El comisario de Gij¨®n que escribe cr¨ªmenes
El jefe de la Polic¨ªa Local de la ciudad asturiana Alejandro M. Gallo compagina su trabajo con el de escritor de novela negra. Experto en teor¨ªas de la conspiraci¨®n y en la historia de las cuencas mineras, tiene 12 libros publicados.
¡°Este clima te acaba matando¡±, dice Alejandro M. Gallo (Astorga, 1962). Aunque es verano, hace varias semanas que no hay un d¨ªa de sol en Asturias. Gallo camina por las calles en estado de alerta, mira de un lado a otro, se para a observar una discusi¨®n entre dos conductores que no pasa a mayores¡ Es como si no fuese capaz de quitarse el polic¨ªa de encima. Incluso tiene pinta de poli¡ o, qui¨¦n sabe, de corpulento mafioso de los a?os veinte. Gallo sabe mucho de que te maten, ya sea el clima asturiano o un misterioso asesino. El comisario jefe de la Polic¨ªa Local de Gij¨®n tiene m¨²ltiples facetas: es tambi¨¦n escritor de 12 novelas negras, tiene tres carreras (Educaci¨®n, Ciencias Pol¨ªticas y Filosof¨ªa) y un doctorado en la ¨²ltima, que trata sobre las teor¨ªas de la conspiraci¨®n. ¡°La idea de que hay alguien en la sombra que rige los destinos de la humanidad sigue vigente: es una forma burda de interpretar la realidad y hacerla comprensible¡±, dice Gallo.
Ha convertido su tesis (dirigida por el fil¨®sofo Ram¨®n del Castillo) en una obra casi enciclop¨¦dica, titulada Cr¨ªtica de la raz¨®n paranoide (Reino de Cordelia). ¡°Las teor¨ªas de la conspiraci¨®n pueden resultar inofensivas y hasta entretenidas, pero son peligrosas: m¨¢s all¨¢ de las gilipolleces de Miguel Bos¨¦ o Victoria Abril, al final cualquier tarado puede salir a la calle y liarse a tiros¡±, explica. En nombre de conspiranoias se han realizado persecuciones y genocidios, holocaustos, se han puesto bombas y hasta se ha asaltado el Capitolio de EE UU. ¡°Muchas veces se trata de inventar un enemigo inexistente¡±, a?ade. Por su libro desfilan la persecuci¨®n a los jud¨ªos, los contubernios mas¨®nicos, el asesinato de Kennedy, los Illuminati, el Pizzagate y QAnon o las teor¨ªas del 11-M en Madrid. Hasta las explicaciones m¨¢s estrafalarias del incendio de Notre Dame y todo tipo de ¡°basura ciberespacial¡±.
Gallo escribe novela negra mezclada con la novela hist¨®rica. En su producci¨®n abunda la tem¨¢tica al respecto de la historia de las cuencas mineras (la Revoluci¨®n de 1934, las huelgas de los sesenta, la Transici¨®n, los guerrilleros o fugaos¡), en las que recal¨® por primera vez para trabajar en Asturias. ¡°Me sorprendi¨® la solidaridad entre las personas de aquella zona, las inquietudes culturales que ten¨ªan, todo eso que se acaba con el declive de la miner¨ªa¡±, dice. Su padre fue minero en el Bierzo y acab¨® huyendo de Espa?a durante la dictadura. Gallo es hijo de la migraci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica y lleg¨® a trabajar en la mina. La novela negra, opina, es un g¨¦nero que no solo tiene que ver con lo policiaco, sino con los problemas profundos de la sociedad: ¡°La clave es la violencia social¡±.
Algunos polic¨ªas se meten a escribir novela negra porque descubren que lo que se escribe no tiene mucho que ver con la realidad. ¡°Hay escritores que no saben matar bien¡±, dice el comisario. La profesi¨®n, adem¨¢s, ense?a otras cosas. ¡°A ser esc¨¦ptico, a no confiar demasiado en el ser humano¡±, explica. Eso s¨ª, se muestra orgulloso de que Gij¨®n sea la ciudad m¨¢s segura de Espa?a. Seg¨²n ¨¦l, por tres motivos: la acci¨®n coordinada de los tres cuerpos policiales, la cercan¨ªa entre la polic¨ªa y el ciudadano, y la profesionalidad de los polic¨ªas.
En su faceta filos¨®fica, Gallo se mueve en los c¨ªrculos que relacionan la Teor¨ªa Cr¨ªtica de la Escuela de Fr¨¢ncfort (que, de hecho, aplica para estudiar las teor¨ªas de la conspiraci¨®n) con el pensamiento latinoamericano. En Gij¨®n, adem¨¢s, est¨¢ muy vinculado con la Semana Negra, el festival dedicado a ese tipo de novela. ?De d¨®nde saca el tiempo? ¡°Los fines de semana me voy a escribir al pueblo de Llanera¡±, explica. ¡°En Gij¨®n me es imposible, aunque no est¨¦ de servicio, la gente me cuenta sus problemas¡±. No se consigue quitar el polic¨ªa de encima.
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