Balneario de Puente Viesgo, gozo termal en el c¨¢ntabro valle del Pas

Descubre tu lado anfibio, est¨¢s en el templo del agua¡±. No se puede ser m¨¢s realista, ni m¨¢s aventurero, cuando te reciben de esta forma en un meandro del Pas, el valle hist¨®rico de los trashumantes. Vamos a sumergirnos en las piscinas termales de este balneario dieciochesco, a beber de la eterna juventud que gozaron sus moradores de finales del siglo XIX y principios del XX, como el marqu¨¦s de Comillas, Benito P¨¦rez Gald¨®s o Men¨¦ndez Pelayo. Tras su decadencia, el c¨¢ntabro Manuel P¨¦rez Mazo se anim¨® a reconstruirlo como el santuario termol¨²dico que es hoy, capaz de concitar el inter¨¦s de la Selecci¨®n Espa?ola de F¨²tbol y de otros equipos deportivos en sus concentraciones.

Dicen que sus aguas, ya apreciadas por los romanos, emergen a mediados del eoceno ¡ªsegunda ¨¦poca del periodo pale¨®geno, que comenz¨® hace unos 56 millones de a?os¡ª para vivificar el esp¨ªritu doliente y sanar a los enfermos de sinusitis, osteoporosis, hipertensi¨®n, ansiedad, estr¨¦s, depresi¨®n y varices. Quien no tenga nada que lamentar siempre puede dejarse agasajar con todo tipo de masajes, pediluvios, envolvimientos fangosos y ba?os anest¨¦sicos.

La pandemia ha extremado las medidas de seguridad: distancia social, aforo limitado por reserva previa, felpudos desinfectantes, toallas y albornoces precintados, aparte de los geles hidroalcoh¨®licos y la mascarilla al acceder. Cada sesi¨®n tiene su recetario supervisado por un especialista: termarium para dos personas, fangoterapia, fisioterapia termal, masaje con piedras calientes, con velas, de gel ?Cryo-Tonic¡­ Tratamientos gozosos entre vapores fragantes y bajo unas b¨®vedas que filtran una delicada luz cenital.

Fuera, el restaurante del Jard¨ªn y la cafeter¨ªa El Parque se abren al monte Castillo, que pone un acento verde sobre la negritud del chocolate con churros, especialidad de la casa. Las 134 habitaciones acompa?an la experiencia con una decoraci¨®n cuidada, aunque por sus a?os van necesitadas de una renovaci¨®n. Algunas ofrecen vistas a los arriates y luminarias del jard¨ªn, terrazas por las que se ha de pagar un suplemento de 32 euros. Sin mayores dispendios, las dem¨¢s regalan unas generosas ventanas de cuarterones frente a los montes que delimitan el entorno natural de Puente Viesgo.