos tambi¨¦n devoran bollos reci¨¦n horneados rellenos de helado o granita (granizado de fruta), almendras, pistachos o caf¨¦. Por la tarde los tentempi¨¦s suelen incluir m¨¢s carne, como las stigghiola a la barbacoa (intestino de cabra relleno de cebolla, queso y perejil).
Hay puestos de comida r¨¢pida por toda la ciudad, pero en los mercados se comprueba (y se degusta) la cercan¨ªa cultural entre Palermo y el norte de ?frica. Cada barrio hist¨®rico tiene el suyo propio, aunque los m¨¢s populares son el Mercato della Vucciria, el Mercato di Ballar¨° ¨Cdonde muchos palermitanos hacen la compra diaria¨C y el Mercato del Capo, el m¨¢s evocador, que se extiende por un laberinto de callejuelas de los barrios de la Albergheria y el Capo, entre olorosos quesos, cubos de aceitunas, exposiciones de frutas y verduras y brillantes atunes y peces espada a la vista de todos.
Una experiencia ¨²nica son los cursos de cocina que imparte la duquesa Nicoletta Polo Lanza Tomasi en un palacio frente al mar que fue hogar del escritor Giuseppe Tomasi de Lampedusa. El curso incluye una ma?ana de compras en el mercado y la preparaci¨®n de un almuerzo de cuatro platos que luego se degusta.
7. Moviendo marionetas en Palermo
El teatro de marionetas de varillas, la opera dei pupi, es el entretenimiento tradicional m¨¢s popular en Sicilia y el mejor lugar para asistir a una representaci¨®n es Palermo. Importadas por los espa?oles en el siglo XVIII, los sicilianos se entusiasmaron con este arte, cautivados por las historias de Carlomagno y sus heroicos caballeros Orlando y Rinaldo. Estos espect¨¢culos de t¨ªteres afloraban sentimientos como el amor no correspondido, la traici¨®n, la sed de justicia, la frustraci¨®n de los oprimidos¡ Los mu?ecos externalizaban lo que las personas no pod¨ªan expresar en alto.
Hay dos tipos de opera dei pupi: la palermitana (Palermo, Agrigento y Trapani) y la catanesa (Catania, Mesina y Siracusa). Las marionetas est¨¢n talladas en madera de haya, olivo y limonero y son de un metro y medio de altura con articulaciones de alambre y trajes de vivos colores. Los buenos titiriteros son valorados por su capacidad de crear efectos dram¨¢ticos y por su velocidad y habilidad a la hora de dirigir las escenas b¨¦licas. Hoy apenas quedan un pu?ado de compa?¨ªas cuyo negocio se orienta al p¨²blico infantil y a los turistas, pero el mejor sitio para presenciar una buena representaci¨®n son el Museo Internazionale delle marionette y el Teatro dei Pupi di Mimmo Cuticchio.
8. Tras los pasos de Vito Corleone en Savoca
A pocos kil¨®metros de Taormina, en la costa j¨®nica, podemos seguir los pasos de uno de los personajes m¨¢s t¨ªpicamente sicilianos que ha dado la literatura y el cine: El Padrino. Pero esta mini ruta no conduce hasta el aut¨¦ntico pueblo de Corleone, del que proced¨ªa en la ficci¨®n Don Vito, ya que por razones de seguridad Francis Ford Coppola y su equipo no pudieron rodar all¨ª. Por este motivo, la localidad de Savoca se convirti¨® en Corleone, gracias a lo que pudimos descubrir uno de los pueblos m¨¢s bellos de Siciclia, peque?o y escondido en las monta?as, al que se llega por una serpenteante carretera. Nada parece haber cambiado desde hace siglos en Savoca: sus murallas, sus casas r¨²sticas de piedra o sus iglesias parecen inalterables, como tambi¨¦n el ambiente que encontr¨® Coppola cuando se instal¨® aqu¨ª en 1971 para localizar escenarios para algunas escenas de la pel¨ªcula. Una de ello es el bar Viteli (un destartalado local cerca de la entrada del pueblo) donde un enamorado Michael Corleone (Al Pacino) pregunta al hombre equivocado por Apollonia Vitelli, la mujer que lo hab¨ªa encandilado. El bar, que expone muchos recuerdos del rodaje, apenas ha cambiado y se sigue sirviendo granitta (granizado de lim¨®n) con biscotti para mojar en la terraza. Desde all¨ª se ve la Chiesa di Santa Luc¨ªa, del siglo XIV, donde se casan (en al ficci¨®n) Michael y Apollonia.
Para encontrar m¨¢s escenarios de la pel¨ªcula tambi¨¦n podemos acercarnos, por una carretera bastante complicada, hasta Forza d¡¯Agro, bell¨ªsima villa medieval en la que algunos quiz¨¢ reconozcan la fuente de la plaza principal y la iglesia Madre di Forza D¡¯Agro. No conviene abandonar Savoca sin visitar sus peque?as catacumbas, unas de las m¨¢s importantes de Sicilia.
