Sacrist¨ªa de Santa Ana, aires barrocos en el centro de Sevilla

Santa Ana es calle de artistas, que es mucho decir en una ciudad tan de artistas como Sevilla. En esta arteria que comunica la Alameda de H¨¦rcules con Torneo y el Guadalquivir, alcanzamos a ver un edificio esquinero con una marquesina muy pizpireta que resguarda el pend¨®n anunciador de la posada. La entrada principal del hotel Sacrist¨ªa de Santa Ana, sin embargo, toma mayor cuerpo en la orilla occidental de la Alameda, presidida por dos copones arbustivos y un peque?o toldo con el anagrama del hotel, que acaba de reabrir sus puertas con novedades como la nueva oferta gastron¨®mica Brunch and Wines Alameda.

Su promotor, Pepe Gago, lo inici¨® como homenaje a una sacrist¨ªa del siglo XVIII que miraba a la escuela de tonadilleras de Adelita Domingo, recordada hoy con una placa en el lugar que ocupaba su casa. Es cierto que el gusto barroco en el interior puede abrumarnos en los salones, en los corredores, incluso en la sala de reuniones. Nada escapa a los arcos relamidos, a los artesonados imaginados, al mobiliario rococ¨® del comedor de desayunos, a las escayolas decorativas, a las hornacinas que celan bustos de m¨¢rmol¡­ Quiz¨¢ se salva el patio de tanta carga emocional gracias a su tibio terrazo de barro con una fuente en el medio, a las evocaciones mud¨¦jares y renacentistas de su cuadratura y a la galer¨ªa de madera relajada que soporta su primer piso.

Si bien la experiencia visual marca la estancia, el equipo del hotel acompa?a con su atenci¨®n y una cortes¨ªa innata a la casa. Nadie se queda olvidado a lo largo de la acogida, por mucho que pasee por la planta baja, contenedora de la recepci¨®n, el restaurante y un saloncito de lectura a la altura literaria de la mencionada arteria sevillana.

Plantas arriba se distribuyen las 23 habitaciones, para qu¨¦ insistir en su barroquismo escenogr¨¢fico. Todas son distintas en tama?o ¡ªalgo peque?as en general, aunque su car¨¢cter hist¨®rico las redime¡ª y en decoraci¨®n, en equipamiento y en nomenclatura, referida a alguno de los trabajos de H¨¦rcules: Hip¨®lita, Palatino, Nemea, Hera, Creta, Teseo, Erimanto y, naturalmente, H¨¦rcules. De poder ser, la j¨²nior suite se significa por su amplitud. Pero, sobre todo, por el artesonado de madera, el cabecero con dosel de una cama muy confortable, el buen tejido del cubrecamas. Y, m¨¢s que nada, por los dos ventanales arcados que permiten asomarse a la ciudad andaluza.