El traje rejuvenece con perspectiva social y de g¨¦nero
Expresi¨®n de la identidad y el poder por excelencia, la sastrer¨ªa conecta al fin su narraci¨®n con los valores actuales de la moda. Un discurso contempor¨¢neo y con perspectiva social, especialmente de g¨¦nero. Formalidad y creatividad son las coordenadas del canon actual.
A principios de marzo de 2020, apenas unas semanas antes de que Occidente cerrara por covid, Ermenegildo Zegna adelantaba el sue?o h¨²medo del hombre que no renuncia a vestirse ni cuando se trata de andar por casa: el traje para estar tirado en el sof¨¢. A las chaquetas se las hab¨ªa despojado de solapas para acentuar la sorprendente ligereza del cl¨¢sico tweed Donegal y los pantalones de c¨®modo corte carrot, un tipo de ajuste reservado por regla general al vaquero ¡ªancho en la cintura y los muslos, estrecho a partir de las rodillas sin llegar a ser pitillo¡ª, establec¨ªan una relaci¨®n anat¨®mica sin precedentes, libre de las tiranteces de rigor. Un conjunto a leer como respuesta a cierto cambio de paradigma cultural. ¡°La sastrer¨ªa no puede seguir al margen de lo que ocurre en la moda¡±, proclamaba al presentar la propuesta Jerry Lorenzo, fundador e ide¨®logo de la marca estadounidense de streetwear Fear of God, aliada para la ocasi¨®n con la eminentemente sartorial ense?a italiana. Su director creativo, Alessandro Sartori, asent¨ªa convencido. Hacer sentir el traje como un ch¨¢ndal, he ah¨ª la cuesti¨®n. ¡°Hoy coexisten un consumidor joven que ha madurado en gustos y un caballero de edad que busca el desenfado en la elegancia¡±, continuaba Lorenzo. ¡°En ese espacio compartido es donde hay que intervenir¡±, remataba Sartori.
Establecer un canon est¨¦tico que refiera por igual formalidad y creatividad sin concesiones/restricciones es el empe?o actual de los sastres que han definido con f¨¦rreas hechuras el vestir masculino durante d¨¦cadas. M¨¢s de medio siglo de intimidante burocracia indumentaria expresada precisamente por la idea de que lo formal siempre quita lo valiente. La crisis financiera de 2008 termin¨® al fin por evidenciar la desconexi¨®n de tal modelo est¨¦tico con la realidad sociocultural y, desde entonces, la b¨²squeda de una renovada elegancia y un cambio en la significaci¨®n del uniforme por antonomasia del hombre ha marcado el camino a seguir. Incluso entre las etiquetas de tradici¨®n m¨¢s conservadora, espoleadas por los insospechados adalides de la nueva normalidad sartorial, esos que ayer hac¨ªan pasar sudaderas con capucha por art¨ªculos de lujo y ahora cortan trajes a medida de la muchachada zeta. ¡°Antes ¨¦ramos unos advenedizos que estaban fuera y se limitaban a expresar su opini¨®n. Ahora estamos dentro y no solo opinamos, tambi¨¦n dise?amos¡±, se jactaba Virgil Abloh hace un a?o cuando el debut de LV?, la colecci¨®n c¨¢psula con la que el director art¨ªstico de la l¨ªnea masculina de Louis Vuitton y la leyenda del estilo callejero japon¨¦s Nigo juegan a los sastres de Savile Road (la calle londinense sin¨®nimo del traje cl¨¢sico), momento dandismo mod sesentero. La muerte del streetwear que el propio Abloh predijera en 2019 era esto. Profec¨ªa autocumplida.
Que los prohombres de la informalidad sean quienes hayan dado alas a la reformulaci¨®n de las pol¨ªticas del traje tiene en realidad todo el sentido. Y no solo porque con ello se cubran las espaldas ante los vaivenes comerciales: el cansancio del mercado por sobresaturaci¨®n de camisetas con motivos gr¨¢ficos, pantalones de cintura el¨¢stica y zapatillas deportivas es una vieja cantinela de los analistas. En una sociedad en la que la elecci¨®n de la vestimenta se entiende m¨¢s que nunca como acto de individualismo, la forma m¨¢s elevada de la moda varonil, la que manifiesta como ninguna otra la fisicidad del hombre, no puede ¡ªno debe¡ª permanecer ajena a la revisi¨®n de la masculinidad propiciada por las nuevas generaciones, que entienden el cuerpo como espacio mutable, proclive a la contradicci¨®n, la ambig¨¹edad y el desconcierto. ¡°Me encanta la libertad del macho Off-White actual¡±, conced¨ªa de nuevo Virgil Abloh, esta vez desde su influyente tribuna en la firma de lujo urbano que fund¨® en 2013. El dise?ador afroamericano abrazaba de repente la fluidez la pasada primavera-verano, con una colecci¨®n mixta en la que reinaba la sastrer¨ªa. ¡°Me gusta la disonancia entre c¨®mo se percibe Off-White en la calle y esta propuesta. Es mi respuesta a c¨®mo ha de verse la moda en 2021¡å, puntualizaba. El gesto es tard¨ªo ¡ªotros llevan mucho tiempo explorando las nuevas representaciones de g¨¦nero a trav¨¦s del dos piezas (Haider Ackermann, Thom Browne, Alessandro Michele en Gucci)¡ª, pero resulta especialmente relevante al venir de ¨¦l: un creador popular¨ªsimo entre los j¨®venes de vestir heteronormativo. Tama?o giro en su narraci¨®n de marca podr¨ªa tildarse de oportunismo, pero con la fragilidad masculina en el ojo del hurac¨¢n no parece de recibo despreciarlo, que tiene m¨¦rito cuestionar el m¨¢ximo s¨ªmbolo de la identidad masculina en t¨¦rminos de indumentaria, sobre todo si se ataca desde dentro.
