Paraguay, desconocido y aventurero
De misiones jesuitas declaradas patrimonio mundial a escenarios naturales apabullantes como el Gran Pantanal, un destino tentador para quienes huyen de las rutas tur¨ªsticas
Escondido en el interior de Sudam¨¦rica, Paraguay es un destino (casi) desconocido y poco visitado, muy tentador para quienes que huyen de las rutas m¨¢s tur¨ªsticas y buscan las experiencias m¨¢s aut¨¦nticas. Atractivos no le faltan: desde una ciudad de evocaci¨®n colonial como Asunci¨®n hasta una cultura propia original ¡ªla guaran¨ª¡ª, un medio rural cargado de historia, fabulosos parques nacionales a los que va muy poca gente, un rico patrimonio de misiones jesu¨ªticas y escenarios tan maravillosos para la aventura y la observaci¨®n de fauna como el remoto Pantanal. Una lista de ocho razones por las que deber¨ªas visitar Paraguay.
1 Asunci¨®n, el centro de todo
No es una ciudad f¨¢cil de comprender. Suele ser un destino de paso, pero sin ser propiamente hermosa (ser¨ªa exagerar), s¨ª ofrece experiencias reales que la convierten, cuanto menos, en una parada interesante. Podemos encontrar edificios originales de estilo colonial y neocl¨¢sico, as¨ª como plazas arboladas convertidas en punto de reuni¨®n de sus habitantes. La vida en Asunci¨®n, ciudad con casi cinco siglos de historia que durante los primeros cincuenta a?os, all¨¢ por el siglo XVI, fue la principal colonia espa?ola al este de los Andes, se centra alrededor del Pante¨®n de la plaza de los H¨¦roes, donde una guardia militar custodia los restos de los personajes claves de la historia del pa¨ªs. Su edificio m¨¢s identificable y un buen punto de partida: todo lo que hay que ver est¨¢ muy cerca de all¨ª. Por ejemplo, la Casa de la Independencia, del siglo XVIII, donde Paraguay declar¨® su independencia en 1811 (fue el primer pa¨ªs del continente en hacerlo); el majestuoso palacio de los L¨®pez, sede del Gobierno; el Cabildo, cerca del r¨ªo, que fue sede del poder colonial y actualmente acoge un interesante centro cultural, o la Manzana de la Ribera, un conjunto de nueve casas restauradas en vivos colores originales del siglo XVIII.
2 El circuito central
En los aletargados pueblos que rodean Asunci¨®n se extiende el Paraguay m¨¢s rural y cargado de historia, bautizado tur¨ªsticamente como el Circuito Central. Son poblaciones que pueden visitarse en excursiones de un d¨ªa con autobuses urbanos, y que cuentan con tres grandes puntos de inter¨¦s. El primero es la iglesia franciscana de Yaguar¨®n, del siglo XVIII, todo un hito de la arquitectura colonial, cuyo austero exterior contrasta con la extraordinaria belleza del interior, en el que tallas y pinturas convierten este tempo en uno de los m¨¢s ricamente decorados en toda Sudam¨¦rica. Una obra maestra a menos de 50 kil¨®metros de la capital. La segunda visita interesante es Itaugu¨¢, cuyas mujeres se han hecho famosas por sus multicolores ?andut¨ªes, un tipo de encaje local con el que se confecciona desde tapetes hasta colchas, y que cuenta con su festival del ?andut¨ª, durante el mes de julio. Cierra el tr¨ªo Aregu¨¢, localidad conocida por su cer¨¢mica, que se expone visiblemente en la v¨ªa principal. Las hist¨®ricas callejuelas empedradas del pueblo est¨¢n flanqueadas por casas coloniales y sobre el cerro hay una iglesia con vistas envidiables al lago Ypacara¨ª.
3 Misiones jesuitas en plena selva
Son, probablemente, una de las joyas tur¨ªsticas del pa¨ªs, y su gran herencia colonial. En Latinoam¨¦rica hubo m¨¢s de cincuenta fundaciones jesu¨ªticas, aunque solo una treintena de ellas llegaron a consolidarse (siete en Brasil, 15 en Argentina¡). Los ocho pueblos herederos de las reducciones jesu¨ªticas ¡ªpoblados de ind¨ªgenas convertidos al cristianismo¡ª que la Orden levant¨® en medio de las selvas de Paraguay son San Ignacio Guaz¨², Santa Mar¨ªa de Fe, Santa Rosa, Santiago, San Cosme y San Dami¨¢n, Itap¨²a ¡ªla actual ciudad de Encarnaci¨®n¡ª, Sant¨ªsima Trinidad del Paran¨¢ y Jes¨²s de Tavarang¨¹¨¦.
