Una excursi¨®n por el valle del Lozoya entre neandertales y lagos glaciares
La orilla sur del embalse de Pinilla, en el noroeste de Madrid, es uno de los pocos lugares donde se han exhumado restos de ¡®Homo neanderthalensis¡¯ en Europa. Tras visitar el parque arqueol¨®gico El Valle de los Neandertales, en la zona tambi¨¦n esperan puentes medievales y un ins¨®lito abedular
Una manada de leones se relame y sestea en la orilla del r¨ªo despu¨¦s de devorar una cr¨ªa de rinoceronte. Las hienas merodean, aguardando para llevarse los despojos a su cercano cubil. Desde un alto rocoso, un cazador pelirrojo escudri?a el valle en busca de grandes trofeos (donde vive, cerca de ah¨ª, hay una sala llena de tremendas cornamentas que hacen las delicias de sus amigos, tambi¨¦n cazadores y tambi¨¦n pelirrojos). Aunque lo pueda parecer, la escena no sucede en ?frica, sino en el noroeste de la Comunidad de Madrid. No es hoy ni ayer por la ma?ana, sino hace 75.000 a?os. Y no es un Homo sapiens, sino un Homo neanderthalensis. El lugar preciso: el valle del Lozoya. O, como lo bautizaran los paleont¨®logos: el Valle de los Neandertales.
El Lozoya ya no es el r¨ªo salvaje que acabamos de ver. En la Edad Media surgi¨® a su vera un pac¨ªfico pueblo de ganaderos, Pinilla del Valle (?Ay, si las vacas que pululan desde entonces por doquier llegan a tropezarse con un le¨®n de aquellos que sesteaban aqu¨ª hace 75.000 a?os!). Y en 1969, su curso fue detenido para formar un embalse. Pero en su orilla sur sigue descollando aquel alto rocoso que serv¨ªa de mirador y refugio a los rubicundos neandertales. Se trata del Calvero de la Higuera, donde un equipo liderado por Juan Luis Arsuaga, el Sabio de Atapuerca, ha descubierto en las ¨²ltimas d¨¦cadas varios yacimientos importantes, de los pocos que contienen restos del Homo neanderthalensis en Espa?a y en Europa.
La visita al parque arqueol¨®gico El Valle de los Neandertales (guiada, de dos horas de duraci¨®n y con un coste de 2 euros) comienza en Pinilla del Valle, desde donde se avanza a pie por una buena pista de tierra que se acerca a los yacimientos rodeando la cola del embalse. De postal son las vistas de la presa y de las monta?as que la rodean, se?oreadas todas ellas por Pe?alara, la madre del Lozoya. En media hora se llega a la zona de los yacimientos, donde destaca el abrigo de Navalma¨ªllo, de unos 300 metros cuadrados y capaz de acoger a una veintena larga de ocupantes. Este se ha revelado como uno de los campamentos de neandertales de mayor entidad de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, testimonio de un amplio periodo del Pleistoceno Superior (hace entre 200.000 y 40.000 a?os), cuando a finales de verano sub¨ªan manadas de uros, bisontes, ¨¦quidos, c¨¦rvidos, c¨¢pridos y rinocerontes buscando los frescos pastos del valle del Lozoya y, tras ellos, los grandes depredadores: leones, leopardos, cuones o perros rojos, lobos, osos, hienas¡ Y, por supuesto, los mayores depredadores de todos: los neandertales.
Otro yacimiento impactante es la cueva Des-Cubierta. Aqu¨ª se han exhumado los restos delicadamente dispuestos de una criatura de tres a?os (bautizada como la Ni?a del Lozoya) y grandes cornamentas de bisonte, uro y ciervo asociadas con peque?os hogares. Todo ello hace sospechar que quiz¨¢ esto fuera un santuario donde se enterraba y velaba a los muertos y donde los trofeos de caza eran expuestos y venerados a la luz de las hogueras.
Despu¨¦s de ver c¨®mo viv¨ªan (y mor¨ªan) los neandertales madrile?os, uno puede quedarse a pasear junto al embalse de Pinilla: todo ¨¦l se puede rodear por buen camino, excepto un peque?o tramo en que hay que avanzar por la orilla arenosa. Son 15 kil¨®metros (unas tres horas y media) de paseo dulc¨ªsimo, para el que no se necesita ir cargado con agua, pues la del Lozoya da de beber a Madrid desde 1858.
Tambi¨¦n podemos quedarnos a comer en los dos restaurantes que hay, uno en cada orilla. El embalse, por ¨²ltimo, es un magn¨ªfico lugar para hacer pirag¨¹ismo o paddle surf: si uno vuelca disfrutar¨¢ del agua m¨¢s pura de Madrid. Para remar hay que ir al pueblo de Lozoya, en la orilla nororiental del pantano, que es donde el centro de multiaventura Meridiano Raid alquila las barcas. En esta localidad est¨¢ tambi¨¦n el Horno de Lozoya, donde Amador elabora un excelente pan con masa madre, harina de cereales ecol¨®gicos y el calor de la le?a de encina. Lo elabora y ense?a a elaborarlo en cursos de un d¨ªa. A los excursionistas, ¨¦l les recomienda su pastel de monta?a de chocolate y naranja, que es la pila de Duracell de las barritas de cereales. Su energ¨ªa dura y dura y dura¡
Dos excursiones m¨¢s
Otro d¨ªa (porque uno no da para m¨¢s), subiremos de Lozoya al puerto de Navafr¨ªa por la carretera M-637 y, tras aparcar en el ¨¢rea recreativa de las Lagunillas, nos echaremos a andar en busca de las lagunas de Hoyos de Pinilla. Son unas charcas glaciares preciosas que se esconden a casi 2.100 metros de altura, al pie del pico del Nevero, mil veces menos conocidas y visitadas que otras del valle del Lozoya, como la Grande de Pe?alara o la de los P¨¢jaros. Tres horas se tarda en ir y volver por una senda evidente.
Cerca tambi¨¦n de Pinilla y de su embalse se halla el pueblo de Canencia. El arroyo de Canencia, afluente del Lozoya, enhebra tres puentes medievales de fantas¨ªa, que parecen sacados del Amad¨ªs de Gaula y que pueden visitarse dando un sencillo paseo. Canto, Cadenas y Matafrailes se llaman los puentes, y se tarda dos horas y media en recorrerlos, yendo desde el pueblo y volviendo por el mismo camino. Por lo menos, hay que acercarse al primero, que est¨¢ pegado a la poblaci¨®n y es hermosamente asim¨¦trico, con rasante en lomo de asno, dos arcos de distinto tama?o y un balconcillo en el que suelen fotografiarse las parejas.
Otro paseo memorable es el que, desde el puerto de Canencia, atraviesa un hermoso abedular relicto ¡ªtestigo de los bosques que colonizaron la sierra de Guadarrama en los d¨ªas mucho m¨¢s fr¨ªos y h¨²medos de la ¨²ltima glaciaci¨®n¡ª y lleva hasta la chorrera de Mojonavalle, donde el arroyo del Sest¨ªl del Maillo se descuelga un centenar de metros por cascadas y toboganes. En oto?o es un lugar de 10.
Gu¨ªa pr¨¢ctica
Dónde comer
- El Corralón del Embalse, en Pinilla del Valle (918 69 34 38).
- Terraza La Cañada, en Pinilla del Valle (639 20 93 84). Abierto solo viernes por la noche, sábados, domingos y festivos.
Dónde dormir
- Casitas Pinilla del Valle, en Pinilla del Valle (918 68 92 14).
- La Posada de Alameda, en Alameda del Valle (91 869 27 81).
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