Despu¨¦s de leer este art¨ªculo querr¨¢s viajar a los Dolomitas
Monta?as vertiginosas, valles verdes y profundos, y pueblos encantadores en una ruta con 11 paradas de Trento a Cortina d¡¯Ampezzo
Un experto en armon¨ªa como Le Corbusier dijo que sus paisajes eran ¡°la arquitectura natural m¨¢s perfecta del mundo¡±. Los Dolomitas, cordillera que se extiende por cinco provincias y tres regiones del norte de Italia, presentan verticales estructuras geol¨®gicas ¡ªcon 18 picos por encima de los 3.000 metros¡ª entre las que se abren valles majestuosos en los que conviven una inmensa variedad de especies de plantas y animales, una infinidad de pueblos de monta?a, cuatro idiomas diferentes y mil leyendas.
Aqu¨ª hay mucho donde escoger: los inmaculados valles de la regi¨®n de Trentino-Alto Adigio; los bellos pueblecitos del V¨¦neto o la naturaleza salvaje de Friul-Venecia Julia. Cada zona con una arquitectura ¨²nica, localidades preciosas y un patrimonio enogastron¨®mico que combina influencias muy diversas. Declarado patrimonio mundial en 2009 por su belleza y su excepcional valor geol¨®gico, lo recorremos en 11 etapas fabulosas.
1 Trento
Ciudad tranquila y se?orial, su catedral es especialmente llamativa y su castillo, en lo alto, a¨²n custodia ricos tesoros. Est¨¦ticamente, parece casi perfecta, hasta empalagosa, rodeada por monta?as casi pegadas al centro hist¨®rico, como un decorado falso, demasiado cercano. Sorprende que la capital de la regi¨®n del Trentino sea tan poco tur¨ªstica, a pesar de su historia y su relevante legado art¨ªstico: ciudad romana de importancia estrat¨¦gica por su ubicaci¨®n junto a los Alpes; sede episcopal desde el siglo IV, capital del ducado de Trento y sede del famoso Concilio (1545-1563) que defini¨® los principios de la Contrareforma.
Trento conserva su Duomo original, mezcla de varios estilos, abierto a una plaza preciosa con p¨®rticos que acogen caf¨¦s donde sentarse a contemplar la vida de la ciudad y su gente, como bastidores de un teatro. El Palazzo Pretorio, reconocible por una alt¨ªsima Torre Civica del siglo XI con punta almenada y aspecto medieval, destaca en una esquina. Curiosos tambi¨¦n son los apretados edificios de Case Cazuffi Rella, del siglo XVI, ejemplo de la arquitectura laica local, con fachadas cubiertas de frescos. Siguiendo por la Via Belenzani aparecen m¨¢s edificios nobles y bonitos, como los palacios Quetta y Geremia y la barroca iglesia de San Francesco.
Pero lo m¨¢s representativo de Trento es su castillo, alzado sobre la ciudad, vigilando ¡ªen ¨¦pocas pasadas¡ª la ruta que comunicaba los valles trentinos con Alemania. Y si nos remontamos m¨¢s a¨²n en el tiempo, podemos seguir los rastros de la Tridentum romana en el subsuelo. En el Spazio Archeologico Sotterraneo (SASS) se ha sacado todo un barrio a la luz. Cruzando el r¨ªo Adigio encontraremos otro barrio, el de Piedicastello, con aspecto de aldea y una pintoresca sucesi¨®n de casas, tras las que se puede tomar un vino en la bodega de la Associazione Nazionale Alpini, anclada en la d¨¦cada de 1970. Un buen lugar para planificar una ruta por los Dolomitas, que lo ideal es comenzar subiendo previamente ¡ªen telef¨¦rico¡ª al monte Bondone, al oeste de la ciudad, donde se puede esquiar en invierno y disfrutar de la bici y el senderismo en verano.
2 Dolomitas de Brenta
Una de las mejores experiencias en el macizo de Brenta, al noroeste de Trento, es probar la altura en alguna de sus v¨ªas ferratas, espectaculares y al alcance de cualquiera con una m¨ªnima preparaci¨®n f¨ªsica y (preferiblemente) con el acompa?amiento de un gu¨ªa alpino de Madonna di Campigio. A diferencia de otras ¡ªque recuperan trazados usados por los soldados en la I Guerra Mundial¡ª, las de Brenta han sido equipadas expresamente para excursionistas, potenciando la integridad de la monta?a y potenciando el paisaje. Para primerizos, la v¨ªa ferrata SOSAT (la 305B) es la opci¨®n ideal: accesible y panor¨¢mica, cuenta con secciones muy diversas en su recorrido por la Citt¨¤ dei Sassi, una vasta plataforma de piedras monumentales. Quienes tengan cierta experiencia pueden lanzarse a por la Via delle Bocchette Central, no demasiado dif¨ªcil, la estrella de los Dolomitas de Brenta: uno de los recorridos m¨¢s bonitos y adrenal¨ªticos del macizo. Los m¨¢s expertos pueden elegir la impresionante Ferrata Castiglioni.
