Saint-Exup¨¦ry y la serpiente monta?osa de Motril
Se cumplen cien a?os de la m¨ªtica compa?¨ªa Aeropostal, de la que fue piloto el autor de 'El Principito', y que hac¨ªa escalas en Barcelona, Alicante y M¨¢laga
"En Espa?a es bonito navegar con la br¨²jula por encima de los mares de nubes, resulta muy elegante, pero¡ Recu¨¦rdelo, por debajo de los mares de nubes est¨¢ la eternidad¡±. Fue la advertencia que recibi¨® el escritor y aviador franc¨¦s Antoine de Saint-Exup¨¦ry del jefe de la m¨ªtica Compa?¨ªa Lat¨¦co¨¨re, Didier Daurat, antes de emprender su primer vuelo de correo a¨¦reo. El autor de El Principito fue uno de los pioneros del aire que particip¨® en la apertura de las nuevas l¨ªneas a¨¦reas que conectaron Europa con ?frica y Am¨¦rica del Sur, una epopeya de la que ahora se cumplen cien a?os y de la que Espa?a form¨® parte. ¡°La aviaci¨®n para unir a los hombres¡±. Esa fue la idea que inspir¨® a Pierre-Georges Lat¨¦co¨¨re a fundar, en 1918, las L¨ªneas A¨¦reas Lat¨¦co¨¨re, que despegaron en 1919 y que m¨¢s tarde se convertir¨ªan en la m¨ªtica A¨¦ropostale. Para recordar la herencia cultural que dej¨® aquella conquista de los cielos, el Raid Lat¨¦co¨¨re-A¨¦ropostale recrea cada a?o algunas de las viejas escalas de la compa?¨ªa, entre Toulouse y Santiago de Chile. A su paso por Espa?a, el raid recrea las escalas permanentes de Barcelona, Alicante y M¨¢laga con el aterrizaje en diversos puntos de la geograf¨ªa espa?ola de decenas de aeronaves hist¨®ricas. En cada escala se desarrollan conferencias, exposiciones, bautismos de vuelo para ni?os y otras actividades culturales.
Dos horas pioneras
Al t¨¦rmino de la I Guerra Mundial, en la que por primera vez la aviaci¨®n tuvo un papel decisivo, Pierre-Georges Lat¨¦co¨¨re (un industrial dedicado a la fabricaci¨®n de aviones en Toulouse) y su amigo Beppo di Massimi (un antiguo aviador italiano) comenzaron a idear el proyecto de una l¨ªnea a¨¦rea postal que transportase el correo entre Francia y la costa noroeste de ?frica, llegando luego hasta Am¨¦rica del Sur. El 25 de diciembre de 1918 se realiz¨® el primer vuelo a Barcelona a bordo de un Salm?son 2 pilotado por Ren¨¦ Cornemont en un trayecto que dur¨® poco m¨¢s de dos horas. Solo unos meses despu¨¦s, el 9 de marzo de 1919, se realiz¨®, a modo de prueba, el primer vuelo completo de la l¨ªnea Toulouse-Barcelona-Alicante-M¨¢laga-Rabat-Casablanca, aunque su despegue definitivo tuvo que esperar hasta septiembre debido, sobre todo, a los tr¨¢mites burocr¨¢ticos. Cada nueva conexi¨®n a¨¦rea representaba una haza?a que llenaba los peri¨®dicos de grandes titulares. La humanidad presenciaba con asombro las proezas de aquellos primeros pilotos que, con rudimentarios aparatos a¨¦reos, desafiaban los l¨ªmites de la gravedad al enfrentarse a la tormenta, los desiertos o los mares en una odisea de la que algunos jam¨¢s regresaron.
Gu¨ªa
Raid Lat¨¦co¨¨re-A¨¦ropostale. Dos citas en 2019: del 14 al 28 de junio (Raid entre Marsella y Or¨¢n) y del 15 al 29 de septiembre (recorrer¨¢ las escalas entre Toulouse y Casablanca).
