Fest¨ªn de ¡®tintorettos¡¯ en Venecia

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El gran espect¨¢culo veneciano

Placeres capitales en Venecia

El Shakespeare de la pintura¡±. As¨ª describi¨® a Jacopo Comin, m¨¢s conocido como Jacopo Robusti, Tintoretto, la escritora Virginia Woolf. Fascinada con su obra, su hermana pintora, Vanessa ?Bell, se lo hab¨ªa descrito en una carta de 1904: ¡°Hasta que no se ha visto a Tintoretto, no se sabe lo que la pintura es capaz de hacer¡±. Cuando finalmente Woolf lleg¨® a Venecia, le dio la raz¨®n.

Las alabanzas al artista tardaron, primero d¨¦cadas y luego siglos, en llegar. Pero han repicado durante dos a?os para celebrar el quinto centenario de su nacimiento, que no se sabe si ocurri¨® en 1518 o en 1519. De lo que nadie duda es de que sucedi¨® en Venecia. Considerado el m¨¢s manierista de los pintores venecianos, Giorgio Vasari lo describi¨® como ¡°el cerebro m¨¢s terrible que ha tenido la pintura¡±. Fue en 1568, cuando Tintoretto ten¨ªa 49 a?os y la voracidad de un incomprendido.

Rebelde y vehemente, al pintor lo apodaron El Furioso y fue el m¨¢s irreverente de la exquisita escuela veneciana. Sus modales no eran de sal¨®n. Su franqueza, tampoco. Hijo de un comerciante que te?¨ªa pa?os de seda ¡ª?de quien heredar¨ªa el sobrenombre de Il Tintoretto¡ª, naci¨® con un talento natural para pintar y desarroll¨® un apasionado amor por Venecia. Tanto es as¨ª que se neg¨® a abandonarla cuando tanta gente ¡ªincluido Tiziano¡ª muri¨® en la ciudad italiana por la peste negra. Solo la abandon¨® una vez para ir hasta Mantua a realizar un encargo.

Fue su padre quien lo llev¨®, con 12 a?os, al taller de Tiziano, cerca del Arsenale. Tras unas semanas, el pintor favorito de Carlos V lo ech¨®. El historiador Carlo Ridolfi escribi¨® que hab¨ªa visto en ese adolescente a un competidor nato y no quiso alimentarlo. En cualquier caso, el gesto s¨ª aliment¨® su rebeld¨ªa. Con 29 a?os pint¨® el lienzo El milagro del esclavo, en el que un siervo ocupa el espacio central que corresponder¨ªa al autor del milagro, san Marcos. Ese gesto destap¨® su leyenda. Hoy el cuadro forma parte de la colecci¨®n de la Gallerie dell¡¯Accademia, la pinacoteca veneciana en la que tambi¨¦n se encuentra un autorretrato de 1548. Por entonces, toda Venecia hablaba de ¨¦l. Y en el barrio de Cannaregio, cerca de su casa, conclu¨ªa El lavatorio para la iglesia de San Marcuola (hoy en el Prado) e iniciaba su trayectoria como una carrera de obst¨¢culos.

En casa de Jacopo

Si llega en tren a Venecia puede acercarse caminando a Cannaregio. All¨ª vivi¨® y pint¨® Tintoretto. Su casa, en la Fondamenta dei Mori, 3399, es hoy una escuela de dibujo. Muy cerca, en el Rio della Sensa, era donde el pintor embarcaba sus lienzos enrollados para que los gondoleros los trasladaran a sus clientes y a las iglesias. En la de San Cassiano, junto a Rialto, donde ¨¦l mismo fue bautizado, puede verse La resurrecci¨®n del Santo y de santa Cecilia. En la iglesia de San Zaccaria, en el barrio de Castello, un san Miguel acompa?a al Nacimiento de san Juan Bautista. Para la de Santa Maria del Giglio ¡ªpr¨®xima a San Marcos¡ª retrat¨® a los cuatro evangelistas. Y cerca, en la de Santo Stefano, se pueden contemplar una??ltima cena, su Oraci¨®n en el huerto y otro Lavatorio de los pies.

En la Scuola Grande di San Rocco, donde pint¨® durante 20 a?os, est¨¢n algunos de sus lienzos m¨¢s delicados

Pero estamos en Cannaregio. Aqu¨ª pint¨® a San Marcial en la Gloria para la iglesia que lleva su nombre. A pocos pasos de su casa est¨¢ la iglesia de la Madonna dell¡¯Orto, donde acud¨ªa a rezar y donde est¨¢ su tumba y las de sus hijos. La l¨¢pida desnuda contrasta con uno de sus lienzos m¨¢s singulares: La presentaci¨®n de Mar¨ªa en el templo. Ten¨ªa 29 a?os cuando recibi¨® este encargo. A pesar de lo r¨¢pido que sol¨ªa pintar, tard¨® tres a?os en terminarlo (1551). Por entonces ten¨ªa muchas m¨¢s encomiendas. Y a¨²n m¨¢s ambici¨®n. En la decisi¨®n con que una Virgen ni?a sube los pelda?os para entrar en el templo muchos venecianos han querido ver el retrato de su hija Marietta. Su primog¨¦nita, tambi¨¦n pintora y llamada La Tintoretta, era hija de una prostituta y, vestida de chico, persegu¨ªa a su padre para que le ense?ara a pintar. Se convirti¨® en la m¨¢s querida entre sus v¨¢stagos. Pero cuando Tintoretto termin¨® el cuadro, todav¨ªa no hab¨ªa nacido.

As¨ª pues, ?qu¨¦ convirti¨® a Tintoretto en el m¨¢s furioso entre los venecianos? Probablemente, su estrategia. Hizo de todo para conseguir pintar. Ten¨ªa 67 a?os cuando lo invitaron a participar en un concurso para decorar la Scuola Grande di San Rocco. La noche antes se col¨® en el edificio para presentar no un proyecto, sino a san Roque junto a Dios Padre y un coro de ¨¢ngeles en el ¨®valo central. Don¨® la tela porque sab¨ªa que la instituci¨®n imped¨ªa rechazar donaciones y logr¨® as¨ª el mayor encargo de su vida: 57 telas y 20 a?os pintando. Aqu¨ª est¨¢n algunos de sus lienzos m¨¢s delicados: La huida a Egipto, una detallista Anunciaci¨®n o la convulsa Matanza de los inocentes. Es su Capilla Sixtina.

Dedic¨® tambi¨¦n a?os a llenar de escenas b¨ªblicas el Palacio Ducal. Lleg¨® corriendo hasta San Marcos cuando se incendi¨® y vio desaparecer sus trabajos. Con todo, retom¨® la labor y hoy uno de los mayores lienzos del mundo, El para¨ªso, acompa?a a su??ltima cena en la Sala del Consejo Mayor. Son sus pen¨²ltimos trabajos. Los ¨²ltimos los ide¨® para la iglesia de San Giorgio Maggiore, al otro lado del Gran Canal. En el presbiterio est¨¢ La recogida del man¨¢ y una??ltima cena que parece un grupo de amigos abrumados. La deposici¨®n est¨¢ en la capilla de los muertos.

Cuando Felipe IV envi¨® a Vel¨¢zquez a Italia, regres¨® con 110 lienzos. Cuarenta eran del italiano (entre otros, El lavatorio). Jean Paul Sartre lo resumi¨® mucho despu¨¦s: ¡°Tintoretto es Venecia aunque no pinte Venecia¡±.