Equivocarse de rival
La sombra es proteica: se alarga, se acorta, se estrecha, se ensancha, incluso se esconde. Pero cuando se esconde sigue ah¨ª, tomando por nosotros decisiones que atribuimos equivocadamente al yo
La sombra, seg¨²n se aprecia, tambi¨¦n juega, y no siempre a favor de sus ¡°aparentes¡± propietarios. Subrayamos lo de ¡°aparentes¡± para destacar que es la sombra quien nos tiene a nosotros cuando lo normal es creer que somos nosotros quienes la tenemos a ella. La sombra es proteica: se alarga, se acorta, se estrecha, se ensancha, incluso se esconde. Pero cuando se esconde sigue ah¨ª, tomando por nosotros decisiones que atribuimos equivocadamente al yo. La sombra, siendo un ¡°ella¡±, pertenece al ¨¢mbito del ¡°ello¡±. De ah¨ª que sea tambi¨¦n la mensajera de la zona oscura de los seres humanos, la met¨¢fora de aquello que, aunque no nos guste, nos constituye de verdad. Es as¨ª mismo, si la supi¨¦ramos leer, un mapa de los conflictos que surcan las profundidades de la conciencia como los peces abisales atraviesan los fondos marinos.
La sombra podr¨ªa estar dici¨¦ndole a la tenista de la imagen, Naomi Osaka, que no se equivoque de enemigo, pues hay deportistas o escritores o m¨²sicos que juegan contra s¨ª mismos en vez de contra el rival de enfrente. Esta foto ilustraba en el peri¨®dico una noticia seg¨²n la cual Osaka, que gana m¨¢s de 32 millones al a?o, sufre sin embargo frecuentes episodios de depresi¨®n y ansiedad que obstaculizan su carrera. En tales circunstancias conviene acudir a los especialistas y negociar con la sombra igual que negociamos con el dolor, al que Robert Musil llamaba la sombra de la enfermedad. Pero volviendo a la foto: aunque parece que la que se dispone a sacar es Naomi, quiz¨¢ sea la silueta negra del suelo la que decida la velocidad y la direcci¨®n de la bola.
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