Tres miradas de Oslo
Un paseo por la capital noruega siguiendo los pasos de un tr¨ªo de personajes ilustres: Henrik Ibsen, Edvard Munch y Jo Nesb? y sus novelas
Oslo es una de las ciudades europeas m¨¢s agradables para descubrir a pie. En estos tiempos en que no es f¨¢cil viajar, la vamos a recorrer de la mano de tres de sus figuras culturales m¨¢s relevantes: Henrik Ibsen, el dramaturgo m¨¢s representado en el mundo despu¨¦s de Shakespeare; el pintor Edvard Munch, pionero del expresionismo, y Jo Nesb?, uno de los autores de novela negra m¨¢s le¨ªdos. Oslo inspir¨® sus obras y los tres han dejado huella en la ciudad noruega, la m¨¢s antigua de las capitales escandinavas, situada al fondo de un fiordo de 100 kil¨®metros rodeado de bosques y montes donde, seg¨²n las creencias populares, a¨²n viven los troles, esos personajes fant¨¢sticos que Ibsen universaliz¨® en su obra Peer Gynt.
Ibsen (1828-1906) es a Oslo lo que Kant a K?nigsberg. Todos los d¨ªas en los ¨²ltimos 11 a?os de su vida hizo el mismo recorrido a la misma hora. Era tan puntual que la gente pon¨ªa su reloj en hora al verle pasar. A las 11.30 dejaba de escribir, se pon¨ªa su caracter¨ªstico sombrero de copa y dejaba su hoy casa-museo ¡ªcerrada desde 2018 por reformas, reabrir¨¢ sus puertas en 2021¡ª, donde se puede ver su escritorio y el dormitorio en el que muri¨® diciendo las enigm¨¢ticas palabras tvert imot (¡°al contrario¡±). El autor de Casa de mu?ecas circundaba los jardines del Palacio Real. Pasaba por el Teatro Nacional, donde no han dejado de representarse sus obras desde su inauguraci¨®n en 1891. Llegaba a Karl Johans Gate, la avenida peatonal llena de tiendas y bares que cruza el viejo Oslo. A la izquierda dejaba el hoy Museo Cultural Hist¨®rico, interesante para conocer las culturas vikinga y esquimal, y la Universidad de Christiania, frente a la que comprobaba si su reloj iba en hora con el de la fachada. Segu¨ªa hasta el Grand Caf¨¦, donde llegaba a las 12.00. Se sentaba en su mesa habitual y se tomaba una cerveza con arenques.
El Grand Caf¨¦, el m¨¢s antiguo de Oslo (de 1874), pertenece al Grand Hotel, que cada a?o aloja al Nobel de la Paz, a quien se elige enfrente, en el Stortinget (Parlamento). Era lugar de encuentro de escritores y artistas, como refleja uno de sus cuadros murales. Munch, que tambi¨¦n lo frecuentaba, dej¨® constancia de la presencia de Ibsen en varios de sus cuadros, al mismo tiempo que intent¨® cambiar su lienzo La ni?a enferma por 100 cenas con filete. Cerca, en Stortings Plass, el pintor ten¨ªa su estudio y vivi¨® un poco m¨¢s al norte, en Pilestredet 30. Aqu¨ª muri¨® su madre cuando ten¨ªa cinco a?os, algo que, junto a la muerte de su hermana, marc¨® el car¨¢cter tr¨¢gico de sus trabajos.
Oslo est¨¢ presente en la obra de Munch (1863-1944). Su famoso cuadro El grito se localiza en el mirador Valhallveien del monte Ekeberg. Cont¨® que durante un paseo vio un atardecer rojizo sobre el fiordo azul y negro, sinti¨® ansiedad, un grito infinito lanzado a trav¨¦s de la naturaleza que plasm¨® en el lienzo. Detr¨¢s del personaje con su peculiar expresi¨®n, de la que hay hasta un emoticono, se vislumbra la bah¨ªa de Bj?rvika, representante hoy de la nueva oferta cultural de Oslo con la ?pera, que simula a un iceberg emergiendo de las aguas, y el Lambda, edificio del espa?ol Juan Herreros que albergar¨¢ la enorme producci¨®n art¨ªstica del Museo Munch.