Cada misi¨®n se encargaba de organizar entre 2.000 y 4.000 ind¨ªgenas, que eran dirigidos por los caciques del pueblo y por dos o tres jesuitas. La expulsi¨®n de los jesuitas por la Corona espa?ola en 1767 acab¨® con este proyecto que trataba de iniciar en la alta cultura europea a los guaran¨ªes. En Paraguay quedan tan solo tres que puedan visitarse, y dos de ellas ¡ªJes¨²s de Tavarang¨¹¨¦ y Trinidad¡ª son patrimonio mundial de la Unesco. Trinidad del Paran¨¢, fundada en 1706, es la mejor conservada y la m¨¢s preparada para el turismo, ya que las visitas incluyen hasta un espect¨¢culo de luz y sonido en el que se proyecta la historia del asentamiento sobre las paredes de sus ruinas. Jes¨²s de Tavarang¨¹¨¦, 12 kil¨®metros m¨¢s al norte, es una reconstrucci¨®n fiel y casi completa de la misi¨®n original, casi tal y como era cuando fueron expulsados los jesuitas en el siglo XVI. Pero la que mantiene en mayor grado la estructura del complejo es San Cosme y San Dami¨¢n, que actualmente sigue sirviendo como lugar de retiros religiosos, catecismos y escuela a la comunidad local. El acceso es m¨¢s dif¨ªcil pero merece el esfuerzo. Aqu¨ª se encontraba un observatorio astron¨®mico levantado por los jesuitas.
Tambi¨¦n puede ser interesante visitar Santa Mar¨ªa de la Fe, y concretamente su museo jesuita, donde se exponen los mejores ejemplos de imaginer¨ªa religiosa. A los tallistas ind¨ªgenas les ense?aba el oficio un jesuita que esculp¨ªa tallas en miniatura para que sus disc¨ªpulos la replicaran a tama?o real. Aqu¨ª, en Santa Mar¨ªa, vivi¨® tambi¨¦n Aim¨¦ Bompland, el famoso bot¨¢nico franc¨¦s, compa?ero del explorador y naturalista Alexander von Humboldt, como recuerda un peque?o monumento. Y el hotel Santa Mar¨ªa es un alojamiento con bastante encanto ubicado en la plaza principal, con los jesuitas como tem¨¢tica principal.
4 San Rafael y Mbaracay¨², naturaleza sin turistas
En los espacios y reservas naturales de Paraguay todo parece bastante m¨¢s aut¨¦ntico; no hay instalaciones acogedoras, pero tampoco oleadas de turistas. El parque nacional de San Rafael, entre Encarnaci¨®n y Ciudad del Este, es un exuberante territorio virgen de f¨¢cil acceso, adem¨¢s de un para¨ªso para los aficionados a la observaci¨®n de avifauna; se han registrado m¨¢s de 430 especies (muchas en peligro de extinci¨®n). Para adentrarse por el parque es preciso un todoterreno o contratar un gu¨ªa (lo m¨¢s f¨¢cil para concertar una visita es contactar con alguno de los refugios de la zona).
Otro parque muy interesante es la reserva de la biosfera de Mbaracay¨², m¨¢s al norte. Elegida por la asociaci¨®n WWF como uno de los cien enclaves m¨¢s importantes del planeta en cuanto a biodiversidad, sus 70.000 hect¨¢reas son uno de los tesoros naturales de Paraguay. Con dos ecosistemas diferentes ¡ªbosque atl¨¢ntico y cerrado o sabana¡ª en proporciones bastante parejas, la reserva acoge m¨¢s de 400 especies de aves y grandes mam¨ªferos. Los aficionados a la ornitolog¨ªa suelen buscar al p¨¢jaro campana (ave nacional de Paraguay), el raro carpintero de cara canela y la yacutinga, en peligro de extinci¨®n. Aqu¨ª encontraremos el mejor alojamiento ecol¨®gico del pa¨ªs, que forma parte de un innovador proyecto que combina educaci¨®n, capacitaci¨®n profesional de las mujeres y turismo.
