Pantelaria, el refugio so?ado de Giorgio Armani
Al principio encontr¨® el lugar inc¨®modo y hostil, pero en alg¨²n momento el dise?ador descubri¨® su encanto. En 1981 se construy¨® una casa por la que han pasado Madonna, Ornella Muti o Claudia Cardinale. Ahora Sting, Naomi Campbell, Isabella Rossellini o Carole Bouquet recalan en esta isla italiana que fue un enclave estrat¨¦gico para las campa?as africanas de Mussolini.
Federico, un lobo de mar con la cabeza rasurada y una cicatriz que recorre la mitad del cr¨¢neo para recordarle el d¨ªa que volvi¨® a nacer, lleg¨® a la isla en 1972 con su familia. Su abuelo vend¨ªa uva pasa de Pantelaria en un peque?o colmado de Monza (Lombard¨ªa), un producto que por su extraordinaria calidad viajaba a magn¨ªficos precios por toda Europa. El hombre regresaba siempre con historias fascinantes sobre aquella isla remota, peque?a y m¨¢s cercana a T¨²nez que a Italia. Sin playas de arena y un car¨¢cter ind¨®mito. Solo mar, viento y tierra de lava. En ese periodo no llegaban apenas turistas ni nadie por motivos que no fueran comerciales o militares. La familia de Federico se compr¨® una casa y comenz¨® una historia de amor con aquel pedazo de tierra. Al cabo de poco tiempo, vieron aparecer a un tipo canoso que cambi¨® para siempre el lugar.
Giorgio Armani se top¨® casi por casualidad con Pantelaria. Al principio la encontr¨® inc¨®moda y hostil. No hab¨ªa playas, el viento soplaba endemoniadamente y el clima cambiaba cada cinco minutos cortocircuitando cualquier plan dise?ado m¨¢s all¨¢ de las siguientes dos horas. El modista no ve¨ªa el momento de largarse, cont¨® hace poco a Il Sole 24 Ore. Y no est¨¢ claro c¨®mo, pero termin¨® rendido a su misterio. En 1981 se compr¨® un terreno en cala Gadir (en el noreste) y comenz¨® las obras de un proyecto fabuloso formado por siete dammusi (casas t¨ªpicas de la isla), con el techo en forma de c¨²pula blanca y muros como elefantes. Llegaron amigos como Madonna, Ornella Muti o Claudia Cardinale. Tambi¨¦n algunas modelos que terminaron convirtiendo la isla en un im¨¢n para otras celebridades como Sting, Naomi Campbell, Isabella Rossellini o G¨¦rard Depardieu y Carole Bouquet. A muchos de ellos les vio Federico de refil¨®n y a otros los sac¨® a pasear en su barca, desde donde ve llegar cada a?o a una bestia flotante que da inicio a la parte fuerte de la temporada. El yate de Armani alerta de que el dise?ador est¨¢ por aterrizar en la Perla Negra. El Main es una mole de color verde y negro de 65 metros de eslora (casi tanto como el ferri que cada d¨ªa trae y se lleva a los turistas de la isla) que queda atracada lateralmente en el peque?o puerto de la ciudad principal. Armani pasa ah¨ª horas, pero cada ma?ana sol¨ªa salir a pasear y se mezclaba con la gente del pueblo, cuenta aqu¨ª todo el mundo. Para Pantelaria se trata de ¡°un benefactor¡± que compr¨® un proyector para salvar la ¨²nica sala de cine y una m¨¢quina de TAC para el viejo hospital. Un tipo normal, cuentan en el mercado. El dise?ador, en cualquier caso, ha puesto el nombre de la isla en el mapa e, incluso, en alguno de sus productos.
Hoy solo quedan 7.665 personas viviendo en ella en invierno y la mayor¨ªa trabajan en la construcci¨®n o reposan despu¨¦s de la temporada tur¨ªstica en alguno de los pueblos que se construyeron ¡ªo m¨¢s bien amontonaron¡ª tras el bombardeo de EE UU en la II Guerra Mundial. Pantelaria, perteneciente a la provincia de Trapani, hab¨ªa sido un enclave estrat¨¦gico para las aventuras africanas de Mussolini, y el dictador mand¨® construir aqu¨ª el aeropuerto militar que luego se transform¨® en comercial. En parte por ello, el Ej¨¦rcito estadounidense lanz¨® desde el aire la llamada Operaci¨®n Corkscrew entre los d¨ªas 9 de mayo y 13 de junio de 1943. La acci¨®n permiti¨® adem¨¢s la conquista de las islas de Lampedusa, Linosa y Lampione, utilizadas luego para el gran desembarco en Sicilia. Los habitantes de la isla recibieron desde el aire miles de pasquines que advert¨ªan un d¨ªa antes del bombardeo para que pudieran refugiarse en el interior. No muri¨® nadie. Pero las ciudades quedaron totalmente destruidas y volvieron a levantarse a?os despu¨¦s sin ning¨²n plan urban¨ªstico.
La belleza no est¨¢ precisamente en los n¨²cleos urbanos de la isla. Pero el lujo es a veces un estado de ¨¢nimo: los sitios donde va la gente que tiene m¨¢s dinero suelen ser lugares donde no ir¨ªa la gente que tiene m¨¢s dinero. A Pantelaria, justo en medio de una de las principales rutas de la inmigraci¨®n, le sucede eso. Tambi¨¦n muchas cosas m¨¢s que la convierten en una isla extra?a y fascinante alejada de la pompa empalagosa de lugares como Porto Cervo (Cerde?a) o Capri: est¨¢ lejos, hay que navegar seis horas. La isla y su per¨ªmetro de 50 kil¨®metros no son el lugar ideal para visitar con ni?os y se encuentra sobre una placa con 19 bocas volc¨¢nicas que ti?eron de negro su paisaje rocoso. Si uno la explora, encontrar¨¢ aguas termales y una laguna impresionante (el lago de Venere) para rebozarse en el barro.
El sofisticado lodazal ¡ªse supone que soportar el olor a cloaca durante dos horas con el barro por todo el cuerpo causa formidables efectos¡ª fue uno de los escenarios de la pel¨ªcula Cegados por el sol (A Bigger Splash) que Luca Guadagnino rod¨® en la isla en 2015. Un remake de La piscina, de Jacques Deray, con Alain Delon y Romy Schneider, llamada as¨ª por el famoso cuadro de Hockney (A Bigger Splash, 1967). La pel¨ªcula ¡ªconvertida en un desfile de Tilda Swinton con dise?os de Raf Simons para Dior¡ª recorre el interior de la isla, atraviesa el fascinante paisaje de vi?as en la llanura de Ghirlanda, olivos enanos ¡ªel viento obliga a cultivar bajo¡ª y plantaciones de alcaparras. Una tierra ins¨®litamente exuberante que recuerda que los habitantes de Pantelaria se dedicaron siempre a la agricultura. Federico es una excepci¨®n. Despu¨¦s del accidente de moto en el que se dej¨® un pedazo de cr¨¢neo y todo lo que hab¨ªa aprendido hasta la fecha, tuvo que vender el barco y empezar a salir con el de otros. Tambi¨¦n, incluso, paseando a algunos periodistas despistados con encargos de verano.
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