Madeira: aventuras en el coraz¨®n monta?oso de la isla portuguesa
Con un clima primaveral casi todo el a?o y paisajes y miradores sorprendentes, el interior de este territorio esconde una gran red de caminos para senderistas, tanto aficionados como expertos
Quien piense en viajar a Madeira para pasar unos d¨ªas de sol y playa en medio del Atl¨¢ntico que se olvide. Esta isla c¨¢lida en medio del oc¨¦ano Atl¨¢ntico es geol¨®gicamente espectacular y llena de colorido, pero las playas no son su punto m¨¢s fuerte. Lo que s¨ª que tiene es un clima primaveral casi todo el a?o, paisajes volc¨¢nicos sorprendentes, jardines subtropicales de lo m¨¢s interesantes y un interior monta?oso en el que los turistas de paso no suelen adentrarse, pero que esconde una gran red de caminos para senderistas. As¨ª que una vez vistos los encantos costeros y explorada Funchal ¡ªcapital de la isla y del archipi¨¦lago portugu¨¦s de Madeira¡ª, llega el momento de adentrarse por el coraz¨®n de la isla.
Las monta?as de Madeira se alzan desde el nivel del mar hasta m¨¢s de 1.800 metros en solo 12 kil¨®metros: es aqu¨ª donde reina la famosa verticalidad de la isla. Las afiladas cimas de basalto, los valles bajos y las gargan?tas sin fondo son un terreno de aventuras. Tambi¨¦n en el interior se encuentran las mejores rutas por levadas y senderos de larga distancia.
Vistas y amaneceres alucinantes en Pico do Areeiro y Balc?es
Para recorrer el interior monta?oso de Madeira se necesitan un coche y un d¨ªa largo. El primer objetivo, casi obligado, es la cima del Pico do Areeiro, donde ver amaneceres y disfrutar de unas vistas alucinantes desde la tercera monta?a m¨¢s alta de Madeira (1.818 metros). Una vez en la cima nos esperan un caf¨¦ y una estaci¨®n de radar de la Fuerza A¨¦rea portuguesa. Una recomendaci¨®n: conviene llegar para ver salir el sol, aunque probablemente no estaremos solos.
Más información en la nueva guía Madeira de cerca de Lonely Planet y en lonelyplanet.es.
Despu¨¦s podemos retroceder el camino y descender hacia Ribeiro Frio para tomar un caf¨¦ y ver el espect¨¢culo de la granja de truchas. Estamos en Balc?es, un nombre muy oportuno para uno de los miradores m¨¢s espectaculares de Madeira. Se llega a pie tras una subida f¨¢cil y bien indicada de un kil¨®metro y medio desde Ribeiro Frio. Lo que nos espera es una panor¨¢mica de las cimas m¨¢s altas de la isla, la enorme caldera de roca debajo e incluso la isla de Porto Santo cruzando el Atl¨¢ntico. Y para tomar un poco de aire y seguir camino, hay un bar al borde del precipicio, a mitad de camino.
Curral das Freiras, el pueblo que sabe a casta?as
Para recorrer el coraz¨®n de la isla estaremos constantemente entrando y saliendo desde la costa. Hay que volver a Monte, un barrio de villas aristocr¨¢ticas posado sobre Funchal, lleno de zonas verdes con aire ex¨®tico. El telef¨¦rico que sale de la Zona Velha de Funchal lleva hasta aqu¨ª por encima de las nubes bajas que envuelven las laderas monta?osas de la isla.
Una vez en Monte, se puede seguir hacia otro de los puntos curiosos del interior: Curral das Freiras. Tras admirar la asombrosa ubicaci¨®n del pueblo se pude hacer un alto para almorzar una especialidad local a base de casta?as en el Vale das Freiras. La de Curral das Freiras es una de las excursiones m¨¢s populares desde Funchal para pasar el d¨ªa, una combinaci¨®n t¨ªpica de Madeira de paisaje monta?oso alucinante, ruta a pie f¨¢cil, especialidades locales para hacer una pausa y lugare?os acogedores. Al pueblo, situado al fondo de una enorme caldera de roca, se puede llegar en autob¨²s desde el bullicioso paseo mar¨ªtimo de Funchal. Es famoso sobre todo por las casta?as y por un licor de cerezas (la famosa ginja), que se bebe en toda la isla en vasitos hechos de chocolate negro.
