Diferentes formas de recordar a los ca¨ªdos
En la regi¨®n de los Dolomitas, entre Italia y Austria, la Gran Guerra fue especialmente dura. Inscripciones, estelas y cruces guardan esa memoria.
Hace unos a?os, mientras veraneaba en los Dolomitas, tuve la ocasi¨®n de ver El desierto de los t¨¢rtaros, una adaptaci¨®n dram¨¢tica de la novela hom¨®nima de Dino Buzzati. Para ver la obra, los espectadores tuvimos que adentrarnos en uno de los muchos b¨²nkeres de la I Guerra Mundial que abundan en la regi¨®n fronteriza de Trentino-Alto Adigio. Y no solo esto, sino que el desarrollo de la obra nos oblig¨® a trasladarnos varias veces por los largos y desangelados pasillos para entrar en distintas habitaciones de cemento, a¨²n m¨¢s inh¨®spitas que los pasillos si cabe. Muertos de fr¨ªo en pleno verano, no ¨¦ramos solo espectadores, sino que experiment¨¢bamos en la propia piel esa obra que es mucho m¨¢s que una denuncia de lo militar: habla de la necesidad que tiene el hombre de dar sentido a su vida y del anhelo de los soldados de cubrirse de gloria. El b¨²nker nos record¨® las condiciones en las que esos soldados malviv¨ªan. El recuerdo de esa experiencia no solo teatral me ha acompa?ado siempre.
La Gran Guerra fue especialmente dura en la regi¨®n de los Dolomitas, frontera natural entre Austria e Italia. Por eso en todos los pueblos hoy italianos se encuentran monumentos que honran a sus ca¨ªdos: a j¨®venes campesinos que cuidaban sus campos y su ganado sin que les preocupara la pol¨ªtica cuando los llamaron a filas. Muchas veces las largas listas de nombres de los soldados est¨¢n divididas en apartados: decenas de ellos cayeron en la primera guerra, otros en la segunda y un tercer apartado registra a quienes tuvieron que desplazarse al frente ruso acompa?ando a las tropas nazis en su invasi¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Algunos de los monumentos llevan la absurda inscripci¨®n ¡°Ca¨ªdos por la patria¡±, o incluso ¡°Ca¨ªdos por el honor (o la gloria)¡± de esta. Seg¨²n las inscripciones en los monumentos, a algunos soldados se les otorg¨® una medalla de oro p¨®stuma. Dudoso consuelo para sus padres y familiares.
En Vicenza, en la misma ¨¢rea geogr¨¢fica, pero ya fuera de las monta?as, encontr¨¦ una placa que conmemora a un piloto condecorado como h¨¦roe ¡°sobre el cielo de Espa?a¡±, miembro pues de la aviaci¨®n fascista que ayud¨® al ej¨¦rcito franquista en la Guerra Civil. Otra est¨¢ fijada sobre el renacentista Teatro Ol¨ªmpico del arquitecto Palladio: en memoria de los jud¨ªos a los que en enero de 1944 all¨ª reunieron los nazis para, luego, llevarlos en el tren de la muerte a Auschwitz. La placa es nueva, reluciente, de 2020. La otra lleva all¨ª muchos m¨¢s a?os.
Este verano pasado descubr¨ª, tambi¨¦n en los Dolomitas, cerca de una de las cumbres de la municipalidad de Lamon, un sendero que sube abruptamente y que se llama Josef Kiss, como si fuera el nombre de una calle. En su inicio, un cartel recuerda que Kiss fue un aviador del ej¨¦rcito austroh¨²ngaro que perdi¨® la vida en el combate a¨¦reo en esta monta?a. Sub¨ª por el sendero entre abetos, flores y arbustos de frambuesas para llegar a una cruz: fue all¨ª, en 1918, pocos meses antes de que acabara la guerra, donde el piloto h¨²ngaro se estrell¨® contra la monta?a abatido por dos aviones italianos. De manera que, en este caso, Italia recuerda a trav¨¦s del sendero a un piloto del ej¨¦rcito enemigo, como memoria de la absurdidad de cualquier guerra. Kiss era un joven con talento para la aviaci¨®n. Puesto que nadie le puede devolver la vida, dedicarle un sendero en el bosque es una buena manera de recordarlo, a ¨¦l y a tantos j¨®venes de su generaci¨®n sacrificados en nombre de la patria, y mantener la memoria de algo que jam¨¢s deber¨ªa volver a suceder
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