Ventozelo, una quinta del siglo XVI para relajarse al m¨¢ximo a orillas del Duero portugu¨¦s

Desde el aire, el hotel Ventozelo es un calco del Tableau n?1 de Mondrian. O un collage verdeamarillento inspirado a partes iguales entre la angulosidad de Rodchenko y el op art serigr¨¢fico de Vasarely. Por tierra hay que evitar perderse por las calles de Ervosera y seguir m¨¢s all¨¢ por la carretera que serpentea entre las laderas del Duero portugu¨¦s hasta la localidad de Pinh?o. Desde la piscina de horizonte sin l¨ªmites de esta quinta se otea en toda su magnificencia el r¨ªo, padre sinuoso y viperino por sus destellos luminiscentes, y el tableau de vi?edos en terrazas que lo flanquean por ambas orillas. Cuatrocientas hect¨¢reas para disfrute del viajero y su sexto sentido, el que le confirma, una vez m¨¢s, que la naturaleza imita al arte.?

Junto al Duero existe una casa de alquiler completo con solo dos habitaciones. Algo m¨¢s arriba est¨¢ la Casa Grande, seis habitaciones de lujo con piscina propia y unas vistas igualmente prodigiosas del r¨ªo y sus vi?edos. Una red de senderos pide ponerse al volante de un cochecito de golf o desvirgarla por unas horas a pinrel.?

La casa madre se encuentra en la zona alta, obra del siglo XVI adquirida no hace mucho por el mayor exportador de vino de Oporto del mundo con el prop¨®sito de aunar la producci¨®n de vino y el enoturismo. Bien es cierto que aqu¨ª no se elabora el vino, solo la viticultura, salvo una peque?a bodega para la elaboraci¨®n de ginebra. El arquitecto Carlos Santelmo ha sabido, con su maestr¨ªa, respetar la mamposter¨ªa existente y proveer a los muros de un deslumbrante encalado, junto al perfilado de puertas y ventanas en vivos colores que evocan la historia de la hacienda vinatera. Amante de la simplicidad extrema, la interiorista Cristina Caiano ha completado la restauraci¨®n de las 29 habitaciones con arreglo a su posici¨®n de vig¨ªa del r¨ªo o del tr¨¢fago de maquinaria en tiempo de vendimia. Entre la casa madre y las habitaciones dobles situadas en el bloque de las antiguas oficinas se significan por su forma oronda las dos suites ubicadas en los balones que anta?o almacenaban el vino.?

En un otero diferente, el comedor corrido con terraza recoge la producci¨®n hortofrut¨ªcola de la finca y la sirve en desayunos, almuerzos y cenas, lo que pida el hu¨¦sped. Aqu¨ª el pollo laqueado es de chuparse los dedos y sentir el crujido en la boca.?

A veces, uno piensa si no ser¨ªa mejor que las leyes m¨¢s complicadas aprobadas por los parlamentos se tramitaran en la calma de un lugar como este. Porque despu¨¦s del desayuno nos espera un paseo en barco con p¨ªcnic en el propio embarcadero del hotel. Todo fluye, como las aguas del r¨ªo.