Museos al aire libre
El parque Ekeberg (Ekebergparken) es un museo escult¨®rico al aire libre, con obras de Louise Bourgeois y James Turrell. Al igual que el parque Frogner, en la otra punta de la ciudad, con m¨¢s de 200 expresivas esculturas de Gustav Vigeland sobre los estadios de la vida, donde destaca el espectacular monolito de 20 metros de altura con 121 figuras humanas. Desde Ekeberg tambi¨¦n se asoma a la ciudad Harry Hole, el poco ortodoxo investigador creado por Jo Nesb?. Nacido en Oslo en 1960, la ciudad tambi¨¦n est¨¢ muy presente en la obra de este original autor de novela negra, cantante del grupo Di Derre, exfutbolista y exanalista financiero. En sus tramas nos pasea por los aleda?os de la calle Karl Johans; la comisar¨ªa del multicultural barrio de Gr?nland; la enorme galer¨ªa de arte Kunstnernes Hus, y por la zona de Holmenkollen, donde se halla un popular trampol¨ªn de saltos de esqu¨ª y vive Rakel, su eterno amor con vaivenes. Tambi¨¦n nos lleva a la pen¨ªnsula de Bygd?y, con sus museos navales dedicados a los vikingos, a los exploradores noruegos Nansen y Amundsen y al etn¨®logo Heyerdahl; y al Museo del Pueblo Noruego, con m¨¢s de 140 casas tradicionales y la impresionante iglesia de madera Stavkirke. Para terminar, de nuevo el centro de Oslo, en las animadas terrazas de Aker Brygge, donde disfrutar de un atardecer sobre el fiordo con una cerveza. Frente al est¨¦ticamente controvertido Radhus (el Ayuntamiento) y la fortaleza de Akershus. Al lado est¨¢ el nuevo Museo Nacional, que albergar¨¢ a partir de 2022 las colecciones de la antigua Galer¨ªa Nacional con obras de Munch como El grito; lo mejor de la pintura noruega de Dahl, Fearnley, Gude y Tidemand, y obras de grandes figuras del arte como Cranach, El Greco, C¨¦zanne o Picasso.
En El mu?eco de nieve, llevada al cine con Michael Fassbender de protagonista, el detective Hole va a Teddy¡¯s, en Brugata 3, un bar que conserva su decoraci¨®n de los a?os cincuenta y una jukebox. Cena con Rakel en el Palace Grill, en Solligata 2, que solo tiene siete mesas; y en la novela Petirrojo, en el Dinner Bar & Restaurant, un chino con dos tenedores Michelin. Hole vive en Sofies Gate 5, en la zona de Bislett. Una curiosidad: un timbre del portal lleva su nombre. Toma caf¨¦ cerca, en Java Espressobar (Ullevalsveien 47), y mata sus penas con whisky en Schr?der (Waldemar Thranes 8), un restaurante de platos tradicionales decorado con pinturas del Oslo de hace un siglo. No lejos se halla Damstredet, un coqueto barrio de casas de madera, y, al otro lado del r¨ªo Akerselva, Gr¨¹nerl?kka, agradable zona de casas decimon¨®nicas, antiguas f¨¢bricas, caf¨¦s y tiendas vintage y gastron¨®micas donde probar el cl¨¢sico brunost, un queso dulce marr¨®n. Aqu¨ª se crio y aprendi¨® a pintar Munch, como recuerdan algunas placas en Fossveien 7 y en Schous 1. Sus restos reposan cerca, en Vars Frelsers Gravlund, cementerio donde tambi¨¦n est¨¢ enterrado Ibsen. Un lugar de culto que no pod¨ªa dejar de mencionar en sus novelas Jo Nesb?.
Manuel Florent¨ªn es editor y autor del ensayo ¡®La unidad europea. Historia de un sue?o¡¯ (Anaya).
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