En esta zona residen los ind¨ªgenas ach¨¦s, a los que se permite cazar seg¨²n sus m¨¦todos tradicionales. La reserva depende de la Fundaci¨®n Mois¨¦s Bertoni, una original instituci¨®n puesta en marcha por la familia Bertoni, de origen suizo. Mois¨¦s Bertoni, bot¨¢nico, naturalista y escritor, registr¨® en 1887 la Stevia Rebaudiana Bertoni, la planta aut¨®ctona paraguaya que empleaban los ind¨ªgenas guaran¨ªes desde la ¨¦poca precolombina como edulcorante para el mate y otras infusiones. Estudi¨® a los guaran¨ªes y lleg¨® a la conclusi¨®n de que fueron una civilizaci¨®n con un gran conocimiento de la medicina. Bertoni firm¨® 524 libros en siete idiomas diferentes y fue el organizador y director de la primera Escuela Nacional de Agricultura en Paraguay. El Monumento Cient¨ªfico Mois¨¦s Bertoni, junto al r¨ªo Paran¨¢, en plena jungla, no muy lejos de Ciudad del Este, abarca un ¨¢rea protegida de 199 hect¨¢reas. Dentro de ¨¦l, se conserva la casa del cient¨ªfico, donde se guardan algunos de sus libros, una selecci¨®n de animales disecados y una imprenta en plena selva.
5 El Gran Chaco, un infierno verde
Aunque se deforesta a pasos agigantados, el Gran Chaco es todav¨ªa un lugar extraordinario para la observaci¨®n de la fauna. Esta enorme llanura, que engloba la mitad occidental de Paraguay, se divide en sabanas inundadas y pobladas de palmeras del Chaco H¨²medo, territorio m¨¢s cercano a Asunci¨®n, y los bosques espinosos del Chaco Seco. Un para¨ªso para avistar animales, especialmente aves acu¨¢ticas y rapaces, que incluso se ven desde la carretera: la ruta Traschaco divide en dos el territorio, de sur a norte.
El Gran Chaco ¡ªque representa m¨¢s del 60% de la extensi¨®n del pa¨ªs¡ª es un refugio para ind¨ªgenas cazadores-recolectores, cuyos asentamientos m¨¢s curiosos son las colonias menonitas instaladas en la zona central, que acogen a unos 15.000 menonitas procedentes de Canad¨¢ e invitados a Paraguay para establecerse en lo que cre¨ªan que era un territorio f¨¦rtil, a cambio de mantener su forma de vida: libertad religiosa, pacifismo, gesti¨®n independiente de sus comunidades y permiso para hablar alem¨¢n. Chocaron con la realidad del ¨¢rido y dif¨ªcil Chaco, y muchos sucumbieron en su intento de sobrevivir y adaptarse. Hoy existen comunidades menonitas en otras partes del pa¨ªs, pero las del Chaco han sido las que m¨¢s han luchado por conquistar este infierno verde. Adem¨¢s, han logrado un gran ¨¦xito comercial gracias a sus cooperativas, que suministran muchos de los productos l¨¢cteos de Paraguay.
En el Chaco hay tres colonias principales: Menno, la m¨¢s antigua (1927); Fernheim, creada en 1930 por refugiados sovi¨¦ticos, y Neuland, fundada por alemanes ucranianos en 1947. Eso s¨ª, solo hay dos localidades accesibles en transporte p¨²blico, muy peque?as y en las que apenas hay nada especial aparte de conocer su pulcra organizaci¨®n en medio de una regi¨®n tan dura como esta. La primera es Filadelfia, centro administrativo de la colonia de Fernheim y que parece un barrio de M¨²nich trasplantado a un desierto de arena. Cuenta con una calle principal bastante polvorienta y no falta de nada (incluso dos museos para conocer la curiosa historia de los menonitas), aunque el alma de la localidad es su gigantesca cooperativa lechera. Loma Plata es el centro administrativo de la colonia de Menno, y el m¨¢s antiguo y tradicional de los asentamientos menonitas. Una visita al enorme supermercado-cooperativa da una idea de c¨®mo viven cotidianamente sus habitantes. Cuenta tambi¨¦n con un museo, abierto en un complejo de casas de colonos, que repasa su propia historia.
Si contamos con veh¨ªculo propio tendremos al alcance enclaves que muestran la gran riqueza natural de la regi¨®n: desde la laguna salina de Capit¨¢n, al este de Loma Plata y refugio de aves ex¨®ticas, hasta el Fort¨ªn Toledo, que adem¨¢s de conservar trincheras de la Guerra del Chaco es interesante por el proyecto de cr¨ªa del tagu¨¢ o pecar¨ª chaque?o, un tipo de cerdo-jabal¨ª del que hasta hace poco solo se hab¨ªan encontrado f¨®siles. Ahora se trata de reintroducir esta especie a¨²n en grave peligro de extinci¨®n.