3 Las Torres del Vajolet
Fabulosas formaciones de roca natural, las Torres del Vajolet son uno de esos paisajes que los amantes de la monta?a recomiendan no perderse: espectaculares agujas de piedra que se elevan hacia el cielo, elegantes y majestuosas, como construidas por un arquitecto g¨®tico. En los d¨ªas claros se divisan incluso desde Bolzano, pero lo mejor es verlas de cerca desde el Rifugio Vajolet, el Rifugio Re Alberto I y el Passo Santer, que ofrecen tres perspectivas privilegiadas de esta maravilla geol¨®gica en el coraz¨®n del Catinaccio.
4 Bolzano
Algunas de las ocho bendiciones que anta?o representaban el esp¨ªritu burgu¨¦s de Bolzano ¡ªuna casa bajos los p¨®rticos, vino de vi?edos propios en la bodega, casa de veraneo en el Renon, un banco en la iglesia, un palco en el teatro, una tumba familiar, ropa de casa suficiente para seis meses y una esposa bolzanina¡ª siguen representando a esta localidad de bonitos edificios, iglesias, castillos y un centro cuidado y limpio, y que figura habitualmente entre las ciudades italianas donde mejor se vive. Animada y fascinante, concentra en su casco hist¨®rico toda la belleza del Tirol del Sur, y regala a los visitantes rincones maravillosos como la piazza Walther, la Via dei Portici o la piazza delle Erbe. Y entre las joyas de su patrimonio cultural, como el museo Archeologico dell¡¯Alto Adige que custodia la momia de ?tzi, se encuentra el castillo Firmiano, sede principal de los seis museos de monta?a de Reinhold Messner, as¨ª como el Museion y su colecci¨®n de arte contempor¨¢neo.
5 Val di Funes y los Odle
Esa imagen id¨ªlica de un atardecer con una caba?a en mitad de una pradera verde y, al fondo, un perfecto anfiteatro de hermosas monta?as existe. Est¨¢ en Val di Funes, m¨¢s concretamente en la villa de Santa Maddalena, y los riscos del fondo son los Odle, montes de perfiles incre¨ªbles que nos remiten al famoso alpinista Reinhold Messner ¡ªprimera persona en ascender los 14 ochomiles principales del Himalaya y de coronar (junto a Peter Habeler, en 1978) la cima del Everest sin respirar ox¨ªgeno suplementario¡ª, pues naci¨® y escal¨® sus primeras monta?as, con apenas 10 a?os, en este precioso valle surtirol¨¦s.
Entre las cumbres locales destacan el Sass Rigais y el Furchetta, que con sus siluetas severas y puntiagudas parecen casi inaccesibles. Las mejores vistas desde Santa Maddalena se consiguen desde el prado que hay frente a la Chiesetta di San Giovanni in Ranui. Y para quien no tenga reparos en darse una buena caminata, el Rifugio Genova y el Col di Poma, donde arranca el valle, proporcionan las mejores panor¨¢micas.
6 Passo Gardena
Otro de los puntos panor¨¢micos imprescindibles en los Dolomitas es el Passo Gardena, con vistas ¡ªa 2.100 metros de altitud¡ª al grupo del Cir, con los Odle a lo lejos, por un lado; las torres del Sella por otro; el Sassolungo, los Cinque Dita y Punta Grohman al frente y el Val Gardena, que se extiende hacia el valle del Isarco. Las monta?as, los pastos, las laderas, las cerradas curvas de la carretera y hasta las nubes parecen colocadas en el lugar ideal por un paisajista; una parada obligada en la ruta.
7 Por la Conca Ampezzana
Imaginemos un enorme anfiteatro casi perfecto, flanqueado por las plateadas paredes de la Croda da Lago, de las Tofane, del Pomagagnon, del monte Cristallo y del Sorapiss. A?adamos unos bosques de color verde oscuro cubriendo las siluetas redondeadas de las colinas y amplios prados m¨¢s claros que se pierden en la distancia. Luego salpicamos todo con unas cuantas casas. El resultado es Cortina d¡¯Ampezzo y la Conca Ampezzana, dominio veneciano hasta 1511, posesi¨®n austroh¨²ngara durante tres siglos y, tras la I Guerra Mundial, devuelta a Italia.
