Marraquech, el patrimonio inmaterial de la humanidad que cautiv¨® a Juan Goytisolo
La ciudad es como un teatro viviente que seduce a los famosos, y a los que no lo son. La vida alrededor de la plaza de Yamaa el Fna une el exotismo que rememora las historias de ¡®Las mil y una noches¡¯ con la realidad de los cuentacuentos callejeros. Un rinc¨®n que cautiv¨® a Juan Goytisolo y se convirti¨® en patrimonio inmaterial de la humanidad gracias al escritor
Caminaba Madonna por la medina de Marraquech el jueves 16 de agosto de 2018 para festejar su 60? cumplea?os acompa?ada por un s¨¦quito de 30 amigos. La gente de la medina ya sab¨ªa que se dirig¨ªa al riad de Hassan Hajjaj, la casa hotel del fot¨®grafo marroqu¨ª de 60 a?os. En la fachada no hay nada que anuncie que eso es un riad, pensi¨®n, hotel, galer¨ªa o lo que quiera llamarse. Pero quienes buscan su casa, suelen encontrarla. Tiene dos pisos, con un patio donde madura una higuera que trepa por ...
Caminaba Madonna por la medina de Marraquech el jueves 16 de agosto de 2018 para festejar su 60? cumplea?os acompa?ada por un s¨¦quito de 30 amigos. La gente de la medina ya sab¨ªa que se dirig¨ªa al riad de Hassan Hajjaj, la casa hotel del fot¨®grafo marroqu¨ª de 60 a?os. En la fachada no hay nada que anuncie que eso es un riad, pensi¨®n, hotel, galer¨ªa o lo que quiera llamarse. Pero quienes buscan su casa, suelen encontrarla. Tiene dos pisos, con un patio donde madura una higuera que trepa por las paredes, entre fotos y objetos creados por Hajjaj.
¡°Muchas galer¨ªas en la medina no se anuncian en la puerta¡±, aclara el artista. ¡°A veces la informaci¨®n llega por internet, de boca en boca¡ Forma parte de los c¨®digos del lugar. Es un caos organizado. Algo casi inconsciente, como ir pegado a la pared por las calles estrechas. Tienes que hacerlo as¨ª para que no te atropelle una moto¡±.
Madonna pos¨® para Hajjaj vestida de bereber sobre una moto que recuerda a las que utilizan las j¨®venes que hacen tatuajes de henna en la plaza de Yamaa el Fna. Hajjaj hab¨ªa rodado una pel¨ªcula sobre esas mujeres, que suelen cubrirse la cara con pa?uelos pirata de Versace o Louis Vuitton. La compa?¨ªa francesa ofreci¨® al fot¨®grafo encargarse de su campa?a en Marruecos a condici¨®n de que usara prendas aut¨¦nticas. Y ¨¦l rechaz¨® la oferta.
Ahora, cuando se le pregunta qu¨¦ buscan Madonna y tantos famosos en Marraquech, responde: ¡°Algo aut¨¦ntico, que para ellos es ex¨®tico. Y lo aut¨¦ntico est¨¢ en su gente. Sobre todo, en la plaza. La medina es el cuerpo de Marraquech, y la plaza, su coraz¨®n. El resto de la ciudad [r¨ªe] es el sombrero¡±.
Hay muchos reclamos tur¨ªsticos en Marraquech: desde los hoteles legendarios como La Mamunia, donde se hosped¨® Churchill, al Royal Mansour, que pertenece a Mohamed VI. Y por supuesto, la torre de la mezquita Kutub¨ªa, que sirvi¨® como modelo para construir la Giralda. Pero el reclamo m¨¢s sutil, fuerte y delicado a la vez, quiz¨¢ sea la propia gente de la plaza, incluidos los turistas. Tambi¨¦n las bailarinas con la cara cubierta, que en realidad son hombres; los encantadores de serpientes, aunque no falta un a?o sin que muera alguno por una mordedura; los cuentacuentos, los polic¨ªas, los confidentes de polic¨ªa, los vendedores de zumos y los de comida. Todo lo que ya supo ver en su d¨ªa un hombre que sol¨ªa sentarse cada tarde en el mismo caf¨¦ y al que todos llamaban Juan.
