Viaje entre bastidas por la regi¨®n de Occitania
Montauban, Albi y Condom protagonizan una ruta por las legendarias ciudades fortificadas del suroeste franc¨¦s
Durante los siglos XIII y XIV, en el suroeste de Francia se construyeron las denominadas bastidas. Pueblos fortificados encaramados en mont¨ªculos o a orillas de los r¨ªos. Emplazamientos defensivos de planta ortogonal en torno a una plaza principal o de mercado. Las bastidas favorecieron el desarrollo econ¨®mico del campo con la organizaci¨®n de ferias y la repoblaci¨®n de la zona. Fueron centros de renovaci¨®n e innovaci¨®n en el entorno rural. Y hoy estos enclaves pueden trazar un delicioso viaje por la regi¨®n de Occitania.
Un paisaje urbano de ladrillo rosa
Montauban, una ciudad de ladrillo rosa, ocupa una meseta que se eleva sobre la confluencia de los r¨ªos Tarn y Tescou y un arroyo. Emplazamiento que la convirti¨® en una villa comercial y en un refugio para su poblaci¨®n, as¨ª como para los protestantes durante las Guerras de Religi¨®n entre cat¨®licos y hugonotes, en el siglo XVI. La contienda dej¨® su huella en forma de ca?onazos en los muros de la iglesia de Saint-Jacques, ¨²nico vestigio medieval que queda junto al puente Viejo: 205 metros de longitud en los que se suceden siete arcos provistos de puntas y aberturas que le han permitido resistir las crecidas del Tarn. En la actualidad tambi¨¦n se puede cruzar a la orilla izquierda atravesando el puente Nuevo, ribera donde se eleva el campanario de la iglesia de Saint-Orens sobre encantadoras residencias particulares propiedad de los ricos fabricantes y comerciantes protestantes que hicieron que la localidad creciera fuera de sus propios muros.
En el centro se encuentra la plaza Nacional, rodeada por una holgada galer¨ªa doble de soportales que hac¨ªa posible acoger tanto las mercanc¨ªas como los carros que las transportaban. El centro del espacio era para el mercado. De aquel trasiego y bullicio no queda nada, salvo lo que rescata la imaginaci¨®n de quien por aqu¨ª pasea. Los puestos de venta se han convertido en caf¨¦s y tiendas en los que se sientan y entran m¨¢s visitantes que locales. Un paseo por las aleda?as calles peatonales es la mejor manera de descubrir el patrimonio arquitect¨®nico del casco hist¨®rico de Montauban. Palacios y palacetes de ladrillo rosado que esconden su riqueza decorativa detr¨¢s de sobrias fachadas, y que se alternan con conventos y museos.
El antiguo palacio episcopal, antes una fortaleza inglesa construida durante la guerra de los Cien A?os, alberga el Museo Ingres, cuyas salas exhiben gran parte de la obra de este pintor oriundo de esta localidad francesa. Y en el cementerio local est¨¢ enterrado Manuel Aza?a, el que fuera presidente de la II Rep¨²blica. En su l¨¢pida est¨¢n grabadas las palabras ¡°Paz, piedad, perd¨®n¡±.
Ciudad episcopal
Situada a unos 80 kil¨®metros al este de Montauban, la ciudad episcopal de Albi llama la atenci¨®n desde lejos. En la orilla sur del Tarn es donde se asienta este imponente conjunto urbano construido con ladrillo sobre un basti¨®n c¨¢taro que se extingui¨® a finales del siglo XIII. Las piezas que configuran este lugar declarado patrimonio mundial son la catedral de Santa Cecilia, el palacio de la Berbie y los cuatro barrios medievales que hay en torno a ellos: Le Castelviel, Le Castelnau, Le Bourg Saint-Salvi ¡ªdonde se encuentra la colegiata del mismo nombre¡ª y Les Combes.
La ciudad cambia de color seg¨²n la luz del d¨ªa. Albi puede ser roja, rosa u ocre, y eso se debe, en parte, a la incidencia del sol en los ladrillos con los que est¨¢ construida. Ladrillos que se fabricaban con la tierra extra¨ªda del Tarn y con los que se levant¨® la enga?osa ¡ªy g¨®tica meridional¡ª catedral, templo que sirvi¨® para reforzar la fe cat¨®lica frente a la herej¨ªa c¨¢tara. A estos, los c¨¢taros, tan poco amigos de la opulencia y su exhibici¨®n, el obispo Bernard de Castanet les quiso despistar con el aspecto de esta bas¨ªlica, tan austera como descomunal por fuera. Sus medidas son m¨¢s propias de una fortaleza: 113 metros de largo y 35 de ancho, con un campanario de 78 metros de altura. El despilfarro se guard¨® para el interior: 18.500 metros cuadrados de frescos que la convierten en la catedral pintada m¨¢s grande de Europa. A lo que hay que sumar un gran ¨®rgano, el coro, el claustro, un conjunto de estatuas y dos salas del tesoro.
El adyacente palacio de la Berbie es en la actualidad el Museo Toulouse-Lautrec. En su interior hay expuestos carteles, pinturas, dibujos, litograf¨ªas y lienzos del pintor nacido en Albi, quien retrat¨® el Par¨ªs que muchos no quer¨ªan ver ¡ªpero s¨ª disfrutar¡ª a finales del siglo XIX. El aspecto y la funci¨®n militar inicial de este palacio mut¨®, gracias a los obispos que acabaron residiendo en ¨¦l, en un lugar tranquilo con vistas al Tarn. Y la antigua plaza de armas se transform¨® en un agradable jard¨ªn asomado al r¨ªo desde el que se puede acceder al Puerto Viejo ¡ªmuy cerca del Puente Viejo¡ª, donde se encuentran las gabarres, embarcaciones t¨ªpicas que hoy cargan turistas en vez de mercanc¨ªas.
Arte en la abad¨ªa
A orillas del r¨ªo Ba?se, Condom ¡ªunos 100 kil¨®metros en la direcci¨®n opuesta desde Montauban¡ª es otro conjunto episcopal, no falto de palacetes, que atrae tanto a los amantes de la historia y el arte como a los afines a los mosqueteros de Alejandro Dumas. Cada uno de ellos ¡ªPorthos, Aramis, Athos y D¡¯Artagnan¡ª tiene su propia escultura de bronce junto a la catedral de San Pedro (siglos XIV-XVI). El templo es una imponente construcci¨®n de estilo g¨®tico flam¨ªgero que tiene pegada a ella el claustro que conduc¨ªa al obispado y a la capilla privada de los obispos.
No muy lejos de Condom, en el valle de la Ba?se, se encuentra la abad¨ªa de Flaran, pr¨®xima a la bastida de Valence-sur-Ba?se. Un conjunto de la orden del C¨ªster, del siglo XII, que alberga una colecci¨®n de pintura de maestros como C¨¦zanne, Renoir, Matisse, Picasso y Monet, entre otros. No demasiado lejos, el monasterio de Moissac conserva un claustro rom¨¢nico con 76 capiteles esculpidos de finales del siglo XI y una peque?a vidriera obra de Chagall. Y es que las abad¨ªas de Occitania tienen alma de galer¨ªa de arte e inspiraron a Jean-Jac?ques Annaud para su pel¨ªcula El nombre de la rosa.
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