Cortina, en el centro de este extraordinario paisaje, es uno de los destinos m¨¢s glamurosos de estas monta?as. Esnob, austr¨ªaca, divertid¨ªsima, romana, aristocr¨¢tica¡ ¨²nica. En invierno se llena de apasionados del esqu¨ª (hasta 30.000 visitantes cada temporada) y en verano se pueden explorar a paso lento los innumerables senderos que se adentran en la naturaleza circundante, apenas contaminada y de excepcional belleza.
8 Las Tres Cimas de Lavaredo
En los Dolomitas hay monta?as inmensas y majestuosas. Torres puntiagudas, algunas torcidas y otras de laderas tan anchas que parecen enormes alas desplegadas. Y luego est¨¢n las Tre Cime di Lavaredo, tres grandes dedos rocosos que se elevan alineadas y verticales: un grupo inconfundible, convertido en s¨ªmbolo del alpinismo mundial. Hasta la Cima Grande, en el medio, la Cima Piccola (peque?a), a su derecha, y la Cima Ovest (oeste) acuden miles de viajeros, senderistas y escaladores cada a?o con intenciones tan dispares como los cuatro puntos de acceso hasta ellas, distantes entre s¨ª: desde el valle de Lanzo, en Puster¨ªa; desde el Val Campo di Dentro; desde el Val Fiscalina, cerca de Sesto, y desde Misurina, ¨²nico punto de acceso que permite subir en coche. Escaladas por primera vez en 1869 (la Cima Grande), y m¨ªticas dentro del universo alpin¨ªstico, tengamos intenci¨®n o no ascender a sus cimas resulta imprescindible acercarse a verlas por el magn¨¦tico paisaje que componen.
9 Feltre
La peque?a Feltre, con su casco antiguo en lo alto salpicado de palacios del siglo XVI, mantiene, como las ciudades amuralladas, un aura atemporal. El momento ideal para subir y pasear por sus calles empedradas, entre espl¨¦ndidos edificios nobiliarios, iglesias y museos, es a finales de verano y principios de oto?o, tras los fren¨¦ticos d¨ªas del palio y antes de que las nieblas cubran el ambiente. Adem¨¢s de la Piazza Maggiore, resumen de la elegancia y refinamiento de Feltre, nos toparemos con sorpresas inesperadas como la Galleria d¡¯Arte Moderna Carlo Rizzarda, dedicada a este artista local del hierro forjado que vivi¨® entre los siglos XIX y XX, con una preciosa exposici¨®n de l¨¢mparas, jaulas, puertas, rejas y balaustradas.
Pero Feltre es conocida sobre todo como la ciudad pintada: muchos de los edificios de su centro hist¨®rico decoran sus fachadas con frescos o esgrafiados, como los palazzos Crico Tauro, Salce-Aldovini-Mezzanotte, con escenas de la mitolog¨ªa romana, y Tomitano, el antiguo Monte de Piedad, decorado con esgrafiados.
10 Piani Eterni
El altiplano coronado por las cumbres de los Alpi Feltrini es uno de los escenarios naturales m¨¢s espectaculares de los Dolomitas de Belluno. Ocupada originalmente por un enorme glaciar, la cuenca es actualmente una pradera (Paini Eterni, los llanos eternos) con barrancos y profund¨ªsimas grutas que se alternan con amplios pastos salpicados de establos y caba?as alpinas en las que se producen quesos extraordinarios.
Para llegar hay que superar el exigente sendero 802, de ocho kil¨®metros (unas tres horas de caminata), pero por suerte al final espera una gran extensi¨®n de hierba con una acogedora caba?a para descansar. En verano el paisaje es una maravilla, con rebecos que corretean entre los pinos negros y marmotas que dan la alarma con sus silbidos en cuanto ven intrusos a lo lejos.
11 Il Grido di Pietra
Conocido como el Grito de Piedra, el Campanile di Val Montanaia es una especie de t¨®tem del alpinismo, al que se llega recorriendo el Val Cimoliana, de agreste paisaje lunar en el coraz¨®n de los Dolomitas del Friul. Un ic¨®nico campanario de roca hasta cuya cima de 2.173 metros se asciende por un sendero duro. Para quien no tenga ganas de subir, hay dos miradores frente al Campanile, a unos cinco minutos de distancia a pie el uno del otro.
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