Zakar¨ªa Buaja, gu¨ªa tur¨ªstico que naci¨® hace 45 a?os en la medina de Marraquech, cuenta que, hace apenas 30, decir que uno era hijo de la plaza era como llamarse a s¨ª mismo hijo de puta. ¡°La plaza no era un lugar tan seguro como ahora. No hab¨ªa tantos agentes. Y quer¨ªan construir un parking y un centro comercial. Pero Juan Goytisolo escribi¨® papelitos que reparti¨® por las tiendas con una frase: ¡®Yo soy hijo de la plaza. Y lo digo con mucho orgullo¡¯. Aquello nos transform¨®. Nos ha influido a generaciones enteras¡±. Gracias a la campa?a de Goytisolo, la plaza fue declarada patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco en 2008. ¡°Todo el que llega a Marraquech, sea famoso o no, termina pasando por la plaza¡±, dice Buaja. ¡°Y en cuanto pone el pie, nosotros nos enteramos¡±. Por ¡°nosotros¡± enti¨¦ndase la gente de la medina.
El empresario Yunes Bennani, de 37 a?os, due?o de la pizzer¨ªa Portofino, pegada a la plaza, tambi¨¦n est¨¢ acostumbrado al trato con famosos. Su local est¨¢ lleno de camisetas firmadas por jugadores del Real Madrid. A Ronaldo lo ha invitado cuatro veces a Marraquech para promocionar la ciudad. Aunque su principal amigo en el Madrid es Dani Carvajal.
Si Bennani necesita que alg¨²n famoso visite la plaza sin ser molestado, recurre a la gente de la Secretar¨ªa de Turismo para que avisen al personal de la plaza y no se formen grupos. ¡°A los famosos tambi¨¦n les gusta irse a las jaimas y hoteles de lujo que est¨¢n en el desierto de Agafay, a menos de 40 kil¨®metros de Marraquech. Ah¨ª tienen piscina en medio del desierto, tienen camellos¡ Todo con mucha discreci¨®n, sin paparazis¡±.
Cerca de la plaza, dentro de la medina, est¨¢ el palacio Bah¨ªa. Aunque fue construido en el siglo XIX por el visir Abu Bou Ahmed, evoca las historias de Las mil y una noches, con las estancias de sus cuatro esposas, las habitaciones de sus 24 concubinas y el espacio reservado a la behia (bella), su favorita.
Zakar¨ªa Buaja dice que Marraquech es un teatro callejero viviente, que cambia a cada instante, d¨ªa y a?o. ?l conoci¨® la ¨¦poca en que se pod¨ªa entrar en la torre de la Kutub¨ªa y pernoctar. ¡°Entraban los hippies y por la noche prend¨ªan hogueras en la primera planta. El techo est¨¢ da?ado desde entonces. Ahora, el acceso est¨¢ prohibido¡±. Conoci¨® tambi¨¦n el tiempo en el que en la plaza se vend¨ªan libros, muchos libros. Dice que todo ha cambiado. ¡°Hace solo dos d¨¦cadas, la gente sal¨ªa de aqu¨ª para ir al desierto de Merzouga, que est¨¢ a ocho horas de viaje. Y siempre hab¨ªa quien se perd¨ªa y mor¨ªa de sed porque no encontraba el camino. Hoy eso es imposible. A lo largo de todo el trayecto ves coches, caravanas y autobuses¡±. Ahora le ha tocado conocer el periodo de la pandemia. Durante el confinamiento, algunos cuentacuentos se reconvirtieron en youtubers y hoy se resisten a volver a la plaza. ¡°Creen que se van a hacer todos millonarios¡±, lamenta Buaja entre risas.
Para desenvolverse con cierto estilo en el teatro de la ciudad conviene tener presente una lecci¨®n que Zakar¨ªa aprendi¨® de Goytisolo. ¡°Un mes antes de morir [en 2017, a los 86 a?os] preguntaron al escritor c¨®mo hab¨ªa logrado adaptarse a Marraquech [donde resid¨ªa desde 1996]. Dijo que aprendi¨® dariya, el ¨¢rabe de la calle, e intent¨® ser como los dem¨¢s. Despu¨¦s se dio cuenta de que ese af¨¢n por parecerse a nosotros era un error. Que la gente de aqu¨ª lo quer¨ªa tal como ¨¦l era. Y que solo se necesita ser uno mismo¡±.