Y a media tarde, otra vez habr¨¢ que retroceder hacia la costa, hasta Santo Antonio para continuar a Ribeira Brava y el Valle Central. El punto m¨¢s alto del valle es Encumeada, punto de inicio de varios senderos de larga distancia. Todo est¨¢ muy cerca y a pesar del relieve y los recovecos de los caminos estas escapadas se pueden convertir en excursiones de solo unas horas.
Caminata desde Eira do Serrado
Una forma paisaj¨ªstica de llegar a Curral das Freiras es coger el autob¨²s al mirador de Eira do Serrado, a 1.094 metros sobre el nivel del mar, y bajar andando desde ah¨ª. Las vistas sobre el valle, unos 700 metros por debajo, son alucinantes. La caminata es un sendero muy popular de 4,5 kil¨®metros de recorrido, que apenas lleva dos horas en completarse, todo cuesta abajo con escalones redondeados. Los elevados salientes de roca volc¨¢nica del camino son ideales para hacer un p¨ªcnic, y el aire est¨¢ perfumado por una flora interesante, como eucaliptos y alcanforeros.
No hay mejor manera de terminar la caminata desde Eira do Serrado que comer algo de la zona en uno de los locales que esperan en el pueblo. Las casta?as del lugar se recogen entre octubre y enero, pero est¨¢n disponibles todo el a?o como ingrediente en sopas, pan, galletas, dulces, licores y golosinas. El pueblo acoge incluso la Festa da Castanha a principios de noviembre y exporta sus productos a los n¨²cleos tur¨ªsticos de Funchal.
Mientras se digieren las casta?as, la siguiente pa?rada debe ser la preciosa Igreja de Nossa Senhora do Livramento, interesante por su ubicaci¨®n al borde de un risco junto a la carretera principal. En torno a Curral das Freiras hay asentamientos donde cultivan verduras en banca?les conforme se sube por el valle. Si la caminata desde Eira do Serrado abre el apetito senderista, hay un camino mucho m¨¢s exigente que sube a la ladera de una monta?a y se une con la ruta Encumeada-Boca da Corrida.
Queda por ver otra de las vistas espectaculares de la isla: la de Bica da Cana, que se sit¨²a sobre el Valle Central y sirve de zona de p¨ªcnic, con una panor¨¢mica de las cimas m¨¢s altas de Madeira al otro lado del valle. Es famoso, adem¨¢s, por los molinos de viento, un a?adido pol¨¦mico a este lugar tan visible. Estamos en pleno coraz¨®n de la isla, por donde pasan varias levadas interesantes.
Para senderistas esforzados
La ruta que va del Pico do Areeiro al Pico Ruivo (1.862 metros) es, sin duda, el mejor paseo: una caminata que une la tercera cima m¨¢s alta de Madeira con el techo insular, pasando por la segunda cima m¨¢s alta, el Pico das Torres. Hay que ir preparado: es esencial llevar calzado recio, ropa de abrigo, linterna, agua y comida. El camino puede hacerse de forma independiente, aunque los desprendimientos hacen recomendable ir acompa?ado de un gu¨ªa. Unirse a un grupo organizado resuelve el problema de c¨®mo ir al Pico do Areeiro desde Achada do Teixeira, el lugar m¨¢s cercano al Pico Ruivo accesi?ble en coche. El camino tiene algo m¨¢s de ocho kil¨®metros que se pueden hacer en unas horas.
Areeiro est¨¢ ya concurrido a primeras horas. Hay quien desayuna en el caf¨¦ con las mejores vistas de todos los restaurantes de Madeira, otros ajustan los equipos y algunos hacen fotos. Ya de camino, se pasa por Ninho da Manta, un miradouro con vistas alucinantes a la Penha D¡¯?guia, una roca enorme en la costa que, seg¨²n los lugare?os, se parece a la cabeza de un ¨¢guila y se ha convertido en uno de los s¨ªmbolos geol¨®gicos m¨¢s importantes del archipi¨¦lago.
