Possessi¨® Binicomprat,?tranquilidad mallorquina entre vi?edos

Han transcurrido casi tres d¨¦cadas desde que los hermanos Joana y Gabriel Oliver, herederos de una finca de 150 hect¨¢reas dedicada al vi?edo desde 1229, se animaran a adscribir sus vinos Hereus de Ribas bajo la denominaci¨®n de origen Pla i Llevant y a poner la casa madre al servicio de la hospitalidad mallorquina. El nombre hace alusi¨®n a los bosques de pinos y encinas que delineaban el paisaje insular desde la dominaci¨®n musulmana. Un blas¨®n en la fachada acredita su abolengo, el de los Fiols de Binicomprat, como un guardi¨¢n de quienes la habitan, anta?o residentes, hoy turistas.

El caser¨®n de?Possessi¨® Binicomprat recibe con un zagu¨¢n neog¨®tico de doble cruj¨ªa que fue paso obligado de caballer¨ªas. A su trav¨¦s se ordenan una generosa cocina, su celler (bodega), una capilla del siglo XVIII y tres alcobas que guardan fidelidad a la tradici¨®n de las viviendas campestres de la isla. Las antiguas cuadras ampl¨ªan el alojamiento con un apartamento para cuatro personas con terraza privada, ideal para aislarse del mundo. Cada estancia guarda la autenticidad de la piedra en sus muros, la sobriedad intemporal del mobiliario, la atm¨®sfera mediterr¨¢nea vaporizada con las t¨ªpicas telas de llengos, l¨¢mparas de dise?o, esteras de esparto antiguo y notas florales encima de cada mesa. Los t¨¢lamos mantienen su apresto, con edredones frescos y toallas fragantes de pino viejo. El resplandor de las buganvillas engalana las noches bajo el porche.

Los desayunos han mejorado notablemente gracias a la incorporaci¨®n de un huerto casero. Servirse un mel¨®n o una sand¨ªa de entre los bancales es una experiencia inolvidable especialmente para alemanes, holandeses o franceses ¡ªsu clientela mayoritaria¡ª en busca de una Mallorca r¨²stica y bien entendida desde la sostenibilidad medioambiental.

Y, si pudiera instagramearse, el silencio de la finca arrancar¨ªa un buen n¨²mero de corazones. Como los merecen sus andurriales de recodos bien se?alizados, el v¨¦rtigo de su aislamiento geogr¨¢fico o las atalayas hospitalarias de las terrazas y los porches. Desde todos ellos el hu¨¦sped disfruta de una inabarcable panor¨¢mica de los arriates de arom¨¢ticas que rodean la piscina, las siete hect¨¢reas de vi?edo, el bosque de pinos y encinas mediterr¨¢neos, los chaparrales de Son Divertit y Son Alegre, las heredades de Son Cortana y Na Rafalona y, al fondo, la silueta dominante del Puig de Randa.