Hacer pol¨ªtica de la masculinidad vistiendo traje tradicionalmente ha sido la prerrogativa del hombre. Es la expresi¨®n f¨ªsico-est¨¦tica de su posici¨®n dominante, tanto que a la mujer no le ha quedado otra que apropi¨¢rselo en su lucha por ser considerada una igual, especialmente en entornos laborales. Lo que han hecho con ¨¦l los dise?adores a lo largo del ¨²ltimo medio siglo no ha sido sino ahondar en la psicolog¨ªa varonil seg¨²n el momento, ya fuera Giorgio Armani desbroz¨¢ndolo de hombreras y entretela para convertirlo en segunda piel a principios de los a?os ochenta (la er¨®tica del poder en los albores del culto al cuerpo y a golpe del neoliberalismo salvaje), Tom Ford devolvi¨¦ndole la estructura (los hombros armados, la cintura ce?ida) con plus de sofisticaci¨®n carnal a finales de los noventa (la vanidad en tiempos metrosexuales), o Raf Simons y Hedi Slimane en su refundaci¨®n de Dior Homme concedi¨¦ndole la gracia de la juventud con proporciones escurridas al empezar los dos mil (existencialismo de corte adolescente para afrontar el colapso de valores tras el 11-S). En cualquiera de los casos, jam¨¢s hubo duda de la certeza que representaban: la forma puede cambiar, que para eso se trata de moda, pero el fondo permanece, esa vieja idea de lo que es apropiadamente masculino por convenci¨®n. Hasta que el discurso interseccional, con perspectiva de g¨¦nero, raza y clase, comenz¨® a calar en la industria del vestir por inevitable petici¨®n popular. ¡°Siempre luchar¨¢s por la fluidez, porque est¨¢s absolutamente convencido de que todo el mundo ha de tener la posibilidad de expresar su yo verdadero¡±, escrib¨ªa en febrero Harris Reed en una carta dirigida a su yo de 9 a?os. El dise?ador angloamericano tiene ahora 24 y concita todas las miradas desde que vistiera al cantante e ¨ªdolo de masas Harry Styles con uno de los trajes sastre de su colecci¨®n de graduaci¨®n en la escuela Central Saint Martins de Londres, el que lleva la voluminosa crinolina incorporada, en noviembre del a?o pasado. ¡°Creo que combinar la sastrer¨ªa con elementos femeninos ayuda a que la gente abra los ojos y entienda que no somos solo una cosa, que no se nos puede encasillar en una ¨²nica etiqueta¡±, explica. Un sentimiento generacional que comparten los brit¨¢nicos Matty Bovan y Charles Jeffrey, el franc¨¦s Nicolas Gabard (Husbands), los estadounidenses de origen latino Sara Lopez (A¡ªCompany) y Willy Chavarria, el sudafricano Thebe Magugu o los espa?oles Carlota Barrera y Jaime ?lvarez, art¨ªfice de Mans. El traje como estado mental.
La de g¨¦nero es, seguramente, la nueva forma de expresi¨®n pol¨ªtica ganada por el traje con mayor predicamento, tanto que hasta la recogen algunas de las magnas sastrer¨ªas italianas, en absoluto ajenas al fen¨®meno Gucci de Alessandro Michele. La turinesa Carlo Pignatelli, que a partir de noviembre despachar¨¢ sus creaciones en Pronovias, hace alarde de androginia orientalista, mientras Ermenegildo Zegna fotograf¨ªa los trajes de su colaboraci¨®n con Fear of God tambi¨¦n en modelos femeninas, refiriendo el car¨¢cter no binario de la c¨¢psula. ¡°Ponte lo que te d¨¦ la real gana, s¨¦ tal como eres¡±, defiende Harris. Pero tambi¨¦n advierte: ¡°No dejes que la fluidez sea otra etiqueta limitadora m¨¢s¡±.
Estilista: Juan Cebri¨¢n. Asistente de fotograf¨ªa: ?lvaro G¨®mez. Asistente de estilismo: Paula Alcalde. Maquillaje y peluquer¨ªa: Carmen de Juan. Modelo: Mark Vanderloo (Sight Management). Producci¨®n: Maia Hoetink.
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