La otra ruta interesante para los senderistas es la que va de Boca da Corrida a Encumeada. Se trata de un camino espectacular, pero sin grandes subidas y de f¨¢cil acceso en autob¨²s desde Funchal. El camino, llamado Caminho Real da Encumeada (PR12), fue una de las principales rutas a pie y a caballo antes de construirse las carreteras. Bien se?alizada y mantenida, bordea los pies de las cimas m¨¢s altas, subiendo muy por encima del l¨ªmite de los ¨¢rboles. Son 12,5 kil¨®metros, que pueden hacerse tambi¨¦n en cuatro horas.
Boca da Encumeada est¨¢ entre los dos valles profundos que casi dividen Madeira en dos. Desde este punto a 1.083 metros de altitud se ven los litorales norte y sur de la isla. Adem¨¢s, es el inicio de varias rutas y senderos de larga distancia. Un t¨²nel bajo Encumeada permite a los coches eludir el puerto.
Pasear por las levadas del interior
Entre los motivos para ir a Madeira est¨¢ el senderismo por levadas: 2.500 kil¨®metros de canales de riego que permiten seguir senderos suaves por la naturaleza. Un camino de levada es la experiencia por antono?masia en esta isla: se aconseja salir temprano de Funchal, caminar, hacer un p¨ªcnic por el camino y volver a la ciudad para cenar. Hay que probar al menos una ruta, aunque muchos se enganchan de inmediato.
Muchos pa¨ªses han creado sistemas de riego, pero ninguno se parece a las levadas de Madeira. Aparte de ser una proeza de ingenier¨ªa, determinaci¨®n y agudeza, su accesibilidad y los paisajes espectaculares a los que dan acceso las hacen ¨²nicas. Son el alma de la isla y suministran agua a grifos, cultivos y jardines, as¨ª como electricidad a hogares y comercios mediante energ¨ªa hidroel¨¦ctrica. Al carecer de aut¨¦nticos r¨ªos estables, la vida humana en Madeira ser¨ªa casi imposible sin ellas.
?Y c¨®mo una isla tan peque?a lleg¨® a tener una red tan enorme de leva?das? Los primeros colonos se dieron cuenta pronto de que, de alg¨²n modo, hab¨ªa que canalizar el agua de la lluvia y el roc¨ªo que calaban en el interior monta?oso hasta la costa del sur, c¨¢lida y seca. El norte recibe m¨¢s de 2.000 mililitros de precipitaciones anuales, mientras que la f¨¦rtil costa del sur, a veces, no ve una gota durante la mitad del a?o. En el siglo XVI empezaron las obras de creaci¨®n de unos acueductos de cauce r¨¢pido, cuya red se desarro?ll¨® durante los tres siglos siguientes, a menudo, con mano de obra esclava. Fueron muchos los que murieron excavando los canales en paisajes mon?ta?osos incre¨ªblemente escarpados, pero para el siglo XX hab¨ªa ya 1.000 kil¨®metros de levadas que suministraban agua para la agricultura y el consumo humano. Las levadas m¨¢s largas de la isla, como la Levada do Norte y la Levada dos Tornos, se construyeron en los a?os sesenta y son infraestructuras vitales.
Hay pocas rutas de levadas que no puedan hacerse en solitario. Todas las empresas de au?tobuses de Madeira ofrecen sus horarios en l¨ªnea y los caminos est¨¢n dise?adps pensando en turistas y senderistas. Ir en coche supone un problema, ya que los cami?nos de levada son lineales, as¨ª que se necesitar¨¢ un autob¨²s para volver al aparcamiento o gestionar el retorno con un taxi. La otra posibilidad es hacerlo en grupo, pero, a veces, son grupos grandes, atascan los caminos estrechos y espantan la fauna.
Tres ¡®levadas¡¯ espectaculares
La ruta cl¨¢sica que va de Ribeiro Frio a Portela es uno de los caminos de levada m¨¢s accesibles, atravesando algunos paisajes espectaculares, entre las laderas de acantilados y por la densa laurisilva protegida por la Unesco desde 1999. Son 11 kil¨®metros que se hacen en unas cuatro horas, con la compa?¨ªa de los r¨¢pidos de Levada do Furado casi todo el camino. Est¨¢ se?alizada como PR10 y es una de las levadas m¨¢s antiguas construidas por el Estado, pues data de 1822. Se cre¨® para el riesgo de los cultivos de Porto da Cruz.