9. El origen del famoso vino de Marsala
Mucha gente conoce los vinos dulces para el postre de Marsala, pero pocos saben lo encantadora que es la ciudad que los da nombre. En contraste con sus calles pavimentadas de m¨¢rmol, edificios barrocos y elegantes plazas, los placeres aqu¨ª son tan sencillos como una agradable passeggiata (paseo vespertino) para tomar el aperitivo en un restaurante de ambiente familiar. Marsala fue fundada por los fenicios y el mayor tesoro de la ciudad, que puede verse en el Museo Arqueol¨®gico, son los restos parcialmente reconstruidos de una liburna (barco de guerra cartaginesa). El vino dulce de Marsala se puso de moda gracias a un ingl¨¦s que, en el siglo XVIII, reci¨¦n llegado de Andaluc¨ªa, la tierra del jerez, los descubri¨® y, para embarcarlos hasta Inglaterra sin que se estropeasen, a?adi¨® un chorro de alcohol puro. As¨ª nacieron los potentes vinos de Marsala que se hicieran famosos cuando cuando la marina brit¨¢nica los utiliz¨® como alternativa al oporto portugu¨¦s. A los ingleses les siguieron en el negocio algunos emprendedores italianos y hoy la tradici¨®n contin¨²a, con tres marcas destacadas: Duca di Salaparuta, Corvo y las bodegas Cantine Florio, que ofrece visitas, cata y un recorrido por sus muchas enotecas, lugares geniales para probar vinos de Marsala acompa?ados por salumi (embutidos).
10. Selinunte, Morgantina y Casale, viaje en el tiempo
La historia de Sicilia es una de las m¨¢s intensas, antiguas y complejas del Mediterr¨¢neo, pero lo que m¨¢s llama hoy la atenci¨®n son los yacimientos cl¨¢sicos, algunos magn¨ªficamente conservados y evocadores de aquellos tiempos de la Magna Grecia, entre los que hay tres que nunca defraudan.
Selinunte, aunque tur¨ªstico, es uno de los yacimientos del mundo griego antiguo m¨¢s impresionantes del mundo. La ciudad lleg¨® a tener m¨¢s de 100.000 habitantes y una colecci¨®n de templos ¨²nica. Tras muchos avatares hist¨®ricos, pas¨® al olvido en la Edad Media y solo a principios del siglo XIX los brit¨¢nicos comentaron las primeras excavaciones arqueol¨®gicas. Hoy se pueden visitar sus templos orientales, los m¨¢s asombrosos de todo el yacimiento; la acr¨®polis, centro de la vida social y pol¨ªtica de la Selinunte griega; el Santuario de Malforo o la ciudad antigua, donde viv¨ªa la mayor¨ªa de sus habitantes. Y adem¨¢s, toda visita a Selinunte puede completarse con un paseo por la atractiva playa a los pies del yacimiento y que nos permite tener unas maravillosas vistas de los templos del acantilado.
Morgantina, en la Sicilia central, es un sitio arqueol¨®gico menos conocido, donde podremos sentarnos en los mismos pelda?os donde los antiguos griegos debat¨ªan, conspiraban y cotilleaban. Est¨¢ muy cerca de un lugar llamado Piazza Armerina, famoso por sus mosaicos romanos. Pero en Morgantina lo que encontramos es una ciudad griega que nos permite evocar c¨®mo era la vida hace muchos siglos. Por ejemplo, en el ¨¢gora (mercado), con sus escaleras trapezoidales que serv¨ªan de grader¨ªo durante las asambleas, los ba?os p¨²blicos o en los barrios residenciales, donde viv¨ªan los m¨¢s ciudadanos m¨¢s ricos, como testimonia la lujosa decoraci¨®n de paredes y mosaicos.
Y de los griegos a los romanos, que dejaron su imborrable huella en lugares como la Villa Romana del Casale, principal atracci¨®n actualmente del centro de Sicilia. Situada en un arbolado valle a 5 kil¨®metros de Piazza Armerina, cuenta con los mejores mosaicos romanos que se conservan. La villa, lujosa ya en su ¨¦poca, fue retiro rural del emperador Maximiano en el siglo III antes de Cristo, y por el tama?o y categor¨ªa de los edificios, se cree que fue un palacio imperial. Lo m¨¢s llamativo son sus mosaicos, pero tambi¨¦n las termas (decoradas con espl¨¦ndidos mosaicos), el peristilo, un amplio patio donde se recib¨ªa a los invitados antes de pasar a la sala real (bas¨ªlica), y una serie de estancias donde descubrimos algunos de esos mosaicos que todos hemos estudiado alguna vez, como el de las Diez Muchachas (¨²nico en el mundo), el de los 12 trabajos de H¨¦rcules o los mosaicos que representan grandes cacer¨ªas o carreras de cuadrigas en el Circo M¨¢ximo de Roma.
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