6 El Pantanal
Para llegar hasta el Gran Pantanal, una enorme llanura aluvial que hace de frontera natural con Brasil, hay que pasar antes por Concepci¨®n, una apacible ciudad de paso a orillas del r¨ªo Paraguay, con delicados edificios de principios del siglo XX y un ambiente tranquilo. Hacia el norte, el r¨ªo avanza parsimonioso hacia el Pantanal. Pero a diferencia de lo que ocurre en el lado brasile?o, aqu¨ª apenas hay turistas y la experiencia de recorrerlo es mucho m¨¢s aut¨¦ntica. Tanto, que se recomienda llevar a bordo del crucero fluvial una hamaca y una mosquitera.
Hay muy pocos viajeros que se adentren en el remoto Pantanal paraguayo, pero es un fant¨¢stico destino para los interesados en la fauna y para los aventureros de verdad: no hay casi infraestructura tur¨ªstica y el viajero tiene que valerse por s¨ª mismo. La principal ciudad de entrada? es Bah¨ªa Negra, en la frontera brasile?a, lugar desde donde parten las excursiones fluviales por el r¨ªo Negro. Abunda la fauna, especialmente rapaces y aves acu¨¢ticas, ciervos de los pantanos que pastan en los ca?averales y caimanes y capibaras que toman el sol en los claros de la ribera.
7 Encarnaci¨®n y su carnaval
Para visitar las misiones hist¨®ricas, muchos pasan antes por Encarnaci¨®n, probablemente la ciudad m¨¢s atractiva de Paraguay. Se la conoce como la capital del carnaval, y entre los paraguayos como la nueva R¨ªo de Janeiro, algo quiz¨¢ pretencioso para este destino principal de veraneo en Paraguay. La vida est¨¢ en la Costanera y la nueva playa del r¨ªo, que durante el est¨ªo es un hervidero. Aqu¨ª encontraremos los mejores restaurantes m¨¢s all¨¢ de Asunci¨®n y aunque para un europeo no resulte nada extraordinario, es el lugar para mezclarse con la poblaci¨®n paraguaya en un ambiente puramente festivo.
El mejor momento del a?o es el Carnaval, al estilo puramente paraguayo. M¨²sica muy alta y mucha participaci¨®n popular. Hay que llevar lanzanieves (espray de nieve) y gafas de sol (para protegerse los ojos), buscar hueco en las gradas y prepararse para una fiesta realmente contagiosa. Se celebra los fines de semana de finales de enero y de febrero, desde el s¨¢bado al domingo por la noche. Y, por supuesto, hay un samb¨®dromo en la siempre animada avenida Costanera.
Antes de dejar Encarnaci¨®n resulta interesante visitar las f¨¢bricas de yerba mate de Bella Vista. Y m¨¢s que para percatarse de la importancia de la yerba mate en la cultura aut¨®ctona, sobre todo para conocer el proceso de su producci¨®n, pues se muestran las plantaciones, el empaquetado y el modo correcto de tomarla. Hay varias f¨¢bricas en los alrededores, como Selecta o Pajarito.
8 El otro Iguaz¨²: Itaip¨² y Saltos del Monday
Ciudad del Este es una de las principales ciudades paraguayas. Originariamente llamada Puerto Presidente Stroessner y pr¨®xima a la frontera brasile?a, no tiene demasiado inter¨¦s, pero en sus alrededores est¨¢n dos de los puntos tur¨ªsticos que destacan todas las gu¨ªas del pa¨ªs: Itaip¨² y los saltos del Monday. La presa de Itaup¨² figura entre las m¨¢s grandes del mundo, y los generadores de su central hidroel¨¦ctrica suministran casi el 80% de la electricidad de Paraguay y un 25% de la brasile?a. Pol¨¦mica por su elevad¨ªsimo coste econ¨®mico y medioambiental, los 1.350 kil¨®metros cuadrados y 220 metros de profundidad del embalse de Itaup¨² aneg¨® las Sete Quedas, un sistema de cataratas tan impresionantes, cuanto menos, como las de Iguaz¨².
Los impresionantes Saltos de agua del Monday, de 80 metros de altura, a las afueras de Ciudad del Este, padecen la competencia de las cataratas del Iguaz¨², justo al otro lado de la frontera. Pero la visita merece la pena, preferentemente al atardecer, cuando las bandadas de vencejos sobrevuelan el cielo antes de posarse en las resbaladizas rocas por detr¨¢s de las cataratas. Y de regreso a Asunci¨®n, otra cascada que merece la pena y un desv¨ªo hasta Colonia Independencia: el Salto Suizo, de uno 40 metros de altura, es un entorno espectacular.
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