La levada do Caldeir?o Verde (PR9) es una ruta popular y una de las m¨¢s pintorescas de Madeira. Cubre 6,5 kil¨®metros (m¨¢s 6,5 kil¨®metros de vuelta) por paisajes espectaculares, pasando por tramos de te?rreno imposible, aferr¨¢n?dose a caras verticales de roca y meti¨¦ndose por t¨²neles. Es imprescindible llevar linterna, y quiz¨¢ convenga echar el ba?a?dor para darse un chapu?z¨®n al final. Parte de Santana, a donde se puede llegar desde Funchal en taxi o en autobuses o incluso ir andando: son unos cuatro kil¨®metros, aunque todos cuesta arriba y agotadores si hace calor. Despu¨¦s se atravesar¨¢ el parque forestal de Queimadas, que es un sitio delicioso de donde salen dos rutas populares: una a Caldeir?o Verde y otra al Pico das Pedras. Esta es una de las zonas m¨¢s remotas de Madeira, por lo que hay mucha flora que ver por el camino. Sugis, hayas rojas, enebros, brezales y ar¨¢n?danos son solo algunas de las especies. Tambi¨¦n se atraviesa la laurisilva: restos protegidos por la Unesco del bosque que cubr¨ªa en otros tiempos el sur de Europa. Las aves son la otra estrella en la ruta. Como en otros caminos de levada, los pinzones han aprendido qu¨¦ parte del bolo do caco tiene la mantequilla y comer¨¢n tranquilamen?te de la palma de la mano. Tambi¨¦n se avistar¨¢n palomas de Madeira, reye?zuelos listados, lavanderas cascade?as y gavilanes.
El tercer camino de levada es el de Raba?al-Levada do Risco y levada das 25 Fontes. Raba?al, en el extremo sur de la Pa¨²l da Serra, es el inicio de algu?nas de las rutas m¨¢s populares; de hecho, es una de las pocas levadas en las que se ver¨¢n funchaleses de excursi¨®n. Esta maravilla acuosa de manantiales y cascadas es el lugar donde convergen tres leva?das.
Comida madeirense en el interior de las monta?as
Estos son parajes de excursionistas, donde solo de vez en cuando se encuentran algunos restaurantes modestos. Eso s¨ª, generalmente con vistas espectaculares. Aqu¨ª van cuatro opciones:
- En Curral das Freiras est¨¢ Sabores do Curral, un restaurante tur¨ªstico en el que se agradece su aportaci¨®n a la gastronom¨ªa. Tras admirar algunas de las vistas de precipicios, se puede elegir de una carta sencilla de platos tradi?cionales de Madeira de carne y pesca?do, con una copita de ginja local (licor de cerezas) para empezar.
- En el desv¨ªo hacia Pico do Areeiro, Abrigo do Poiso es un refugio de monta?a f¨¢cilmente accesible en coche desde Funchal. Sirven los platos t¨ªpicos portugueses y madeirenses en un comedor acogedor, aunque algo anticuado. Es ideal para reponerse tras una cami?nata en las monta?as con unos chupi?tos de ponche y un cuenco de sopa de tomate.
- El restaurante Ribeiro Frio es un refugio acogedor para antes o despu¨¦s de una ruta por levadas, genial para tomar una comida completa y cal¨®rica y unos dulces mientras se espera el autob¨²s de vuelta a Funchal. La granja de truchas est¨¢ situada casi enfrente, por lo que este pescado de agua dulce domina la carta. El interior en madera est¨¢ caldeado por estufas de hierro, perfectas tras pasar el d¨ªa en una levada h¨²meda.
- Y una cuarta opci¨®n es Vale das Freiras, un restaurante-caf¨¦ espe?cializado en platos hechos con las famosas casta?as de Curral das Freiras: sopa de casta?as, licores, pasteles, pan o simples casta?as asadas destacan en la carta, aunque hay otros platos t¨ªpicos de Madeira. Sirven una copita de licor de casta?as a sus clientes y hay una tienda para comprar, por supuesto, m¨¢s casta?as.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter de El Viajero y encuentra inspiraci¨®n para tus pr¨®ximos viajes en nuestras cuentas de Facebook, X e Instagram.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.