A mediados de la d¨¦cada de 1920, los aviones de Lat¨¦co¨¨re volaban ya regularmente hasta Dakar haciendo escala en puntos estrat¨¦gicos como las entonces espa?olas Cabo Juby (marroqu¨ª desde 1958) y Villa Cisneros (hoy Dajla, en el territorio del S¨¢hara Occidental), as¨ª como en Port ?tienne (la actual Nuadib¨², Mauritania) y Saint Louis (Senegal). No mucho despu¨¦s, la compa?¨ªa gala consigui¨® tambi¨¦n dar el salto a Sudam¨¦rica, primero a Brasil y luego a Argentina y a Chile.
En aquel tiempo empezaron a realizarse las primeras traves¨ªas nocturnas, en las que los pilotos deb¨ªan guiarse por las estrellas, como recordar¨ªa Saint-Exup¨¦ry en Vuelo de noche, publicado en 1931, donde relata las dificultades a las que se enfrentaban. Los aviones deb¨ªan dejar de perder en la noche el tiempo ganado durante el d¨ªa a trenes y barcos. La aventura era tan arriesgada que muchos pensaban que fracasar¨ªa. No fue as¨ª gracias a la audacia de aquellos pioneros. La expansi¨®n de la compa?¨ªa fue tal que en poco tiempo acab¨® comprometiendo su futuro, por lo que fue traspasada al empresario franc¨¦s Marcel Bouilloux-Lafont y pas¨® a llamarse Compa?¨ªa General Aeropostal. Fue una ¨¦poca dorada de la aviaci¨®n y de los aviadores que la elevaron hasta el mito, entre los que se encontraban c¨¦lebres pilotos como Jean Mermoz, Henri Guillaumet y el propio Antoine de Saint-Exup¨¦ry.
Tres naranjos de Guadix
El autor de El Principito no solo particip¨® de aquella gesta sino que convirti¨® la aviaci¨®n en poes¨ªa. ¡°Viv¨ªamos en el temor a las monta?as espa?olas, desconocidas todav¨ªa, y en el respeto a los veteranos¡±, relatar¨ªa en Tierra de los hombres. Cuando, en los d¨ªas de tempestad, alguno regresaba con retraso de Alicante o Casablanca, exhausto y con la cazadora de cuero empapada por la lluvia, si un novato se atrev¨ªa a preguntar sobre su viaje las respuestas lac¨®nicas levantaban ¡°un mundo fabuloso, lleno de trampas, de escotillones, de acantilados surgidos bruscamente¡±. ¡°Dragones negros defend¨ªan las entradas de los valles y haces de rel¨¢mpagos coronaban las cimas. Aquellos veteranos alimentaban sabiamente nuestro respeto. Mas, de cuando en cuando, preparado ya para la eternidad, alguno no regresaba¡±. Recordar¨ªa tambi¨¦n la lecci¨®n de geograf¨ªa que, sobre el mapa de Espa?a, le dar¨ªa su amigo, el veterano piloto Henri Guillaumet, antes de emprender su primer vuelo de l¨ªnea. Y as¨ª, tres naranjos cerca de Guadix, una sencilla granja de Lorca o la ¡°serpiente¡± monta?osa de Motril convert¨ªan la Espa?a de su mapa ¡°en un pa¨ªs de cuento de hadas¡±.
La Aeropostal, que lleg¨® a volar a 25 pa¨ªses, empez¨® su declive tras el crash de 1929 agravado por un conflicto de intereses pol¨ªticos y financieros. Dos a?os m¨¢s tarde desapareci¨®, absorbida por Air France. Con su desaparici¨®n se desvanec¨ªa tambi¨¦n, en palabras de Saint-Exup¨¦ry, una manera de pensar y de sentir.
Montse Morata es autora de la biograf¨ªa de Saint-Exup¨¦ry Aviones de papel.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.